5 de agosto de 2020
Inmediatamente después de la explosión en Beirut, Líbano, algunos colegas de Médicos Sin Fronteras fueron espontáneamente a las instalaciones de salud para ver cómo podían ayudar a los equipos médicos que se ocupaban de la emergencia.
Médicos Sin Fronteras (MSF) está organizando una donación de «kits para heridas» en una de las instalaciones que atienden a las numerosas personas heridas. También estamos viendo si los pacientes que necesitan cirugía adicional pueden ser derivados y tratados en uno de nuestros hospitales después de que hayan sido estabilizados.
«Estamos evaluando las necesidades más apremiantes en los hospitales e identificando formas adicionales en que podemos brindar asistencia a la población en circunstancias tan trágicas «, dijo Jonathan Whittall, Coordinador de Emergencias de MSF en Líbano.
El martes 4 de agosto de 2020 una gran explosión en el puerto de Beirut, Líbano, provocó la muerte de decenas de personas, cientos de heridos y destrucción material en distintas partes de la ciudad.
Actualización del 7 de agosto de 2020
Dos días después, el número de fallecidos sigue creciendo a medida que se encuentran más cuerpos bajo los escombros. La explosión generó ondas sísmicas que sacudieron el suelo, rompieron ventanas y destruyeron edificios en toda la capital libanesa. Fue la explosión más potente en muchos años en Beirut, una ciudad que ya se enfrenta una crisis económica y un aumento en el número de contagios por COVID-19.
«La situación en Líbano ya era crítica antes de la explosión«, explica Emmanuel Massart, Coordinador de Operaciones de MSF. “El número de casos de COVID-19 aumentó en las últimas semanas y algunos hospitales estaban comenzando a saturarse al tener que tratar con todos los pacientes. Muchas personas tenían dificultades para acceder a atención médica debido a la crisis económica. En cuestión de segundos, la explosión transformó lo que ya era una situación muy difícil en un caos».
Según el ministro de Salud, en las horas posteriores a la explosión miles de heridos ingresaron a los hospitales que seguían en funcionamiento. La mayor parte de los centros se saturaron rápidamente con el flujo de pacientes y comenzaron a quedarse sin suministros. Las estructuras de salud más cercanas al puerto quedaron completamente destruidas, y otras sufrieron daños tan graves que tuvieron que cerrar y trasladar a todos los pacientes a otros lugares. Durante la primera noche los hospitales y servicios de ambulancias dieron prioridad al tratamiento de casos graves y críticos, como heridas en la cabeza y en el pecho. Varios miles de pacientes han sido tratados por lesiones menos graves, como cortes causados por vidrios de ventanas rotas.
«Algunos de nuestros colegas fueron espontáneamente a los centros de salud para ver cómo podían ayudar a los médicos que se ocupaban de responder a la emergencia», explica Jonathan Whittall, coordinador de la respuesta de emergencia de MSF en Beirut. «Inmediatamente después donamos kits de vendaje de heridas a Defensa Civil”.
Desde entonces, desde MSF hemos estado organizando donaciones adicionales de suministros médicos para ayudar a quienes atienden a la gran cantidad de personas heridas, y estamos evaluando si podemos establecer un equipo móvil para apoyar a los servicios tanto médicos como de la sociedad civil que brindan atención. Hay un número abrumador de personas con lesiones superficiales que todavía tienen dificultades para acceder al tratamiento.
Nuestros equipos continúan evaluando las necesidades de los hospitales y los servicios de emergencia y buscando nuevas oportunidades para brindar apoyo a los servicios de salud en Líbano, en colaboración con el Ministerio de Salud y otros actores del sector. También estamos analizando las necesidades de las comunidades que viven en áreas desatendidas de Beirut.
Además, la salud mental es un pilar clave de nuestra intervención en Líbano, y el equipo está preparándose para brindar apoyo psicológico en la ciudad a quienes lo necesiten. El hospital Bar Elias de MSF, en el valle de Bekaa, también se está preparando por hay pacientes que necesiten atención tras sus operaciones. «Seguimos buscando nuevas formas de ayudar a los habitantes de Líbano en medio de esta tragedia», dice Whittall.
