La Fiebre amarilla es una fiebre hemorrágica transmitida por el mosquito Aedes. Es una enfermedad difícil de diagnosticar. Identificar los síntomas no es suficiente. Hace falta una muestra de sangre y analizarla en un laboratorio especializado. Aunque la fiebre amarilla fue descubierta hace 90 años, sigue sin haber un tratamiento específico contra el virus. La vacuna es la mejor prevención. No es demasiado cara y es eficaz: en apenas un mes, una dosis única proporciona protección de por vida en casi el 100% de los casos. Pero es difícil de producir y como la demanda de la vacuna fluctúa mucho, los fabricantes no producen grandes cantidades.
Tener un suministro reducido es arriesgado. Ahora mismo, millones de personas están siendo vacunadas en Angola y República Democrática del Congo. La limitada reserva mundial de vacunas está amenazada.