Abdelhameed, de 75 años, es originario de Arsal en el Líbano y Abdellatif, de 56 años, de al-Qusayr en Siria. Puede que no se conozcan entre sí, pero tienen algo más en común que la similitud entre sus nombres. Tanto Abdelhameed como Abdellatif han perdido todo debido a la guerra. Abdelhameed debido a la guerra civil libanesa hace años, y Abdellatif debido a la guerra en Siria, que lo obligó a huir de su país. Al mismo tiempo, ambos han sido diagnosticados con enfermedades crónicas y ninguno podría pagar la atención médica que necesitan sin la asistencia del equipo médico de MSF en Arsal.
MSF comenzó a trabajar en Arsal, en la frontera libanesa con Siria, en 2012 y desde entonces brinda atención médica gratuita a las comunidades vulnerables de refugiados sirios y residentes locales libaneses. El coordinador del proyecto Bekaa de MSF, Sergio Bianchi, explica por qué MSF comenzó a trabajar en Arsal.
«Arsal se vio fuertemente afectado por la crisis siria. No solo alberga un gran número de refugiados, sino que los residentes de Arsal sufrieron inestabilidad debido a la presencia de grupos armados en la zona durante años. En ese período, el acceso a la ciudad se vio limitado, lo que tuvo un gran impacto en las condiciones de vida en la ciudad, en la provisión de asistencia humanitaria internacional y en el acceso de los residentes de Arsal a servicios básicos. MSF comenzó a proporcionar servicios de atención en salud primaria y atención maternoinfantil, sin costo, para garantizar la disponibilidad de estos serviciosen esos tiempos difíciles en Arsal».
No fue tarea fácil para MSF continuar brindando servicios médicos en Arsal a lo largo de los años. Nuestros equipos se enfrentaron a numerosos desafíos, principalmente relacionados con la seguridad, pero también debido a la falta de otras organizaciones de ayuda en la ciudad. La batalla de Arsal, en el verano de 2017, empujó por completo a los grupos armados fuera del área y trajo una relativa estabilidad a la ciudad. Como resultado, MSF pudo intensificar su respuesta en Arsal, desarrollando actividades de divulgación en la comunidad y reforzando el equipo con personal internacional experto.
Sin embargo, a pesar de la mejora en la situación de seguridad en Arsal durante el año pasado, la situación humanitaria no ha mejorado prácticamente en absoluto. Los organismos humanitarios siguen en gran parte ausentes, mientras que las necesidades médicas y humanitarias entre los residentes sirios y libaneses siguen siendo extremadamente elevadas.
«A pesar de la relativa estabilidad, hay pocas organizaciones en esta ciudad que brinden atención de salud primaria. Los servicios especializados de atención médica secundaria simplemente no son accesibles para la comunidad, ya que en Arsal solo hay dos hospitales, ambos con capacidad limitada.», continúa Bianchi.
«Todos nuestros equipos tienen problemas para derivar pacientes, especialmente neonatos y aquellos que necesitan atención especializada en enfermedades crónicas o servicios psiquiátricos. Por ejemplo, podría tomar de dos a tres horas derivar a un bebé que necesita una incubadora desde nuestra clínica. Esto se debe a que la mayoría de los pacientes deben ser enviados fuera de Arsal, a Zahle, Beirut o incluso a Saida. Además, algunos de nuestros pacientes no tienen los documentos que les permiten viajar».
Uno de esos pacientes era Ahmed, con solo 57 días de vida. Llegó a la clínica de MSF en estado crítico y se le diagnosticó sepsis. Necesitaba una referencia urgente a otro hospital para someterse a exámenes y tratamiento, pero su médico se vio obligado a llamar durante horas antes de que un hospital lo aceptara.
Del mismo modo, las mujeres embarazadas luchan por acceder a servicios de parto seguros, así como a una atención prenatal y postnatal asequible. La clínica de maternidad de MSF ayuda a las mujeres apoyando 80 partos regulares cada mes.
«Di a luz a mi primer bebé en la clínica de MSF», dice Gharam, que tiene cinco meses de embarazo. «Actualmente estoy recibiendo atención prenatal y tendré a mi segundo bebé aquí también. La atención que recibí fue buena y los servicios son gratuitos. No me puedo permitir dar a luz en otro centro».
De vuelta en la clínica de enfermedades crónicas, Abdelhameed, que sufre de diabetes, espera su consulta. La puerta del consultorio del doctor se abre, Abdullatif recoge sus pertenencias y sus medicamentos para irse a casa. Él realmente entiende la importancia de comprometerse con la medicación y las visitas de seguimiento, porque su diabetes se deterioró cuando huyó por primera vez a Líbano desde Siria. «Vivimos una situación de seguridad difícil en Arsal porque era difícil viajar. Aún así, podíamos venir a esta clínica. Nunca se cerró», dice Abdellatif.
Abdelhameed se sienta con el doctor; recientemente necesitó cirugía de emergencia. Tuvo que ser hospitalizado en Zahle, e incluso con la contribución del fondo de seguridad social, tuvo que pagar $1000 dólares estadounidenses para cubrir los costos.
«El hecho es que las necesidades de salud de las personas en Arsal no se están cumpliendo con los servicios que se ofrecen en Arsal hoy. Esta brecha es especialmente grave en el nivel secundario de atención de la salud. Se necesita más asistencia en Arsal para satisfacer las necesidades tanto de las poblaciones sirias como libanesas que necesitan urgentemente una atención asequible y de calidad», concluye Bianchi.