En colaboración con el Ministerio de Salud de Níger, hemos tratado a 730 niños que están ingresados actualmente en el hospital. De ellos, 208 están críticamente enfermos y atestados en la unidad de cuidados intensivos pediátricos.
“Nunca antes habíamos visto algo así y tememos que sea solo la punta del iceberg”, dice el doctor Dorian Job, Coordinador del programa de MSF con sede en Ginebra. “Cada año, por esta época, esperamos un pico en las infecciones de malaria, así como una incidencia de malnutrición por encima de los umbrales de emergencia. Pero no hemos visto pacientes que sobrepasaran al hospital en tales números antes”.
Dada la cantidad de muertes registradas en las encuestas de mortalidad realizadas durante los picos de malaria y desnutrición en los años anteriores, los médicos de MSF creen que solo están viendo a una sexta parte de los niños que necesitan atención. Muchos de ellos diagnosticados con malaria o desnutrición también padecen otras enfermedades. Los problemas comunes incluyen malaria grave y desnutrición severa.
“Aunque nuestros hospitales están terriblemente excedidos, es probable que todavía haya cientos de niños seriamente enfermos en la comunidad que no reciben el cuidado que necesitan. Los niños que estamos viendo llegan al hospital muy tarde. Lamentablemente, muchos ya tienen complicaciones tan graves que no pueden recuperarse”, dice Job.
A pesar de los intentos por reducir el número de infecciones de malaria asociados con el pico estacional, incluida la distribución de la profilaxis contra la malaria en niños de entre los tres meses y los cinco años, las tasas de mortalidad siguen siendo alarmantes.
También hemos enviado a 243 profesionales, provenientes de Níger y otras partes del mundo, que hacen parte del equipo médico experimentado para asegurar que los pacientes reciban la mejor atención posible dentro del hospital y en la comunidad, donde un equipo coordina clínicas móviles que presta servicios de salud a los niños cerca de sus hogares.
“El hospital en Magaria es el único disponible en una región de entre 700.000 y un millón de personas, de las cuales alrededor del 20% tienen menos de cinco años.»
«Por eso, mientras la temporada de malaria empeora este año, no es una sorprendente que nos desanimemos. El sistema de salud en el área tiene una falla crónica de financiamiento, carece de medios, organización, entrenamiento y apoyo. Esto evita que la gente acceda a la atención y, a su vez, reclama vidas. Podríamos duplicar nuestra capacidad y aún así no llegaríamos a satisfacer las necesidades de los niños menores de cinco años en la comunidad”.