El viernes 21 de agosto por la noche, uno de los hospitales con los que cuenta Médicos Sin Fronteras (MSF) en la Gobernación de Alepo trató a cuatro pacientes con síntomas de haber estado expuestos a agentes químicos.
Los cuatro pacientes son miembros de una misma familia compuesta por los dos padres, una niña de 3 años de edad y otra niña recién nacida. Llegaron al hospital de MSF una hora después de haber sufrido la exposición a los agentes químicos, presentando enrojecimiento de los ojos, eritemas en la piel, conjuntivitis y dificultades respiratorias, síntomas a los que siguieron la aparición de ampollas y el empeoramiento de sus condiciones respiratorias unas tres horas más tarde. El equipo de MSF les proporcionó tratamiento sintomático y oxígeno hasta que fueron evacuados a otro centro de tratamiento especializado.
La familia llegó de Marea, situada en el norte de Alepo y perteneciente al distrito de Azaz. La ciudad, en la que varias fuerzas opositoras se disputan el poder entre ellas, había sufrido intensos ataques con morteros y artillería durante toda la semana y fue intensamente bombardeada durante la jornada del viernes. Según el testimonio de los pacientes, un proyectil de mortero cayó en su casa alrededor de las siete y media de la tarde. Después de la explosión, un gas amarillo se esparció a lo largo de toda su sala de estar. Ambos padres, con la ayuda de algunos vecinos, trataron de proteger a sus hijos cubriéndolos con sus propios cuerpos. Fueron trasladados inmediatamente al hospital de Marea, donde se les proporcionaron primeros auxilios. Cuando su estado de salud comenzó a deteriorarse fueron remitidos al hospital de MSF.
«MSF no tiene capacidad para hacer pruebas de laboratorio que confirmen la causa de estos síntomas. Sin embargo, las características clínicas y la evolución de los pacientes tratados por nuestro equipo, así como su testimonio sobre las circunstancias en las que sufrieron el envenenamiento, apuntan a que estuvieron expuestos a un agente químico», afirma Pablo Marco, responsable de Operaciones de MSF para Siria.
Esta aterradora noticia viene a sumarse al deterioro cada vez mayor de la situación humanitaria en la Gobernación de Alepo, donde en los últimos meses, en una ofensiva diferente, un mínimo de 11 centros médicos han sido atacados deliberadamente con barriles bomba, y donde los pocos hospitales y centros de salud que se mantienen operativos son incapaces de hacer frente a las enormes necesidades de la población.
«Cualquier uso de armas químicas constituye una violación muy grave del derecho internacional humanitario. Supondría añadir un grado más de sufrimiento a una población que está pagando las consecuencias de la peor crisis humanitaria de los últimos años. Hacemos un llamamiento a todas las partes enfrentadas para que muestren un mínimo de respeto por la vida humana y para que detengan la violencia indiscriminada sobre la población civil«, denuncia Pablo Marco.
Médicos Sin Fronteras (MSF) cuenta con seis centros médicos en el interior de Siria y apoya directamente a más de 100 clínicas, puestos de salud y hospitales de campaña en el país. MSF también ofrece servicios médicos a los refugiados sirios que han huido a Jordania, Líbano, Turquía e Irak.