Una campaña sistemática de violencia de parte de los militares de Myanmar en contra de la población rohingya en el estado de Rakhine obligó a más de 660.000 personas a cruzar la frontera hacia el distrito de Cox’s Bazar, desde el 25 de agosto. Para fines de año, la población rohingya refugiada en Bangladesh alcanzó los 830.000.
La mayoría de los rohingya viven hacinados en refugios precarios, en zonas propensas a inundaciones y avalanchas de barro, en condiciones de higiene y salubridad calamitosas y con escasa disponibilidad de agua potable.
En respuesta a las necesidades crecientes, MSF amplió su respuesta de emergencia en Cox’s Bazar, llegando a operar 19 puestos de salud, tres centros de atención primaria y cuatro centros de internación, gestionados por más de 2.300 trabajadores humanitarios. Entre julio y diciembre el número de pacientes atendidos aumentó de 200 a más de 2.000 por día. La mayoría sufrían infecciones respiratorias, enfermedades diarreicas o malnutrición infantil, todas directamente relacionadas con sus malas condiciones de vida.
Para finales de año, miles de personas que sospechaban tener sarampión o difteria habían buscado atención en las instalaciones de MSF. Los equipos atendieron a más de 2.624 pacientes por difteria. También trataron preventivamente a familiares de los pacientes y realizaron seguimiento de los casos activos para identificar otros en los asentamientos.
MSF incrementó sus actividades de agua y saneamiento: se transportaron 3,7 millones de litros de agua clorada y se instalaron 273 letrinas y 173 pozos de agua en los asentamientos al norte y al sur de Cox’s Bazar. Se sumaron actividades de promoción sobre higiene y se distribuyeron jabones. Los equipos se instalaron en zonas de arribo, tránsito y asentamiento de los refugiados para garantizar que los recién llegados tuvieran acceso a agua potable e instalaciones sanitarias.
Trabajamos con el Ministerio de Salud y Bienestar Familiar de Bangladesh para extender la cobertura de vacunación entre los rohingyas. Más de 197.000 personas fueron vacunadas en Kutupalong y Balukhali.
Para fines de 2017, los rohingyas continuaban buscando refugio en Bangladesh. En 2018 se sigue necesitando un incremento importante de la ayuda humanitaria.
En diciembre MSF publicó los resultados de seis encuestas realizadas en los asentamientos en Bangladesh con el objetivo de entender mejor las circunstancias de la huida y los patrones de violencia a los que había estado expuesta la población rohingya.
El informe reveló que al menos 9.000 rohingya murieron entre el 25 de agosto y el 24 de septiembre en el estado de Rakhine, Myanmar. Según estimaciones conservadoras, de entre éstos por lo menos 6.700 fueron asesinados, incluyendo 730 menores de cinco años. Las causas de muerte fueron “disparos” en el 69,8% de los casos, “ser quemado en su hogar” en un 8,8%, “golpes” en un 5%, “violencia sexual” en un 2,6% de los casos y “minas antipersonas”, 1%.
Las encuestas evidencian la alta tasa de mortalidad entre la población rohingya a causa de la violencia y sugieren que una matanza generalizada tuvo lugar en Rakhine.
Los rohingya son un grupo de minoría musulmana que lleva siglos viviendo en Myanmar. Esta última oleada de violencia contra la comunidad es solo el episodio más reciente de décadas de persecución, discriminación y desplazamiento.
1977-8: Myanmar, país entonces conocido como Burma, lanza la operación “Dragon King” (Naga Min) en el estado de Rakhine. La minoría rohingya es despojada de su ciudadanía y considerada ilegal. Ocurren arrestos masivos, persecuciones y actos violentos. Comienza el ciclo de desplazamiento forzado: más de 200.000 personas huyen hacia Bangladesh, que abre los primeros campos de refugiados.
1979: La mayoría de los rohingya es repatriada a Burma. De los que quedan, unas 10.000 personas mueren a causa del corte en las raciones de comida.
1992: Tras un golpe militar, Burma pasa a llamarse Myanmar. La presencia militar aumenta en Rakhine y los rohingya son sujetos a trabajos y relocalizaciones forzadas, torturas, violaciones. Cerca de 250.000 huyen a Bangladesh. Los gobiernos de ambos países firman un acuerdo para repatriar a los refugiados a pesar de las quejas de la comunidad internacional. Seguirán años en los que cientos de miles de rohingyas serán repatriados a la vez que denegadas las solicitudes de nuevas entradas a Bangladesh.
2003: Solo quedan dos campos de los 20 que se habían construido en los ’90 en Bangladesh. Una encuesta muestra que el 58% de los niños y el 53% de los adultos son desnutridos crónicos.
2006: En la temporada de lluvia se inunda casi el 79% de los refugios que quedaban en los campos en Bangladesh. Abundan las enfermedades relacionadas con las malas condiciones de vida. MSF atiende a unos 40 niños con desnutrición por día.
2009: Solo un pequeño porcentaje de rohingyas es reconocido oficialmente como refugiado, quedando entonces mucho más expuestos a explotación y abusos. MSF opera una clínica en el campo de Kutupalong.
2016: A causa de violentas represalias de la policía de frontera ante ataques de militantes rohingya, gran cantidad de refugiados llega a Bangladesh. Entre noviembre y diciembre aumentan los pacientes en la clínica de MSF en Kutupalong.
2017: El enorme flujo de personas que llega a Bangladesh se une a todos los que el país ha recibido en años anteriores. Son personas que huyen de un patrón sostenido de violencia en su contra: persecución, discriminación, acaparamiento de tierras, asesinatos, destrucción de aldeas y de medios de subsistencia.