En el hospital regional de Mazar i Sharif, en la provincia de Balkh, Afganistán, nuestros equipos tratan a una media de 3.000 niños y niñas en estado crítico al mes en las salas de urgencias pediátricas, e ingresan a una media de 546 recién nacidos cada treinta días en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN).
En agosto de 2023, pusimos en marcha servicios médicos en la región, en colaboración con el Ministerio de Salud Pública, con el objetivo de reducir las tasas de mortalidad pediátrica y neonatal en las provincias del norte.
Con este fin, la organización tiene una UCIN especializada y una sala de urgencias para niños y niñas de hasta 15 años, con el apoyo de un sistema de triaje para garantizar que los pacientes más críticos sean ingresados y reciban la atención que necesitan.
Nuestra labor en el hospital es buscar cubrir lagunas críticas en la atención pediátrica y neonatal, así como atender las necesidades críticas de los lactantes, niños y niñas vulnerables ante una demanda abrumadora, unos sistemas sanitarios deficientes y una escasez de recursos.
Afganistán: el sistema pediátrico y neonatal está desbordado
Las necesidades son excepcionalmente altas: la tasa media de ocupación de camas ha sido superior al 140%, sistemáticamente, desde que iniciamos actividades en la UCIN. Actualmente ésta acoge a 60 lactantes, más del doble de su capacidad de 27 camas.
Dada la crítica situación, hemos tenido que poner en marcha recursos adicionales para garantizar que el personal pueda seguir prestando atención y cuidados personalizados a cada bebé y reducir el riesgo de agotamiento a pesar de las necesidades de capacidad y el espacio limitado.
“Nuestro objetivo es garantizar que cada niño y niña que acude al hospital reciba la atención y el apoyo personalizados que necesita, así como reducir el número de muertes infantiles por afecciones tratables», afirma Heidi Hochstenbach, responsable de nuestros programas en Mazar i Sharif.
«Las altas tasas de ocupación de camas en los servicios que apoyamos reflejan la enorme necesidad de estos servicios y las profundas lagunas en la prestación de asistencia sanitaria en la provincia.»
El sistema sanitario afgano se enfrenta, desde hace tiempo, a problemas como la escasez de personal, la falta de financiación y la capacidad de respuesta inadecuada a las necesidades de la población.
Además, el sistema sanitario se ha visto sometido a una presión adicional debido a la retirada de la ayuda de varios donantes cuando los talibanes asumieron el poder, en agosto de 2021.
Esto ha provocado el deterioro de la infraestructura sanitaria, la escasez de personal sanitario y la inadecuación de la infraestructura, lo cual, a su vez, ha dejado a muchas personas sin acceso a la atención sanitaria y ha aumentado el riesgo de malas condiciones de salud y la mortalidad en la población.
La salud infantil debe ser una prioridad
«No sé exactamente cuánto está sufriendo, pero estoy aquí con ella, esperando que mejore pronto«, dice Farida, madre de Hadia, una bebé de 9 meses. Durante dos días, Hadia no ha querido comer nada.
En su desesperación por intentar que su bebé mejorara, Farida ha llevado a Hadia a todos los sitios que le sugerían. Hoy está sentada en la sala de urgencias pediátricas del Hospital de Derivaciones de Mazar i Sharif, donde brindamos nuestro apoyo médico. El diagnóstico de la pequeña Hadia es desnutrición grave. Farida tiene esperanzas de que su niña mejore.
Un piso por encima de la sala de urgencias, Shekiba* sostiene a su bebé, Atoosa*, en la sala de prematuridad, donde han estado los dos últimos días tras recibir el alta de la UCIN.
Atoosa llevaba cuatro semanas en la incubadora de la UCIN, pues había nacido de 28 semanas –tres meses antes de lo previsto– y pesaba tan solo 1,2 kg.
“Fue difícil para mí ver a mi niña en una incubadora, con vías por la nariz y cables conectados a muchas partes de su cuerpo. Odiaba los pitidos constantes de los equipos que me recordaban que mi bebé estaba muy enferma”, dice Shekiba.
“La veía tan frágil. La angustia de no saber si mi niña mejoraría era como si algo me estuviera consumiendo por dentro”, añade. “Recuerdo el día en que los médicos me dijeron que la trasladarían de cuidados intensivos a la sala de prematuridad porque estaba estable. ¡No me lo podía creer! Llamé a mi marido inmediatamente y le dije que preparara todo ¡porque se acercaba la hora de volver a casa!».
Las experiencias de estas madres, Farida y Shekiba, ponen de manifiesto las necesidades y lagunas críticas en el acceso a la atención sanitaria que intentamos cubrir con atención especializada y apoyo en el Hospital Regional de Mazar i Sharif.
«Sueño con los momentos futuros que tendré con mi pequeña: peinarla, hacerle trenzas bonitas, jugar con ella y llevarla al colegio», dice Shekiba.