A medida que se acerca el invierno en el noroeste de Siria, las ya duras condiciones de vida de más de dos millones de personas desplazadas se vuelven aún más difíciles de afrontar. Las personas que viven en campamentos en toda la región enfrentan la perspectiva de tiendas de campaña con goteras, calles llenas de barro y temperaturas bajo cero.
Para muchos, no será su primer invierno en tales condiciones. En los últimos años, el noroeste de Siria ha sufrido múltiples oleadas de desplazamientos, la última a principios de 2020, cuando los combates en la región provocaron que cerca de un millón de personas huyeran a zonas más seguras.
«La vida es trágica aquí, especialmente en invierno: la carpa no puede protegernos del frío y el agua», dice Chahine Ziadeh, residente del campamento de Fan al Shemali en la gobernación de Idlib.
Chahine huyó de su ciudad natal en 2016 debido a los fuertes bombardeos. Desde entonces, ha vivido en varios campamentos en la región, antes de establecerse en Fan al Shemali hace dos años.
Siempre que llueve, los caminos del campamento se convierten en ríos de lodo, lo que dificulta que la gente abandone sus tiendas, ya sea a pie o en moto, para comprar víveres, ir al trabajo o acudir al médico. Los caminos embarrados e inundados también pueden dificultar que los trabajadores humanitarios lleguen al campamento.
Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) han comenzado a distribuir ‘kits de invierno‘ con ropa de abrigo, lonas, colchones y mantas a unas 14.500 familias que viven en más de 70 campamentos para personas desplazadas en toda la región, con el fin de ayudarles a mejorar sus condiciones de vida de cara al próximo invierno.
“Estamos distribuyendo principalmente estos artículos de socorro para proteger a las familias de las fuertes lluvias, porque muchas tiendas ya tienen láminas gastadas”, dice Abdulrahman, responsable de logística de MSF. «También nos preocupa la llegada del invierno porque, en los últimos dos años, hemos visto muchas inundaciones terribles en los campos».
Además, MSF ha comenzado a rehabilitar 2.275 tiendas de campaña en seis campamentos en el oeste de Idlib. Esto implica instalar el suelo dentro y alrededor de las carpas, mejorar el aislamiento térmico de estas y construir barreras de ladrillos para protegerlas de las inundaciones.
Así, MSF espera que, además de mejorar las condiciones de vida de las personas, dichos refugios rehabilitados también ayuden a prevenir un aumento de enfermedades estacionales. “Aunque esta intervención por sí sola no es puramente médica, es difícil trazar una línea entre lo que es médico y lo que no lo es en una situación de conflicto y desplazamiento prolongado como en Siria”, dice el Dr. Chen Lim, coordinador de actividades médicas de MSF en el noroeste de Siria.
«No podemos hacer la vista gorda ante las condiciones de vida y su impacto en la salud de la población».
Cada invierno, los equipos de la organización en estos campamentos abarrotados ven un aumento de enfermedades respiratorias, problemas relacionados con la inhalación de humo, quemaduras, enfermedades transmitidas por el agua y congelación. Para reforzar las actividades de prevención, MSF ha desplegado equipos de promoción de la salud en los campos para concienciar sobre enfermedades comunes del invierno, evaluar las necesidades de salud de las personas y los retos diarios, e informarles sobre los servicios de las clínicas móviles.
Una evaluación reciente realizada por uno de los equipos de promoción de la salud de MSF en varios campamentos reveló que, para casi el 70% de los 116 entrevistados, este invierno no será el primero en un campamento. Casi todos los encuestados expresaron su temor de que los miembros de la familia, sobre todo sus hijos, enfermen durante el próximo invierno.
Este año, otra preocupación para las personas en el noroeste de Siria es la pandemia de COVID-19, que continúa teniendo un impacto considerable en la región. Hasta ahora, se han registrado más de 17.000 casos confirmados y algunos temen que el número de infecciones aumente significativamente durante el período invernal.
“En el próximo invierno, también será más complicado para los trabajadores de la salud distinguir entre personas con síntomas de un resfriado y personas con síntomas de COVID-19”, dice el Dr. Lim. «En ese sentido, el invierno traerá desafíos adicionales para todos a la ya crítica situación en el noroeste de Siria».