El equipo de cirujanos de MSF que brinda apoyo al hospital local atendió a 17 heridos; desafortunadamente, dos de ellos murieron a causa de sus lesiones.
Comenzó con el descubrimiento de unos cuerpos en el sur de Bambari. Los detalles de los asesinatos aún no están claros, pero las repercusiones son algo común en la República Centroafricana, donde cada incidente desencadena un ciclo de venganza y represalias en todas las comunidades, especialmente entre los civiles.
“La ciudad libre de armas”
La ciudad de Bambari, ubicada en el centro de la RCA, había sido alabada como un ejemplo de desarme exitoso desde la intervención de las fuerzas de la ONU (MINUSCA) en febrero de 2017. Hoy es nuevamente un campo de batalla para los hombres armados: sus calles están desiertas, las casas incendiadas, y los edificios oficiales están ocupados. Las personas están muy familiarizadas con los ciclos de violencia, miedo y muerte. En solo unas horas, más de 300 hombres, mujeres y niños buscaron refugio en el hospital con la esperanza de que fuera más seguro que sus propios vecindarios.
«El 15 de mayo escuchamos disparos todo el día. En el hospital donde trabajamos, atendimos a 17 personas que resultaron heridas debido a los enfrentamientos, principalmente por disparos», explica Dismas Vuningoma, coordinador del proyecto de MSF en Bambari. «Las 300 personas desplazadas que inicialmente buscaron refugio en el hospital huyeron de la ciudad lo más rápido que pudieron junto con la mayoría de los residentes de Bambari. Ni siquiera se tomaron el tiempo para cruzar el puente. Simplemente saltaron al río para cruzarlo y buscar seguridad del otro lado».
Bambari sigue cargando el estigma de la crisis de 2013-2014. A cada lado del río que cruza la ciudad, 39,000 personas desplazadas provenientes de diversas comunidades que nunca pudieron regresar a sus hogares, o que solo residen ahí temporalmente entre brotes de violencia, están viviendo en campos. Sin embargo, Bambari fue un símbolo de paz durante todo 2017. Los negocios habían comenzado actividades otra vez, y miles de personas recientemente desplazadas se refugiaban en la ciudad debido a su relativa estabilidad.
Problemas concentrados en los alrededores
Pero somos conscientes de que declarar a Bambari como una «ciudad libre de armas» solo llevó el problema a las áreas circundantes, especialmente en la parte sur de la ciudad cerca de Alindao, cerca de Ippy, y en las regiones mineras de Ndassima al norte, donde los grupos armados luchan por el control de la zona.
De enero a abril de 2018, los equipos de MSF en Bambari trataron a 113 personas heridas en las zonas de guerra. También han intensificado los servicios médicos a través de clínicas móviles para las personas recientemente desplazadas de las regiones de Ndassima y Ippy que se han reunido en las afueras de la ciudad.
«La mayoría de la gente llegó con las manos vacías después de haber caminado durante varios días, algunos solos y otros con sus hijos. Se han establecido en vecindarios cercanos al aeropuerto, con familias acogida o en refugios construidos con pasto seco y que ofrecen poca protección contra la lluvia «, dice Vuningoma. «Las condiciones de vida son deplorables. No hay agua potable, electricidad, ni acceso a atención médica básica».
La violencia invade
Ahora la violencia ha llegado a Bambari y ha provocado más pérdida de vidas y un mayor desplazamiento de personas; pocas semanas después de que en la ciudad de Bangui, al suroeste, y que también se salvó de la mayor parte de la violencia en 2017, sufriera los peores enfrentamientos desde 2015.
“Esta semana otra ciudad de la RCA se convirtió en la escena de violentos enfrentamientos, reduciendo una vez más el número de lugares en los que las personas podrían esperar vivir en paz junto a sus familias,” lamenta Paul Brockmann, jefe de misión de MSF en el país. “Para finales de 2017 la cifra de personas internamente desplazadas llego al punto más alto en el que había estado desde la crisis de 2014. Hemos visto a cientos de personas que huyen de Bambari buscando seguridad. La población de RCA parece estar atrapada en un ciclo interminable de violencia indiscriminada”
Médicos Sin Fronteras trabaja en la República Centroafricana desde 1997. Los equipos de MSF brindan atención médica primaria y atención hospitalaria en Bria, Bangassou, Bambari, Kabo, Batangafo, Paoua, Bossangoa, Boguila, Carnot y Bangui. Su equipo de emergencias actualmente brinda apoyo a la población en Ippy, afectada por los enfrentamientos en el área. De acuerdo con el ACNUR, alrededor de 690,000 centroafricanos han sido internamente desplazados a causa de la violencia; y 569,000 viven en el extranjero como refugiados.