La semana pasada nuestros equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) proporcionaron atención médica y psicológica en Tenosique a once jóvenes de origen hondureño que fueron secuestrados y agredidos física y sexualmente por grupos criminales que operan con impunidad en el estado de Tabasco. Pese al temor de sufrir un nuevo episodio de violencia en territorio mexicano, la mayoría de ellos ha decidido continuar su viaje hacia los Estados Unidos en busca de asilo.
Los hechos ocurrieron mientras los jóvenes intentaban evadir los controles migratorios de la Guardia Nacional, que se han incrementado en los últimos días en la frontera sur de México.
En cuanto cruzaron la frontera, en grupos de cinco y seis personas, unos sujetos les ofrecieron llevarlos por 800 pesos cada uno, los subieron en moto y luego los llevaron a una casa donde fueron atados y agredidos. Permanecieron amordazados y en cautiverio alrededor de 24 horas, en las que sufrieron golpes, agresiones sexuales y torturas hasta que algunos de sus familiares pagaron por su liberación.
“La mayoría de estos jóvenes ha elegido continuar su viaje a sabiendas de que muy probablemente sufrirán otros episodios violentos estando en México. Esto es claro ejemplo tanto de los peligros a los que están expuestos en México como de la desesperación y la necesidad que tienen estas personas de escapar de la violencia y la extrema pobreza en sus países”, señala Sergio Martin, coordinador general de MSF en México.
Este episodio de secuestro no es un hecho aislado. Desde Médicos Sin Fronteras hemos alertado sobre el incremento de la violencia y los métodos de tortura y abusos contra migrantes en esta zona. “Lejos de una migración segura, nuestros equipos han sido testigos de cómo la militarización de la frontera por parte del Gobierno de México ha hecho que aumenten sus vulnerabilidades en la ruta”, según Martín, que añade que “los migrantes centroamericanos son perseguidos por grupos criminales en México por su doble condición de ser migrante y ser centroamericano; si esto es lo que vemos en la frontera sur, la situación en la frontera norte no mejora. Negar a estas personas el asilo en Estados Unidos o forzarles a esperar en México la resolución de sus solicitudes pone en riesgo sus vidas”.