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Datos 2019
MSF debe seguir haciendo frente al reto que suponen los casos sin reportar. Desde 2017, hemos visto un aumento en el número de quejas formales y avisos que se reportan, lo cual es una señal alentadora de que los mecanismos de notificación de MSF se están utilizando más ampliamente. Si bien el número total de quejas se ha reducido ligeramente (en un 10%) entre 2018 y 2019, creemos que esto se debe principalmente a la gran cantidad de casos históricos que se reportaron en 2018, probablemente como resultado del aumento del flujo de información y sensibilización sobre este asunto, tanto interna como externamente.
Necesitamos continuar trabajando para mejorar los mecanismos de reporte, especialmente entre los grupos que tienden a estar subrepresentados en las quejas formales y avisos, como el personal de MSF procedente de las comunidades donde trabajamos, nuestros pacientes y las personas que los acompañan y los cuidan (por ejemplo sus familiares). Las cifras de 2019 han mostrado un aumento en la cantidad de quejas recibidas de estas personas, lo cual es alentador, aunque reconocemos que aún queda un largo camino por recorrer.
En 2019, MSF tenía contratadas a aproximadamente 65.000 personas, más del 90% en el terreno. Tuvimos un total de 318 quejas formales y avisos, lo que rebaja la cifra respecto a los 356 de 2018. Esta cifra atañe a casos únicamente en el terreno y no a las oficinas centrales de la organización.
Tras los procesos de investigación, se confirmaron 156 casos de comportamiento inapropiado (frente a los 134 de 2018), que incluyen 106 casos de abuso (frente a los 78 de 2018). Calificamos como abuso diferentes tipologías, como abuso sexual, acoso y explotación, abuso de poder, acoso psicológico, discriminación y violencia física. Un total de 55 personas fueron despedidas por estos motivos en 2019 (fueron 52 en 2018).
De los 106 casos calificados como abuso en 2019, 63 fueron confirmados como casos de acoso, abuso o explotación sexual, frente a los 59 de 2018. En 2019, 40 trabajadores fueron despedidos como resultado de esos casos (36 en 2018).
También hubo 50 casos confirmados de conducta inapropiada, en comparación con 56 en 2018. El comportamiento inadecuado incluye mala gestión del personal, relaciones inapropiadas, comportamiento inapropiado según los estándares de las sociedades donde trabajamos o que afecten a la cohesión del equipo, y el abuso de alcohol o el consumo de drogas.
Si bien el número total de quejas formales y avisos se redujo en un 10% en comparación con 2018, es alentador ver un aumento en el número de reportes presentados por grupos que han estado particularmente subrepresentados. El número de quejas formales y avisos presentados por el personal procedente de las comunidades donde trabajamos aumentó de 128 en 2018 a 144 en 2019. Este es un paso en la dirección correcta, aunque el personal nacional sigue estando subrepresentado, y realizó solo el 45% de todas las quejas formales y avisos a pesar de representar más del 90% de la fuerza laboral de MSF en el terreno. El número de quejas formales y avisos presentados por los pacientes de MSF y las personas que los cuidan también ha aumentado, aunque debe tenerse en cuenta que se partía de una cifra muy baja: de 13 en 2018 a 20 en 2019 (un aumento del 46%).
El subregistro de los pacientes y las personas que los cuidan claramente continua siendo un área en la que debemos seguir trabajando y garantizar que los mecanismos de reporte sean conocidos por las comunidades donde trabajamos y accesibles a estas. Durante 2019, se tomaron una serie de medidas para abordar este asunto, entre ellas el desarrollo de módulos y talleres de capacitación para nuestro personal, con el fin de conocer la opinión de nuestros pacientes y las personas que los cuidan.
Las razones por las cuales muchos abusos nunca llegan a ser reportados son probablemente similares a las que existen de manera general en la sociedad. Estas razones incluyen el temor a no ser creído, el miedo a sufrir estigma y también la posibilidad de ser objeto de represalias. Todas estas razones se acentúan en muchos de los escenarios de crisis en los que trabaja MSF, como por ejemplo en las áreas de conflicto armado, donde a menudo hay una ausencia general de mecanismos de protección para las víctimas y un alto grado de violencia generalizada y de impunidad. En estos lugares, además, las poblaciones pueden ser enormemente dependientes de la ayuda externa. El tamaño, la rotación y la diversidad de nuestro personal requieren un esfuerzo continuo para informar y concienciar sobre las políticas de MSF en materia de acoso y abuso, así como sobre los mecanismos disponibles para reportarlos.
Alcanzar y mantener un ambiente de trabajo libre de abusos y de acoso es un esfuerzo continuo que todas las personas que trabajamos en MSF tenemos que hacer y de cuyo cumplimiento todos somos responsables, al igual que tenemos la obligación de mantener nuestro compromiso de no dañar a las personas vulnerables a las que cada día nos esforzamos por ayudar.
Continuamos instando a nuestro personal, a los pacientes y a cualquier otra persona en contacto con MSF a reportar cualquier incidente de comportamiento inaceptable del que tengan conocimiento.