Actualización del 11 de agosto de 2020
Una semana después de la devastadora explosión que tuvo lugar en Beirut el pasado 4 de agosto, desde Médicos Sin Fronteras (MSF) estamos realizando una respuesta de emergencia para brindar asistencia médica a las personas más afectadas por la explosión.
Las actividades de MSF cubren tres áreas principales de intervención: el tratamiento de heridas para personas que aún sufren a causa de sus lesiones, la continuidad de la atención para pacientes con enfermedades crónicas y los servicios de salud mental para personas afectadas por la explosión.
La respuesta de MSF se entrega a través de dos puntos médicos fijos que se han instalado en los barrios de Mar Mikhael y Karantina, las zonas más afectadas por la explosión. Hemos iniciado una intervención puerta por puerta, para comprender las necesidades de las personas que viven en la zona y así poder brindarles una mejor asistencia. Los equipos de MSF también han instalado tanques de agua en la zona y han distribuido agua y kits de higiene a quienes acuden a los puntos médicos fijos. Esta había sido destacada como una necesidad esencial por las personas encuestadas en el vecindario.
La poderosa explosión de hace una semana arrasó por los almacenes del puerto de Beirut; causando la muerte de más de 150 personas e hiriendo a más de 6.000. La primera respuesta a la explosión provino del propio pueblo del Líbano, que espontáneamente intentó brindar ayuda y apoyo a los afectados utilizando los recursos mínimos que tenían disponibles. La explosión generó ondas de choque sísmicas que sacudieron el suelo, rompieron ventanas y destruyeron edificios en Beirut, una ciudad que se tambaleaba a causa de una crisis económica y un aumento en el número de contagios por COVID-19.
“Antes de la explosión, el sistema público luchaba por manejar el creciente número de casos de COVID-19”, explica Julien Raickman, jefe de misión de MSF en Líbano. “Desde entonces, ha habido un aumento muy pronunciado en los casos de COVID-19 reportados en Líbano, y especialmente en Beirut. Ha habido más de 1.500 casos nuevos en una semana. Esto representa casi el 25% de todos los casos notificados en el país desde el comienzo de la pandemia. Durante la noche de la explosión, hubo una gran afluencia de pacientes a los centros de salud en toda la capital, y las medidas de prevención y control de infecciones no pudieron implementarse adecuadamente, lo que finalmente condujo a este aumento. Más de 300.000 personas perdieron sus hogares y han tenido que buscar otros lugares para quedarse, lo que no facilita las cosas. Este aumento de casos es una gran preocupación para nosotros y estamos analizando cómo adaptar nuestros proyectos en tales circunstancias».
Otra área de preocupación para MSF es la salud mental. “Después de la guerra civil, las crisis económicas y las recientes dificultades financieras y sociales, este último incidente ha agregado una capa adicional de trauma para las personas en Líbano”, agrega Raickman. “Basándonos en nuestra experiencia, sabemos que esto tendrá un impacto tremendo en el bienestar psicológico de las personas y permanecerá en los próximos años. Es por eso que se debe implementar una estrategia nacional de salud mental para manejar el impacto psicológico a largo plazo de esta crisis para el pueblo de Líbano”.
Dado que la salud mental es un pilar clave del trabajo de MSF en el país, pudimos movilizar rápidamente a un equipo de nueve especialistas en psicología para que participaran en nuestra respuesta de emergencia. Proporcionaron primeros auxilios psicológicos y ahora mismo trabajan para desarrollar una respuesta a largo plazo para apoyar a las personas necesitadas.
Incluso antes del comienzo de nuestras actividades de emergencia, MSF donó botiquines de primeros auxilios y mascarillas quirúrgicas a la Defensa Civil y a la Cruz Roja Libanesa la noche de la explosión y en los días siguientes, para prevenir la propagación de la COVID-19 y responder a las necesidades tras la explosión. Desde entonces, en MSF trabajamos para proporcionar suministros médicos adicionales para ayudar a quienes atienden al gran número de personas heridas.
“El papel de estos actores y de las organizaciones locales ha sido crucial, especialmente en esta primera semana después de la explosión. Estamos intentando adaptar nuestros proyectos con base en las actividades existentes que ya han sido implementadas por grupos de la sociedad civil, porque claramente son la fuerza líder en esta respuesta colectiva a la situación”, concluye Raickman.