Hoy se cumple un año de la trágica pérdida de tres de nuestros compañeros María Hernández Matas, Tedros Gabremariam Gebremichael y Yohannes Halefom Reda, que fueron asesinados mientras prestaban un apoyo vital a una población devastada por la guerra en Tigray, en Etiopía.
Los echamos enormemente de menos y seguimos llorándoles como amigos y compañeros. Tenemos la certeza de que los tres trabajadores humanitarios fueron asesinados intencionadamente y, sin embargo, nadie ha reivindicado aún la autoría de este atroz ataque contra ellos. Este hecho acentúa nuestra indignación, tristeza y firme decisión de seguir buscando la verdad.
Durante los últimos 12 meses, nos hemos puesto en contacto con varios representantes de la República Democrática Federal de Etopía (RDFE) y del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (FLPT). Hemos compartido con ellos las conclusiones preliminares de nuestra propia revisión interna del incidente y les hemos pedido aclaraciones sobre la presencia y la participación de sus fuerzas armadas en el momento y en el lugar preciso del incidente.
Aunque la RDFE está llevando a cabo una investigación, un año todavía no tenemos una fecha aproximada sobre el momento en que se compartirán los resultados preliminares, o cuándo se estima que la investigación se dé por finalizada. Seguimos pidiendo y esperando la versión oficial de los hechos, con la pretensión de que arroje luz sobre lo que ocurrió aquel día. Nos angustia especialmente que las familias, nuestro personal y nuestros socios y colaboradores no tengan respuestas claras a preguntas clave sobre los asesinatos, como quiénes fueron los responsables y cuál fue su motivación.
El primer aniversario del asesinato de nuestros colegas se enmarca en un momento de crecientes necesidades humanitarias en la región de Tigray y otras zonas de Etiopía. Hoy, más que nunca, hay una necesidad urgente de asistencia médico-humanitaria en el país. Tras casi 20 meses de conflicto y el incremento de la inseguridad alimentaria y la desnutrición, somos muy conscientes de la gravedad de la situación de la población etíope.
Nuestro deseo más auténtico y sincero es trabajar a favor de la población de Etiopía y hacer todo lo que esté en nuestra mano para para salvar vidas, aliviar el sufrimiento humano y proporcionar la tan necesaria atención médica. Sin embargo, no podemos hacerlo sin las garantías de seguridad necesarias que nos permitan operar de forma segura en todo el país. Estas garantías no serán completas hasta que conozcamos lo que les ocurrió a nuestros compañeros y haya un reconocimiento de responsabilidad por parte de los responsables.
María, Yohannes y Tedros fueron asesinados brutal e intencionadamente mientras prestaban asistencia médico-humanitaria vital para la población de Etiopía el 24 de junio de 2021. Alguien les quitó la vida de forma intencionada, sabiendo que eran trabajadores humanitarios. La falta de rendición de cuentas por un ataque tan atroz contra los trabajadores humanitarios sentará un peligroso precedente, tanto en Etiopía como en todo el mundo, donde estos se esfuerzan cada día por proporcionar ayuda y dar apoyo a las personas en situaciones de gran vulnerabilidad.
La negativa de las autoridades a ofrecer un relato respetuoso y honesto de lo sucedido ese día añade un dolor innecesario al inmenso desgarro de los familiares, amigos y colegas de María, Yohannes y Tedros.
Reafirmamos nuestro compromiso de honrar su memoria, hoy y siempre. Nunca los olvidaremos; ni a ellos, ni a su entrega por mejorar la vida de las personas. El paso del tiempo no nos detendrá. Seguiremos siendo implacables en nuestra búsqueda de la verdad sobre lo que les ocurrió.