¿Por qué ocurrieron estos brotes?
Un año más, Níger hizo frente a varias epidemias de meningitis C y sarampión, dos enfermedades potencialmente mortales y muy contagiosas. Aunque en ambos casos los brotes podrían haberse prevenido mediante vacunas, la problemática es diferente en cada caso.
En el caso de la meningitis, no existe una vacuna barata y efectiva para todos los serogrupos de la enfermedad; y la escasez de producción a nivel mundial hace que las vacunas solo puedan usarse de manera reactiva cuando se declara una epidemia.
Por otro lado, aunque la vacuna contra el sarampión está incluida en los programas de vacunación rutinarios desde 1974, la cobertura que se consigue con estos programas, es decir, la proporción de personas vacunadas, no es suficiente para evitar la transmisión.
En el caso de la meningitis C, en los últimos años vimos grandes epidemias en la región. ¿Fue mejor la situación este año?
Fue un año bastante tranquilo en la zona conocida como el cinturón de la meningitis en África. Sin embargo, sigue habiendo una escasez de producción importante. El Grupo Internacional de Coordinación para el Suministro de Vacunas –el organismo que gestiona las vacunas de las que hay poca producción para distribuirlas según criterios epidemiológicos y de equidad–, estableció un stock mínimo de cinco millones de vacunas para el serogrupo C este año. Una vez más, no se consiguió y seguimos vacunando solo cuando se traspasa el umbral de epidemia y no de forma preventiva o en cuanto se llega al nivel de alerta, que sería más recomendable.
¿Por qué hay esta escasez de vacunas para la meningitis?
Hay diferentes tipos de meningitis –existen los serogrupos A, B, C, W135, X– y no existe una vacuna efectiva para todos ellos. De momento, la mejor vacuna que tenemos es la conjugada tetravalente, efectiva contra los cuatro serogrupos más comunes actualmente, pero es muy cara. El Instituto Serum de la India está trabajando en una vacuna conjugada pentavalente (A, C, Y, W-135, X) –que en principio será barata, eficaz y segura– pero no estará disponible hasta 2020. Ante la perspectiva de una vacuna capaz de cubrir todas las necesidades, el resto de laboratorios no está invirtiendo en producir otras vacunas por si no las venden todas.
¿Cómo fue la respuesta a la epidemia de meningitis C en Níger?
Conjuntamente con el Ministerio de Salud, vacunamos a más de 30.000 personas contra la meningitis C en la región de Tahoua y apoyamos el tratamiento de enfermos. Nos sorprendió encontrar un porcentaje tan elevado de casos del serogrupo X, para el que ahora mismo no hay ninguna vacuna. Esto es una gran preocupación para los próximos años.
¿Existen otras estrategias de prevención para la meningitis C?
Se probaron nuevas estrategias de prevención como, por ejemplo, la administración de una dosis de un antibiótico llamado Ciprofloxacin. Esto se probó en Níger y parece que cuando se administra a todo el pueblo en una zona rural, la transmisión se reduce considerablemente. Están previstos más estudios en el futuro para ver el impacto de esta estrategia en zonas urbanas. Podría ser otra herramienta ante nuevas epidemias, sobre todo sin son pequeñas.
Y en el caso del sarampión, ¿por qué el calendario de vacunación de rutina no consigue frenar los brotes?
El calendario es muy estricto respecto a la edad. En Níger, el protocolo nacional dice que los niños deben ser vacunados hasta los 23 meses, pero las vacunas que proporciona Gavi, la Alianza Mundial para las Vacunas, solo son suficientes para cubrir a los niños menores de 12 meses. Así que no se incluye la dosis de recuerdo de sarampión a los 15 meses, y tampoco se vacuna a los niños que llegan al centro de salud con más de 1 año.
También hay que tener en cuenta que una parte importante de la población en Níger vive en zonas castigadas por el conflicto o son trashumantes, así que tienen poco acceso a la vacunación que se ofrece en los centros de salud. Para evitar la propagación del sarampión, la protección de la población tiene que llegar mínimo al 95% y estas tasas de cobertura son difíciles de mantener entre esta población.
¿Cómo podría mejorarse la tasa de cobertura?
El calendario infantil debería ser más flexible; hasta los 5 años, cualquier contacto del niño con el sistema de salud, debería ser una oportunidad para poner al día su carnet de vacunación.
También deberían hacerse campañas multiantígenos para proteger al niño del mayor número posible de enfermedades. Por ejemplo, ahora mismo estamos respondiendo a un epidemia de sarampión en Arlit (Agadez) y además de vacunar contra el sarampión, aprovechamos para añadir también la vacuna pentavalente y la del neumococo en la misma campaña.
Siempre que es posible y hay disponibilidad de vacunas, incluimos la vacuna del tétanos para las mujeres embarazadas o en edad fértil. Esta vacuna requiere cinco dosis y la mayoría de mujeres en contextos como Níger no llegan a recibirlas todas. Así que aprovechamos esta oportunidad para conseguir una buena protección para ellas y para los futuros recién nacidos. Aprovechamos todas las oportunidades para vacunar contra enfermedades mortales.