El campo de refugiados conocido como ‘La Linière’, en Grande-Synthe, en las afueras de Dunkerque, al norte de Francia, está a punto de cerrar sus puertas a los recién llegados, según informan las autoridades locales.
El plan, reducir su capacidad a 300 personas para finales de este año y cerrarlo por completo a principios de 2017.
Si este proyecto sigue adelante, miles de refugiados y migrantes se volverán aún más vulnerables a la pobreza y la violencia ahora que se acerca el invierno.
Por ello, desde MSF pedimos a las autoridades locales la suspensión de todos los planes de desalojo de los residentes del campo así como el desmantelamiento de los campos de refugiados ya existentes en Grande-Synthe, Calais y en otros lugares en el norte de Francia con el fin de encontrar alternativas.
En un comunicado enviado el 5 de octubre a la empresa que gestiona la seguridad en el campamento ‘La Linière’, la subprefectura de Dunkerque dio instrucciones de que no se admitiera a ningún recién llegado en el campo, incluyendo “menores, familias, mujeres embarazadas, ancianos y personas con dificultades”.
Por su parte, el ayuntamiento de la ciudad no ha planteado ninguna objeción al plan.
Como medida de emergencia, la asociación UTOPIA 56 ha alojado temporalmente a seis familias sin recursos en un hotel de la localidad.
Sin condiciones ni alternativas
El campo ‘La Linière’ abrió a principios de marzo de 2016 para acoger a 1.500 refugiados y migrantes – incluyendo bebés y niños – que habían estado viviendo en precarias condiciones, rodeados de lodo, basura y ratas, en un campo informal cercano.
El nuevo campo, construido por el ayuntamiento local y MSF y con un coste de cuatro millones de euros, proporciona condiciones de vida más humanas. El alojamiento se da en refugios de madera rudimentarios, pero al menos los alrededores son limpios y seguros.
En julio de 2016, poco después de que el Gobierno galo anunciara que financiaría el campo, se decidió denegar la entrada a los nuevos adultos que viajaban solos, una medida que ya denunciamos en su momento.
«Impedir que los recién llegados accedan al campo en Grande-Synthe es incomprensible dado el inminente desmantelamiento de ‘la jungla’ de Calais», advierte Franck Esnee, nuestro coordinador general en Francia.
«¿Dónde deben ir entonces los refugiados y migrantes que llegan al campamento de ‘La Linière? Esta decisión se ha tomado precipitadamente, sin pensar en las consecuencias, y sin proponer soluciones alternativas. Todos aquellos que se niegan a abandonar su sueño de llegar a Inglaterra tendrán que encontrar refugio en algún lugar», añade.
Según él, «esta sistemática política de destrucción de los campos existentes y el impedimento de construir otros nuevos no lleva a ninguna parte».
«Sin planes alternativos para proporcionar refugio, las personas, familias y menores no acompañados tendrán que sobrevivir al invierno como vagabundos e indigentes y serán vulnerables a la violencia».