Médicos Sin Fronteras (MSF) denuncia que dos meses después del alto el fuego en Yemen, los civiles siguen sufriendo los efectos de la violencia indiscriminada. Desde que se iniciara el alto el fuego en abril, las instalaciones de MSF y los hospitales apoyados por la organización en Yemen, han tratado a 1.624 personas con lesiones causadas por los intensos combates en Taiz. Casi la mitad de ellos eran civiles.
La escalada del conflicto comenzó hace 15 meses, y desde entonces Taiz ha vivido algunos de los combates más feroces. Sus ciudadanos han sufrido regularmente los efectos de los bombardeos aéreos y de las explosiones de bombas y proyectiles. También han sido víctimas de la explosión de minas terrestres y del fuego de francotiradores. Los combates y los bombardeos se dan en las zonas más densamente pobladas de la ciudad, pero a pesar de ello, ninguna de las partes en conflicto parece estar haciendo un esfuerzo por evitar que haya bajas entre los civiles.
«El 3 de junio recibimos 122 heridos en nuestras instalaciones. La mayoría habían sido víctimas del impacto de un misil que alcanzó un concurrido mercado en Taiz», denuncia Salah Dongu’du, coordinador del proyecto de MSF en Taiz. «A esto se añade que otras doce personas llegaron ya muertas, o con heridas tan graves que no pudimos hacer nada por ellos y murieron poco después. La gran mayoría eran civiles. Apenas 24 horas después, otras 135 personas llegaron heridas a causa de los nuevos combates. Aquí no hay tregua».
El impacto del conflicto afecta a todos los residentes de Taíz por igual. Es difícil encontrar a alguien que no haya perdido a algún familiar o amigo, o que no se haya quedado sin su hogar o sin sus medios de subsistencia. Todo el mundo vive bajo una sensación de miedo constante, pero no les queda otra opción que seguir intentado salir adelante. Mientras tanto, la situación humanitaria sigue deteriorándose, el acceso a la atención sanitaria está cada vez más limitado, no hay electricidad, las calles se llenan de basura, y los alimentos y otros productos básicos sólo están disponibles a unos precios completamente desorbitados.
«Hace poco entré en una de las salas de urgencia de uno de nuestros hospitales», explica Will Turner, coordinador general de MSF en Yemen. «Delante de mí había dos niños pequeños que yacían en dos camas; la una junto a la otra. El niño había sido alcanzado por una bala en el cuello cuando salía de la mezquita; la chica que estaba a su lado tenía el estómago destrozado por el impacto de una bala que le alcanzó mientras esperaba para recoger agua. Y no es un hecho aislado; este tipo de historias trágicas ocurren a diario en Taiz. Para nosotros, como organización médica humanitaria, esto resulta completamente inaceptable».
MSF hace un llamamiento a todas las partes en conflicto en Yemen para que tomen de una vez por todas las medidas necesarias para proteger a la población civil. MSF pide también a todos los actores que tienen alguna implicación en el conflicto de Yemen, tanto a los que están participando estos días en las conversaciones de paz de Kuwait como a los que no, que reduzcan el nivel de intensidad de los combates y que faciliten en todo momento el acceso de ayuda humanitaria a Taiz.
MSF apoya y dirige 30 hospitales en 8 de las provincias de Yemen. Como organización médico-humanitaria imparcial y neutral, ofrece tratamiento a todas las personas que lo necesitan, independientemente de sus afiliaciones religiosas, tribales, políticas o militares. Más de cuarenta mil heridos de guerra han sido tratados en hospitales de MSF, o en estructuras médicas apoyadas por MSF, desde marzo de 2015.