“Desde que comenzaron los combates a principios de noviembre, sabemos que 50.000 personas huyeron de Tigray, y ahora están en Sudán como refugiados. Pero también sabemos que una gran parte de la población de Tigray todavía se encuentra en zonas donde apenas se ha prestado asistencia humanitaria”, explica Karline Kleijer, responsable de nuestro departamento de Emergencias, tras señalar que, en este momento, “la comida es un problema porque toda la provincia, toda la región, está de alguna manera bloqueada del resto de países. Nos preocupa la población, porque, cuanto más se afecte su acceso a alimentos, más repercutirá en su bienestar”, añade.
Esperamos que en las próximas semanas y meses los actores humanitarios, como MSF, pero también otros actores, tengan acceso adecuado a todas las partes de Tigray, para evaluar cuáles son las necesidades humanitarias.
Varias personas se paran junto a una camioneta de transporte público en Alamata, en Etiopía, el 8 de diciembre de 2020.
Un hombre arregla paquetes de hierba en el suelo de una calle de Alamata, en Etiopía, el 8 de diciembre de 2020.
La gente camina en una calle de Alamata, en Etiopía, el 8 de diciembre.
Un hombre se para frente a su casa destruida en el pueblo de Bisober, en Etiopía, el 9 de diciembre de 2020.
Un niño camina entre libros en la biblioteca de una antigua escuela primaria que resultó dañada durante los enfrentamientos que estallaron en la región de Tigray en Etiopía, en el pueblo de Bisober, el 9 de diciembre de 2020. Las fuerzas de Tigrayan se instalaron en la escuela 7 meses antes del comienzo del conflicto, utilizándolo como base militar.
La gente recolecta agua distribuida por las Fuerzas de Defensa de Etiopía (EDF) en la aldea de Hadaelga, cerca de Chercher, en Etiopía, el 8 de diciembre de 2020.
Un joven pastor se encuentra junto al ganado en la ciudad de Korem, al norte de Alamata, en Etiopía, el 8 de diciembre de 2020.
La vista de la ciudad de Alamata desde la carretera que se dirige al norte hacia Korem, Etiopía, el 8 de diciembre de 2020.