Desde el pasado 1 de abril, cuando se iniciaron las manifestaciones en el marco de la llamada Gran Marcha del Retorno en la Franja de Gaza, hemos visto heridas de bala inusualmente graves y de consecuencias devastadoras en los más de 500 pacientes que hemos atendido en el territorio.
Las lesiones, el 95% sufridas en las piernas, dejarán a la mayoría de los pacientes con discapacidades físicas graves a largo plazo o incluso de por vida.
El número de personas atendidas en estas tres últimas semanas en Gaza es mayor que el número de pacientes que los que atendimos en todo 2014, cuando Israel lanzó sobre la Franja la Operación Margen Protector.
La gran mayoría de los pacientes, principalmente hombres jóvenes, pero también algunas mujeres y niños, presentan lesiones que incluyen un nivel extremo de destrucción de huesos y tejidos blandos, así como grandes heridas de salida hasta del tamaño de un puño.
“Estas impresionantes lesiones son obviamente difíciles de reparar y a menudo requerirán injertos. En la mitad de los heridos que hemos recibido en nuestras clínicas de atención posoperatoria, la bala ha alcanzado el hueso, causando fracturas en múltiples fragmentos, lo que significa que el hueso se ha convertido literalmente en polvo”, dice Thierry Saucier, nuestro cirujano en Gaza.
Las balas también han causado desgarros múltiples e irregulares en los tejidos blandos, como piel, tendones, músculos, nervios y arterias. Esto supone que el riego sanguíneo no llega a estos tejidos, lo que a su vez crea un alto riesgo de infecciones. Si la bala toca el nervio ciático, causa parálisis, que puede ser irreversible, ya que la reparación de las lesiones no se puede hacer en un entorno de emergencia.
“Cuando se trata de una lesión arterial, hay un riesgo inmediato que pone en peligro la vida, así como una desvitalización de las extremidades y, por lo tanto, a menudo una amputación”, añade Saucier.
Lesiones de por vida
Tratar estas lesiones es muy complejo. Además de la atención sanitaria habitual en estos casos, muchos de estos pacientes necesitarán cirugía adicional y un largo proceso de fisioterapia y rehabilitación. Muchos pacientes quedarán con secuelas de por vida y otros podrían sufrir amputaciones si no reciben la atención adecuada en Gaza o si no logran obtener la autorización necesaria para recibir tratamiento fuera de la franja.
Para hacer frente a esta afluencia masiva de pacientes, hemos reforzado nuestras capacidades en Gaza aumentando el número de camas en nuestras clínicas posoperatorias y reclutando y capacitando a personal médico adicional. Además, abriremos un cuarto centro para proporcionar a los pacientes la atención especializada necesaria. También hemos desplegado un equipo de cirujanos –incluidos cirujanos vasculares, ortopédicos y reconstructivos– y anestesistas para tratar los casos más graves. Este equipo trabaja junto al personal médico palestino en los hospitales públicos Al Shifa y Al Aqsa.