El daño directo de la guerra de Siria en las mujeres y los niños, documentado por Médicos Sin Fronteras (MSF) en un informe, pone de relieve de forma cruda la necesidad de que las partes en conflicto eviten bajas civiles y detengan los ataques indiscriminados o dirigidos expresamente contra la población y las infraestructuras civiles como mercados, hospitales o escuelas. A medida que la guerra entra en su sexto año, las partes en conflicto y sus aliados militares no pueden mantener la estrategia seguida en 2015.
El informe, basado en los datos proporcionados por 69 hospitales y clínicas apoyados por MSF en el noroeste, oeste y centro de Siria, documenta que 154.647 heridos de guerra fueron atendidos en estas instalaciones el año pasado. Las mujeres y los niños representaron entre el 30 y el 40 por ciento de los pacientes con heridas de guerra. En estos mismos centros y en el mismo periodo las lesiones causadas por los bombardeos y los combates provocaron 7.009 víctimas mortales. Y estas cifras incluyen solo a quienes pudieron llegar a un centro sanitario; otras muchas muertes se produjeron fuera de los mismos.
«Los datos médicos recopilados en el informe revelan una realidad atroz», afirma la Dra. Joanne Liu, presidenta internacional de MSF. «El número tan alto de mujeres y niños heridos, más de 900 cada semana, deja fuera de toda duda que zonas e infraestructuras civiles han sido blanco de ataques indiscriminados o expresamente dirigidos contra ellas a lo largo de las campañas militares de 2015. El informe pone negro sobre blanco el terrible impacto del conflicto y nos recuerda que en 2016 no podemos regresar a los niveles de violencia que vimos el año pasado«.
Aunque los datos médicos no distinguen, de forma específica, entre civiles y no civiles atendidos, el número de mujeres y niños fallecidos y heridos proporciona un conjunto de datos que indica el impacto entre la población civil. Cuando analizamos de forma específica 74 casos en los que se produjo una afluencia masiva de heridos (incidentes en los que llegan diez o más heridos en masa a un centro médico) el porcentaje de civiles herido es incluso mayor. En diez de estos casos, más del 60 por ciento de las víctimas que llegaron al hospital eran mujeres y niños. Un caso particularmente horrible fue el bombardeo en septiembre en la gobernación de Homs de un patio de recreo. El ataque dejó 86 heridos (79 por ciento de los cuales eran mujeres y niños) y 24 víctimas mortales, 90 por ciento de ellas mujeres y niños.
«El informe se basa exclusivamente en los datos proporcionados por instalaciones médicas que reciben apoyo de MSF.
Lo cierto es que el número total de instalaciones médicas atacadas y de mujeres y niños fallecidos o con heridas de guerra es, sin duda, mucho, mucho más alto», asegura Joanne Liu.
Los datos del informe revelan, además, que 23 trabajadores sanitarios sirios murieron y 58 resultaron heridos a causa de 94 ataques aéreos o de artillería sobre 63 hospitales y clínicas. Así mismo, como consecuencia de estos bombardeos, 12 instalaciones resultaron completamente destruidas. En lo que llevamos de 2016, seis centros sanitarios apoyados por MSF han sido objeto de siete ataques.
En 2015, el conflicto experimentó una escalada brutal con el apoyo de Rusia al Gobierno sirio y la suma de Reino Unido y Francia a la campaña aérea de la coalición liderada por Estados Unidos. Tras la incorporación de estos países al conflicto, cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU están involucrados activamente en la guerra en Siria.
«Los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU deben responder por su falta de respeto a sus propias resoluciones y garantizar que el horror que ha vivido la población siria en 2015 no se repita», concluye la Dra. Liu.