Cuando las farmacéuticas y los laboratorios se apoderan de las patentes y otros monopolios sobre medicamentos, controlan los precios y no permiten que otras empresas los fabriquen de formas más asequibles. Así, muchísimas personas no logran acceder a tratamientos o vacunas que podrían salvarles la vida. A través del monopolio de las patentes, las empresas ganan más dinero a costa del sufrimiento y de la pérdida de vidas de las personas.
A lo largo de los años, desde Médicos Sin Fronteras (MSF) respaldamos y participamos activamente de las luchas que desde la sociedad civil se llevaron (y llevan) contra los altos precios de los medicamentos -apoyados en los monopolios-.
Hoy, en medio de la pandemia de COVID-19, esta realidad cobra total relevancia para todas las personas que habitamos el mundo. Desde MSF instamos a los Gobiernos a que respalden ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) la propuesta planteada por India y Sudáfrica para suspender mientras dure la pandemia las patentes y monopolios sobre nuevos medicamentos y otras tecnologías desarrolladas para superar el coronavirus. Es la única forma para garantizar un acceso justo al tratamiento y a la inmunización contra el COVID-19 para todos, en todos los lugares, estén donde estén.
Estas son las historias de Charles, Tobeka, Din, Nanita y Janey. Cuatro de estas personas han luchado por sus vidas. Una de ellas no lo logró, y la perdió. Otra está bien pero es sólo una bebé entre tantos otros que no tienen acceso a la vacuna que necesitan. Todo porque las farmacéuticas anteponen sus beneficios comerciales a la vida de las personas.
¡No a los monopolios sobre tratamientos, métodos de diagnóstico y prevención!
Charles, Kenia
Charles Sako fue diagnosticado con VIH en 2003.
Pensó que era una sentencia de muerte. Por esos años, el tratamiento estaba fuera del alcance de las personas de los países en desarrollo, sobre todo porque los medicamentos antirretrovirales habían sido patentados por las farmacéuticas, que los vendían a precios muy altos.
Indignado ante la injusticia, surgió un movimiento global para desafiar las patentes sobre los medicamentos que salvan vidas y así abrir el camino para que estuvieran disponibles versiones más asequibles. Charles fue parte de esa lucha y hoy es el orgulloso padre de cinco niñas y esposo de Noel.
El impacto de los monopolios en el acceso al tratamiento antirretroviral: a principio del milenio, las farmacéuticas habían fijado un precio de 10.000 dólares por paciente por año para el tratamiento antirretroviral temprano, un precio muy superior al poder adquisitivo de la mayoría de las personas que viven con VIH en los países en desarrollo.
Hoy, 26 millones de personas están vivas gracias al trabajo realizado por activistas de la salud para contrarrestar el daño causado por las patentes injustas. Se fomentó la producción de medicamentos genéricos en lugares donde las patentes no estaban vigentes o impugnándolas en los tribunales y el precio del tratamiento bajó drásticamente: hoy, se sitúa por debajo de los 70 dólares por persona al año.
Tobeka, Sudáfrica
Tobeka Daki fue diagnosticada de cáncer de mama HER2 en 2013.
Necesitaba un medicamento contra el cáncer fabricado por Roche, el trastuzumab. Pero era demasiado caro y las patentes del medicamento bloqueaban la producción de alternativas asequibles en Sudáfrica, donde ella vivía.
Tobeka puso en marcha una larga y dura campaña contra la farmacéutica para lograr que personas como ella tuvieran acceso a versiones más asequibles del fármaco. Tobeka falleció en 2016 debido al cáncer.
El impacto de los monopolios en el acceso al tratamiento contra el cáncer: como resultado de la protesta pública por la muerte de Tobeka y debido a que muchas otras mujeres no podían pagar el tratamiento que necesitaban, el gobierno de Sudáfrica tomó medidas para que el fármaco estuviera disponible en el sector público.
En 2019, un nuevo fármaco de la competencia llegó al mercado a un precio muy reducido. Además, hay otros en proceso. Esto no habría sucedido sin la incansable campaña de los activistas de la salud para derribar las barreras de las patentes.
Din, Camboya
Din Savorn fue diagnosticado con hepatitis C en 1999.
Cuando se desarrolló un nuevo tratamiento revolucionario pero fuera de su alcance debido al costo, Din tomó la angustiante decisión de no vender su casa para conseguir el dinero para comprar la nueva medicina, no quería dejar a su familia sin hogar. En cambio, esperó y esperó porque el medicamento no estaba disponible en el sector público.
Din finalmente fue tratado por MSF con los nuevos medicamentos, de forma gratuita. Otras personas en Camboya que vivían con hepatitis C tuvieron que esperar mucho más.
El impacto de los monopolios en el acceso a medicinas para tratar la hepatitis C: la corporación estadounidense Gilead lanzó al mercado el nuevo tratamiento para la hepatitis C a un precio de 1.000 dólares -por una sola pastilla- en los EE.UU. Y aunque el precio era más bajo en otros países, seguía siendo demasiado caro para muchas personas que vivieron con el virus hasta que los medicamentos genéricos estuvieron disponibles.
Las barreras generadas por las patentes persisten en muchos países y por ellas los precios siguen siendo un desafío para que las personas accedan a los medicamentos que necesitan, a pesar de que la competencia entre las empresas farmacéuticas ha hecho bajar los precios.
Janey, Estados Unidos
Janey recibió la vacuna contra la neumonía.
Janey está protegida de algunas de las enfermedades respiratorias que matan a los bebés porque ha sido inmunizada con una vacuna contra la neumonía. Pero millones de otros bebés en todo el mundo están desprotegidos porque la vacuna contra la neumonía está patentada y las corporaciones que la fabrican se niegan a bajar el precio.
El impacto de los monopolios en el acceso a las vacunas contra la neumonía: activistas han impugnado una patente de Pfizer sobre esta vacuna en los tribunales, hasta ahora sin éxito. Mientras tanto, muchos gobiernos continúan sin poder proteger a sus niños y niñas contra la neumonía porque no pueden pagar los altos precios que cobra Pfizer. En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que garantizaba la calidad de una tercera vacuna conjugada contra el neumococo (PCV). Se trata de una nueva versión más asequible, pero se necesitan muchas más para marcar la diferencia y salvar más vidas.
Nandita, India
Nandita Venkatesan, tuvo tuberculosis.
Nandita Venkatesan perdió la audición como efecto secundario de un anticuado medicamento para la tuberculosis que se vio obligada a tomar porque el fármaco más nuevo y eficaz, la bedaquilina, era demasiado caro.
La farmacéutica que posee la patente del medicamento, Johnson & Johnson, rechazó bajar el precio. Esta experiencia llevó a Nandita a emprender la lucha en la India y en todo el mundo para garantizar que otras personas que viven con tuberculosis no tengan que afrontar la elección que ella si tuvo que enfrentar: «sorda o muerta».
El impacto de los monopolios en el acceso a los fármacos contra la tuberculosis: Hoy, la bedaquilina está fuera del alcance de 1 de cada 9 personas que viven con tuberculosis y la causa, en gran parte, reside en los altos precios y en las patentes que bloquean la fabricación de alternativas más asequibles. La farmacéutica J&J ostenta la patente de la bedaquilina y la utiliza para bloquear la producción de versiones genéricas más asequibles del medicamento hasta que se agote la patente, es decir, hasta 2027 en India.