Nepal: tres meses después de los terremotos

Burros y helicóptero, la única manera de llegar a las zonas remotas como Kashigaoun (Nepal) ©Yann Geay/MSF Burros y helicóptero, la única manera de llegar a las zonas remotas como Kashigaoun (Nepal) Yann Geay/MSF

Tres meses después de que dos terremotos dejaran alrededor de 8.500 muertos y 20.000 heridos en Nepal, Médicos sin Fronteras (MSF) ha comenzado ya a reducir sus operaciones en el país. No obstante, la organización médico-humanitaria internacional seguirá vigilando los brotes de enfermedades en algunos de los campos que siguen acogiendo a las personas desplazadas, y […]

Tres meses después de que dos terremotos dejaran alrededor de 8.500 muertos y 20.000 heridos en Nepal, Médicos sin Fronteras (MSF) ha comenzado ya a reducir sus operaciones en el país. No obstante, la organización médico-humanitaria internacional seguirá vigilando los brotes de enfermedades en algunos de los campos que siguen acogiendo a las personas desplazadas, y prestando apoyo quirúrgico y postoperatorio en los hospitales donde se han identificado necesidades.

48 horas después de que el primer terremoto golpeara el día 25 de abril, varios equipos de MSF ya habían llegado a Katmandú y realizado evaluaciones en helicóptero. Otros equipos de la organización llegaron a Gorkha, lugar donde se produjo el epicentro del temblor, al noroeste de la capital, viajando por carretera desde el norte de India. Cuando llegaron, se encontraron con que había un gran despliegue local para dar respuesta a las necesidades, y por tanto decidieron centrar sus esfuerzos en las comunidades de montaña de más difícil acceso. Los esfuerzos se redoblaron tras el segundo terremoto, que esta vez tuvo su epicentro al este de Katmandú, entre los distritos de Dolakha y Sindhupalchowk.

En total, durante estos primeros tres meses, MSF ha llevado a cabo más de 2.500 consultas de salud y ha proporcionado apoyo psicológico a más de 7.000 personas, desplazándose principalmente en helicóptero. La organización también trató a 240 pacientes que requerían atención médica de urgencias e hizo más de 1.200 sesiones de fisioterapia en el hospital ortopédico de Katmandú. Además, los equipos de MSF también distribuyeron alimentos y refugio, artículos de cocina y de higiene a casi 15.000 hogares.

 

Refugio antes de los monzones

Con muchas aldeas remotas completamente arrasadas, la inminente temporada de monzones convirtió la distribución de refugio y el saneamiento en una prioridad y en una carrera contrarreloj. MSF transportó hasta las montañas cerca de 6.000 tiendas de campaña de tamaño familiar, 13.000 paneles metálicos y 3.000 kits para reconstrucción de viviendas más permanentes, tanto por tierra como por aire. Para cuando llegaron los monzones, casi 10.000 familias repartidas por Dhading, Nuwakot, Dolakha, Gorkha y en otros lugares del valle de Budhy Gandaki habían recibido refugio.

 

Necesidades de salud en las montañas

La asistencia médica fue crítica en el período inmediatamente posterior al terremoto. Para aquellos heridos más graves que estaban en las zonas montañosas se hicieron evacuaciones aéreas a gran escala con helicópteros militares. Sin embargo, otros afectados con lesiones que no se consideraban que pudieran poner en riesgo sus vidas quedaron atrapados en sus pueblos y sin acceso a la ayuda. Además, muchos de los hospitales de estas zonas estaban demasiado dañados como para tratar a aquellas personas que podían llegar hasta ellos. Por eso, MSF puso en marcha un sistema de clínicas móviles mediante helicópteros con las que atendía a esta población más aislada y con las que proporcionaba transporte a los hospitales de referencia en caso de emergencia. Se realizaron consultas clínicas regulares en varios pueblos repartidos por los distritos de Gorkha, Dhading, Nuwakot, Rasuwa, Sindhupalchowk y Dolakha. Su foco de atención, de acuerdo con las necesidades expresadas por las comunidades alcanzadas, eran los niños menores de 5 años, las mujeres embarazadas y la salud mental.

En los días siguientes al primer terremoto, un equipo quirúrgico trabajó en el hospital de Bhaktapur para reducir el tiempo de espera de los heridos que aún debían recibir tratamiento.

El 3 de mayo, MSF abrió un hospital de campaña en el área de Chhapchet, en el distrito de Dhading, una zona muy afectada por el primer terremoto. Proporcionó atención médica básica e intervenciones quirúrgicas menores, incluyendo a pacientes con heridas infectadas.

En Arughat, en el distrito de Gorkha, MSF abrió el 8 de mayo otro hospital de campaña con 20 camas, quirófano, sala de urgencias, maternidad y sala de reanimación que sirvió de reemplazo al centro de salud local, que quedó destruido, hasta que el Ministerio de Salud pudo abrir una estructura semipermanente a finales de junio.

MSF también prestó apoyo técnico a un hospital de campaña dirigido por el Ministerio de Salud en Bidur, Nuwakot.

 

Apoyo continuo

En mayo, MSF también dio apoyo al Hospital Ortopédico de Nepal, en Katmandú, debido al alto número de heridos que eran evacuados hasta allí, y continuará proporcionando cuidados postoperatorios, que comprenden atención médica, fisioterapia y asistencia psicosocial, hasta finales de julio.

MSF también continuará apoyando al departamento de cirugía del hospital de Charikot en el distrito de Dolakha (el epicentro del segundo terremoto) durante tres meses más y otro equipo apoyará al Centro de Rehabilitación de lesiones medulares en Dhulikhel, al este de Katmandú, también durante tres meses más. Ese equipo proporcionará capacidad adicional para el seguimiento postoperatorio de los pacientes heridos en los terremotos, incluyendo fisioterapia, vendajes, y seguimiento médico y de salud mental.

 

Desplazados en Katmandú

A pesar de que la prioridad para MSF era llegar a las personas atrapadas en zonas remotas, los equipos de la organización también instalaron sistemas de abastecimiento de agua para 7.000 personas desplazadas en el campamento Cheechipathi en Katmandú, y creó sistemas de saneamiento en varios campos más repartidos por la ciudad.

MSF permanecerá en la capital hasta el final de la temporada de monzones para vigilar los brotes de enfermedades en este campamento y en otros dos, ya que miles de personas aún viven hacinadas y en condiciones precarias.

 

 

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