El hospital de Abs, en la gobernación de Hajjah, al noroeste de Yemen, fue alcanzado ayer por un ataque aéreo a las 15:45 (hora local) que causó la muerte de al menos 11 personas e hirió a otras 19. La explosión mató en el acto a nueve personas, incluyendo un trabajador de Médicos Sin Fronteras (MSF), mientras que dos pacientes más murieron durante el trasladado al hospital de Al Jamhouri. Cinco pacientes continúan hospitalizados en este último centro.
El hospital de Abs, apoyado por Médicos Sin Fronteras (MSF) desde julio de 2015, resultó parcialmente destruido. Tras el ataque, el resto de los pacientes y el personal del centro fueron evacuados. La localización del hospital era bien conocida y sus coordenadas GPS habían sido compartidas en repetidas ocasiones con todas las partes en conflicto, incluyendo la Coalición liderada por Arabia Saudí.
“Este constituye el cuarto ataque, en menos de 12 meses, contra un centro al que brindamos apoyo. Hoy somos testigos, de nuevo, de las trágicas consecuencias del bombardeo a un hospital. Una vez más, un hospital repleto de pacientes y trabajadores nacionales e internacionales de MSF ha sido bombardeado en una guerra que no muestra ningún respeto por las instalaciones médicas ni por los pacientes. El último ejemplo fue ayer el bombardeo que alcanzó el recinto del hospital de Abs y provocó la muerte de 11 personas”, afirma Teresa Sancristóval, responsable de la Unidad de Emergencias de MSF.
“A pesar de la reciente resolución de las Naciones Unidas que llama a poner fin a los ataques a los hospitales y centros sanitarios y a las declaraciones de alto nivel en las que se muestra el compromiso con el Derecho Internacional Humanitario, nada parece estar haciéndose para que las partes involucradas en el conflicto de Yemen respeten al personal médico y a los pacientes. Sin una acción decidida, estos gestos públicos no tienen ningún sentido para las víctimas de ayer en Abs. El bombardeo del hospital es inaceptable ya sea producto de un ataque intencionado o resultado de una negligencia”, añade la responsable de Emergencias de MSF.
“La población de Yemen sigue muriendo o resultando herida mientras buscan asistencia médica. La violencia en Yemen está teniendo una carga desproporcionada sobre los civiles. Queremos expresar nuestra indignación al tener que enviar condolencias una vez más a los familiares de un miembro de nuestro equipos y de diez pacientes, quienes deberían haber estado a salvo en el interior de un hospital”.
MSF pide a todas las partes, y especialmente a la Coalición liderada por Arabia Saudí responsable de este ataque, que garanticen que una agresión de este tipo no volverá a ocurrir.
Desde julio de 2015, 4.611 pacientes habían recibido atención en el hospital de Abs, el centro de referencia entre los que se mantienen operativos en la parte occidental de la gobernación de Hajjah. Contaba con una sala de urgencias con 14 camas, una maternidad y una unidad de cirugía. En las últimas semanas, el hospital había registrado un incremento de pacientes heridos; la mayoría de ellos eran víctimas de combates recientes y de la campaña de ataques aéreos en la zona. En el momento del bombardeo, había 23 pacientes en el departamento de cirugía, 25 en la sala de maternidad, 13 recién nacidos y 12 en la unidad de pediatría. Durante la jornada, el hospital había recibido numerosos heridos de guerra. El número de pacientes que había en el área de urgencias está todavía pendiente de confirmación.
MSF lleva a cabo actividades en 11 hospitales y centros de salud y proporciona apoyo a otros 18 centros hospitalarios y clínicas en ocho gobernaciones del país: Adén, Ad-Dhale, Taiz, Saada, Amran, Hajjah, Ibb and Saná. En la actualidad, MSF cuenta con más de 2.000 trabajadores en Yemen, incluyendo 90 trabajadores internacionales.