Ayer por la mañana, un grupo no identificado de hombres armados irrumpió en la oficina y la estructura que operamos en Maban. Saqueron los bienes de la organización y del personal, quemaron una carpa llena de equipamiento y destruyeron la mayoría de los vehículos y los dispositivos de comunicación. Ningún trabajador de la organización resultó herido durante el ataque. El equipo está ahora a salvo y actualmente estamos monitoreando la situación.
El ataque nos ha obligado a suspender la mayor parte del apoyo médico a las comunidades locales y a las poblaciones de refugiados en la zona de Maban, donde gestionamos un hospital de atención primaria y secundaria en el campo de regufiados de Doro y proporcionamos consultas de atención primaria en el Hospital Estatal de Bunj.
“A pesar del ataque a nuestras instalaciones, nuestro equipo en el terreno continuará asegurando tratamientos vitales a los pacientes que sufren las condiciones médicas más críticas”, dice el coordinador general en Sudán del Sur, Samuel Theodore. “Sin embargo, dado que la seguridad del personal de salud y de nuestras instalaciones no puede ser garantizada, no tenemos otra alternativa que suspender el resto de nuestras actividades. Esto dejará a 88.000 personas con acceso limitado a los servicios médicos que tanto necesitan”.
Condenamos este brutal ataque y llamamos a respetar y proteger a los trabajadores humanitarios y a las instalaciones de salud.