¿Por qué Médicos Sin Fronteras (MSF) decide enfocar su trabajo en las víctimas de violencia sexual en México y Honduras?
Debido a la magnitud del problema en la región, que está subestimado en cifras oficiales, ya que la mayoría de víctimas y sobrevivientes no acuden para recibir atención y tampoco se reportan la totalidad de los casos. Asimismo, hay una brecha en la atención a las víctimas por parte de las estructuras públicas de salud y del tercer sector. Estas personas tienen un acceso limitado, que debe ser integral.
¿En qué consiste este trabajo?
En los distintos proyectos contamos con el “servicio prioritario” que consiste en un equipo médico, de salud mental y trabajo social para atender a víctimas y sobrevivientes de violencia sexual. El primero proporciona la atención para prevenir las enfermedades de transmisión sexual, VIH y embarazo. Además de atender algún tipo lesión física, resultado de la agresión. El equipo de salud mental proporciona una terapia de seguimiento para la víctima y el equipo de trabajo social se encarga de responder a las necesidades de acceso, protección y otras que puedan surgir.
Los equipos de promoción de salud proporcionan información sobre qué es la violencia y el impacto de la violencia y la violencia sexual en la salud dentro de las comunidades en las que trabajamos. También proporcionamos capacitación sobre el tema al personal de hospitales y centros de salud en México y Honduras, colaboramos con otras organizaciones locales y nacionales para coordinar el trabajo y la atención de las víctimas de violencia. En Honduras, Médicos Sin Fronteras (MSF) forma parte del comité técnico para la elaboración del protocolo nacional de atención a víctimas de violencia sexual.
¿Cuántas víctimas de violencia sexual atendió MSF en 2018 en Reynosa, México, y Honduras?
Atendimos a 675 víctimas de violencia sexual. Desafortunadamente, debido a la poca información que existe y a las barreras físicas, sociales y culturales a las que se enfrentan las víctimas, la mayoría de estas pacientes no llegaron antes de las 72 horas.
¿Por qué es primordial recibir atención durante las primeras 72 horas?
Porque es cuando podemos prevenir los embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual y VIH. Además de darle la primera atención psicológica y proporcionar apoyo social si es necesario.
¿Por qué se habla tanto de la importancia de llegar a tiempo?
Para las víctimas de violencia sexual hay un protocolo de atención, que incluye prevención de todas las enfermedades de transmisión sexual. Por ejemplo, si la persona no recibe antiretrovirales puede desarrollar VIH. Si no recibe anticoncepción de emergencia puede tener un embarazo no deseado.
También es importante mencionar que, aunque hayan pasado más de 72 horas tras la agresión, las víctimas y sobrevivientes deben buscar atención para recibir el tratamiento médico y psicológico que requieran, así como el apoyo social necesario.
Los equipos multidisciplinarios de Médicos Sin Fronteras (MSF) no sólo atienden a víctimas de violencia sexual, también proporcionan atención a víctimas de otras causas de violencia. La atención es confidencial y gratuita.
¿Por qué las víctimas no llegan a tiempo, cuáles son las barreras a las que se enfrentan?
La violencia sexual está estigmatizada. Hemos visto muchas víctimas cuyo agresor está en casa. Frecuentemente es un familiar o una persona cercana. Entonces, el hecho de tener que mencionar que el agresor está dentro de casa puede ser un limitante, incluso porque en muchas ocasiones existe dependencia económica o problemas familiares. También porque está la falsa creencia de que para recibir atención médica se tiene que hacer una denuncia, esto no es cierto. La denuncia es un derecho y no un deber. Una víctima requiere recibir atención integral y si es su voluntad puede hacer la denuncia. Pero una no depende de la otra.
¿Cuál es el tipo de población más afectado?
Sabemos que no vemos a todas las víctimas de violencia sexual por las barreras que te mencioné. De las que vemos en MSF, la mayoría son mujeres, pero no necesariamente significa que a los hombres no sufran agresiones. Es que justamente por los estereotipos de género o ideas erróneas de la masculinidad los hombres suelen no buscar atención. Los menores de edad, por ejemplo, dependen mucho de sus padres y tutores, que muchas veces no les creen o los culpabilizan.
¿Han registrado casos de adolescentes víctimas de agresión que llegan en embarazo?
Sí, en 2018, en el proyecto de MSF en Tegucigalpa, el 9% de las pacientes se encontraban embarazadas al momento de la primera consulta en el Servicio Prioritario. De ellas, el 90% refirió que su embarazo era producto de una violación, y el 19 % era menor de edad. Sabemos que un embarazo durante la adolescencia tiene mayor riesgo de complicaciones y el binomio madre-hijo es mucho más vulnerable. Este riesgo se podría disminuir si las víctimas de violencia sexual reciben oportunamente anticoncepción de emergencia.
¿Cómo trabajan para llegar a los jóvenes?
Nuestro trabajo también es diseminar información de salud sexual y reproductiva, educar sobre sexualidad. En el proyecto de Choloma, Honduras estamos yendo a las escuelas para proporcionar talleres que expliquen, por ejemplo, qué es el consentimiento, los diferentes tipos de violencia, entre otros temas. Allá trabajamos con jóvenes, profesores, padres y madres. Ahora estamos implementando los servicios amigables, que es un modelo de cuidado diseñado para que los jóvenes soliciten información y servicios relacionados con su salud sexual y reproductiva de manera independiente.
¿Cuáles son los desafíos de este programa?
Abrir más el tema de salud sexual y reproductiva y hacer más accesibles los servicios, ya sea para información o para recibir atención médica o psicológica.