En la ruta de América Central hacia Estados Unidos, los flujos migratorios siguen en aumento. Y lo hacen a pesar de tener que hacer frente a políticas migratorias dañinas y restrictivas, caminos peligrosos y violencia generalizada. Las personas migrantes deciden salir de sus países en búsqueda de bienestar y seguridad, pero lo que encuentran en el viaje entre la Selva del Darién en el sur de Panamá, el triángulo norte de Centroamérica y el norte de México es todo lo contrario: una sucesión de riesgos y privaciones que amenazan sus vidas a cada segundo.
Te acercamos 5 datos para entender la situación humanitaria de aquellas personas que se encuentran en tránsito en México con la esperanza de alcanzar una vida digna en el norte del continente.
1. La pandemia de COVID-19 sirvió como excusa a Estados Unidos para imponer el Título 42, una de las normas más regresivas en términos de derechos migratorios:
En los tres últimos años, esta medida justificó la expulsión inmediata hacia peligrosas ciudades de México de cerca de dos millones de solicitantes de asilo con el falso pretexto de la sanidad pública.
En lugar de haberse dado por finalizada, en octubre pasado, la administración del presidente Joe Biden anunció la ampliación del uso de esta perjudicial política de expulsión para incluir a las personas migrantes de Venezuela. Hasta el momento, según estas normas, quienes provengan de este país y crucen la frontera estadounidense a través de sus puertas de entrada serán expulsados a México.
Estas decisiones políticas, mientras fracasan en su propósito de detener los flujos migratorios violando los derechos humanos y limitando el acceso a servicios básicos, tienen un efecto devastador en la salud física y mental de las personas, obligándolas además a quedar más expuestas a redes criminales que operan en toda la región.
Se prevé que el Título 42 finalice luego de que un juez federal ordenara su suspensión hace una semana. Sin embargo, por el momento sigue activo. Mientras tanto, las personas continúan esperando para continuar con su trayecto.
2. Nuestros equipos han estado respondiendo a las necesidades sanitarias y humanitarias a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México:
Estamos brindando asistencia en ciudades como Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo y Piedras Negras, en donde muchas personas migrantes y solicitantes de asilo están varados tras haber sido expulsados de Estados Unidos. Nuestros equipos han comprobado que estas personas viven en condiciones extremadamente difíciles, con dificultades para acceder a la comida, el agua, el saneamiento y la atención médica y psicológica.
Asimismo, hemos movilizado un equipo de emergencia a San Pedro Tapanatepec, en el estado de Oaxaca, en el sureste de México, para brindar atención médica, salud mental y trabajo social para las más de 10.000 personas migrantes de diferentes nacionalidades que han arribado a esta comunidad en las últimas semanas.
En tanto, en la ciudad de México, nuestros equipos brindan asistencia en la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR) y en la Central de Autobuses Norte, donde llegan personas de distintos puntos del país, así como aquellas que fueron inmediatamente expulsadas de Estados Unidos por el Título 42.
3. En Reynosa, la ya grave situación humanitaria de la población migrante ha ido empeorando desde hace varios meses:
Hoy más de 2400 personas viven en las calles en campamentos improvisados donde carecen de acceso digno a las condiciones básicas de subsistencia: agua potable, alimentación suficiente, saneamiento, electricidad, ropa, entre otros. La mayoría de estas personas está a la espera de lograr un espacio en uno de los albergues, pero estos ya se encuentran a tope y el ritmo de rotación es más lento que el de llegada de nuevas personas cada día.
Durante las consultas, nuestros equipos han identificado una alta prevalencia de infecciones respiratorias y de la piel, dolores crónicos y malestares ginecológicos. En términos de salud mental, las principales afectaciones están relacionadas con ansiedad, depresión y reacción aguda al estrés.
4. Las poblaciones que migran hacia Estados Unidos están compuestas por personas con orígenes y trayectorias diversas:
Si bien todas las personas se encuentran en situación de vulnerabilidad, los impactos de la migración son más profundos en los niños y niñas, menores no acompañados, mujeres embarazadas, adultos mayores, personas LGTBIQ, poblaciones indígenas y no hispanohablantes, migrantes extracontinentales y sobrevivientes de violencia sexual.
5. Tan solo entre agosto y septiembre de 2022, más de 65 mil personas venezolanas han cruzado El Darién, la selva que conecta a Panamá con Colombia:
El 80% de las personas que actualmente están haciendo el peligroso cruce de la selva son de origen venezolano y ahora no tienen manera de entrar a Estados Unidos sin ser inmediatamente deportadas a ciudades en México, donde las amenazas a la seguridad e integridad personal son inminentes.