Hemos comenzado a ofrecer ayuda de emergencia a los más de 15.000 refugiadosprovenientes de la región de Kasai, en el oeste de República Democrática del Congo (RDC). Desde mediados de abril, han cruzado la frontera con Angola y se han establecido en los campos de Mussenge y Kakanda.
Trabajamos conjuntamente con las autoridades de salud en la provisión de servicios médicos a los refugiados, y hemos establecido una clínica en cada campo con especial foco en la situación nutricional de los más pequeños. También prevemos conducir campañas de vacunación, así como mejorar la provisión de agua y saneamiento para evitar la propagación de enfermedades.
En las dos primeras semanas de nuestro trabajo en los campos de Dundo, a 15 kilómetros de la frontera con RDC, nos hemos centrado en analizar las necesidades de los miles de refugiados, en su mayoría niños.
Además, desde la primera semana de mayo, hemos dispuesto dos clínicas en sendos campos: “Hemos visitado a 1.559 pacientes en los diez primeros días. La patología más común que estamos detectando es malaria, seguido de problemas respiratorios y de problemas gastrointestinales. También nos preocupa la situación nutricional de los más pequeños, -algunos de los cuales han llegado solos-, y de ahí que también dispongamos de programas especiales de tratamiento de la desnutrición”, explica Joao Martins, nuestro coordinador de operaciones en Angola.
“Asimismo, nos preocupan especialmente las condiciones de saneamiento y de obtención de agua entre los refugiados. Deben mejorar para evitar la propagación de enfermedades”, añade.
Nuestro equipo en Dundo (Angola) está compuesto por 17 especialistas que colaboran en el sistema de referencia de los enfermos más graves al hospital de Nova Centralidade, en Dundo. En los últimos días, allí han llegado pacientes con heridas de machetes, amputaciones de miembros, quemaduras y heridas de bala. En los próximos días, también prevemos ayudar a este hospital.
“Nos preocupa que la situación en Kasaï siga siendo de inestabilidad y un número mayor de persones intente llegar a Angola. Tenemos que estar preparados para ofrecer una respuesta adecuada a un mayor número de personas”, alerta Martins.
Nuestra organización es una a las que las autoridades angoleñas contactaron para ayudar a los refugiados en Dundo. Hace dos años, reiniciamos nuestras operaciones en Angola y colaboramos con las autoridades en el tratamiento de enfermos por fiebre amarilla. Además, mantenemos un proyecto de apoyo a la salud materno-infantil en la zona de Cunene, fronteriza con Namibia.