En Yemen, los servicios básicos y a la ayuda están gravemente limitados debido a que las partes del conflicto continúan destruyendo las infraestructuras del país, incluyendo el sistema de salud, mientras que los aliados internacionales miran hacia otro lado. Un centro de tratamiento del cólera de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Abs fue bombardeado por la coalición de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos en junio de 2018. Era la quinta infraestructura de MSF que sufría un ataque aéreo en el país desde marzo de 2015. Un informe posterior realizado por el equipo de investigación de la coalición señaló de manera absurda a MSF como responsable en parte del bombardeo, en lugar de como víctima.
Las partes en conflicto han creado trabas que impiden que la distribución de la ayuda humanitaria se ajuste a las necesidades. Entre ellas, se cuentan las restricciones a las importaciones, los visados y los permisos de movimiento. Mientras tanto, los combates y los puestos de control continúan fragmentando el país y restringiendo la entrega de ayuda a muchas de las comunidades que más la necesitan.
Estas barreras de acceso también impiden u obstaculizan que las organizaciones humanitarias lleguen a algunas partes de Yemen para identificar y evaluar las necesidades de las comunidades que allí viven. Incluso cuando la ayuda llega a estas personas, sigue siendo gravemente insuficiente. Los países donantes, las agencias de Naciones Unidas y sus socios deben reforzar la acción médico-humanitaria y ampliar considerablemente su despliegue en Yemen para alcanzar a más personas y responder a algunas de las necesidades más críticas.
La sustancial falta de apoyo a la atención primaria ha dejado a la población de Yemen expuesta a brotes recurrentes de enfermedades prevenibles como el sarampión, la difteria y el cólera.
El fracaso a la hora de no proteger a los civiles y de proporcionar un apoyo adecuado a los heridos de guerra también es alarmante. Los equipos de MSF son testigos de que las áreas residenciales y urbanas se están convirtiendo en campos de batalla, con balas perdidas, metralla, ataques aéreos y minas que hieren a un número desproporcionado de niños, mujeres y ancianos.
Aquellos que llegan a nuestras instalaciones en busca de atención médica a menudo pasan horas viajando por caminos extremadamente inseguros a través de las líneas del frente. Sospechamos que muchísimos otros nunca lo consiguen. Muchos de estos pacientes pasaron por otras instalaciones médicas pero no pudieron ser atendidos debido a la falta de suministros o personal médico.
Los Gobiernos donantes que prometen fondos deben trabajar para poner fin a los obstáculos que impiden que la ayuda llegue a las personas que la necesitan y para garantizar que la ayuda entregada responda a sus necesidades reales. En última instancia, la crisis humanitaria de Yemen solo puede resolverse cuando los Gobiernos donantes terminen su participación en la guerra y exijan responsabilidades a las partes implicadas por su conducta atroz, que pone en peligro la vida de millones de personas.