En todo el mundo, 450 millones de personas sufren trastornos de salud mental, y se estima que una de cada cuatro personas sufrirá algún problema de este tipo a lo largo de su vida, pero aproximadamente el 60% no buscará ayuda. A pesar de estas cifras, existe una gran brecha en la atención a las personas con problemas de salud mental, sobre todo entre las víctimas de crisis humanitarias.
Es aquí donde Médicos Sin Fronteras trabajamos con mucho empeño: sabemos bien que el impacto psicológico de una emergencia humanitaria puede ser grave. Porque para las personas y poblaciones que han sufrido en todo el mundo conflictos armados, desastres naturales, hambrunas y/o epidemias, la supervivencia va más allá de garantizar el bienestar físico.
Y es que la salud mental se ve claramente dañada cuando se involucran factores como la violencia, la persecución, la necesidad de huir, los desastres o la falta de acceso a la atención médica.
Por esta razón, en 1998 reconocimos formalmente la necesidad de brindar atención de salud mental y psicosocial como parte de nuestro trabajo de emergencia.
Miedo, angustia, duelo…
Muchos de nuestros pacientes han tenido que separarse forzosamente de sus familias o han presenciado la muerte de seres queridos. Otros pueden haberse visto obligados a huir en busca de refugio, comida y seguridad. Estos eventos pueden inmovilizar mentalmente a las personas en un momento en el que necesitan tomar medidas para ellos y sus familias.
Miedo, inseguridad, angustia, ansiedad, duelo por la pérdida de seres queridos, síntomas de depresión, desesperanza, flashbacks y pesadillas… en Médicos Sin Fronteras trabajamos y nos comprometemos a aliviar esas heridas invisibles, para estar ahí, para escuchar y apoyar para que las experiencias traumáticas no lleguen a definir la vida de nuestros pacientes.
¿Qué personas son más vulnerables?
En general, las personas con trastornos de salud mental se encuentran entre las más marginadas y vulnerables. En la infancia, por ejemplo, no se han construido defensas suficientes para afrontar la adversidad y no se comprende lo que sucede.
Las mujeres, por su parte, suelen estar sometidas a condiciones sociales más adversas y en situaciones de crisis asumen una mayor responsabilidad.
En la tercera edad, las condiciones de vida pueden ser precarias y sumarse a ello afecciones físicas o emocionales. También están muy expuestos algunos grupos de riesgo, como las personas con enfermedades físicas o mentales previas.
Así apoyamos a nuestros pacientes
En 2019, atendimos 400.200 consultas individuales de salud mental y organizamos 104.200 sesiones en grupo.
Para nosotros, la salud mental es parte integral de la ayuda humanitaria y de los cuidados médicos. Proporcionamos este tipo de atención en contextos de conflictos armados, violencia y desplazamiento; marginación y negligencia social; desastres naturales; pero también como apoyo a otras condiciones médicas como las enfermedades crónicas (VIH/sida, tuberculosis), epidemias (Ébola) y crisis nutricionales.
En las consultas de atención psicológica y las asesorías, ayudamos a nuestros pacientes a hablar de sus vivencias y a procesar sus emociones: escuchando, fomentando su expresión verbal y emocional, acompañando en el dolor, movilizando y reforzando sus mecanismos de respuesta personales, familiares y sociales, y ayudando a normalizar la situación y a restablecer los sentimientos de seguridad, confianza, autoestima y esperanza.
Nuestra respuesta tiene en cuenta tanto a las personas como a su comunidad: se trata de un enfoque psicosocial. Además, ofrecemos ayuda psicológica temprana, cuyo objetivo es reducir el riesgo de problemas psicológicos a largo plazo.
Actuamos en varios países
- La violencia ha dejado profundas huellas en la salud mental en la población de Norte de Santander, en Colombia, donde hemos brindado apoyo psicosocial a varias familias que huyeron de sus hogares a causa de los combates entre grupos armados y la violencia indiscriminada contra los civiles.
- En la ruta migratoria de México, en la frontera Norte con EE. UU., ayudamos a pacientes como Karina que, debido a duros episodios de violencia que ha sufrido en su vida, tiene pesadillas recurrentes donde revive lo ocurrido, siente un miedo constante y está todo el tiempo se encuentra en estado de alerta. La ayudamos a volver a confiar en las personas, sobre todo en ella misma.
- Ocupados, y ahora confinados por el COVID-19. Es la dura realidad de muchos de nuestros pacientes que viven en Territorios Palestinos Ocupados. Bien lo sabe, nuestra compañera Amparo Villasmil, psicóloga en nuestro proyecto de salud mental en Hebrón. Junto a su equipo, ofrece apoyo psicológico remoto a las personas afectadas por el brote de COVID-19.
- Y entonces… Beirut explotó. El grave incidente que tuvo lugar el 4 agosto de 2020 en la capital de Líbano ha repercutido en los civiles, en especial los que vivieron de cerca la tragedia. Muchos de nuestros pacientes sufren tristeza, ansiedad, confusión y problemas para dormir o comer, dependiendo de si se vieron directamente afectados por la explosión y de su estado de salud mental anterior.
- El COVID-19 ha dejado más de un millón de muertos en todo el mundo, pero también profundos traumas y daños emocionales. Los sentimientos que causan los duelos relacionados con la pandemia son unas de nuestras preocupaciones, pero también los retos presentados por el aislamiento. Trabajamos a diario para buscar y ofrecer nuevas maneras de tratamiento.