Los gobiernos reunidos en Ginebra con motivo de la Asamblea Mundial de la Salud (máximo órgano de decisión de la Organización Mundial la Salud) han dado la voz de alarma esta semana sobre el aumento desorbitado del precio de vacunar a un niño. En este sentido los representantes de los estados han dado un paso decisivo para abordar el problema mediante una resolución que insta a conseguir vacunas más asequibles y una mayor transparencia de sus precios. Todos los estados miembros de la Asamblea adoptaron la resolución y más de 60 países —entre ellos Argelia, Australia, Brasil, Colombia, Líbano, Libia, Ecuador, Egipto, Indonesia, Níger, Nigeria, Sudáfrica, Tailandia, Pakistán, Filipinas y Corea del Sur— manifestaron explícitamente su apoyo a la resolución y su preocupación por los altos precios de las vacunas durante las deliberaciones.
Médicos Sin Fronteras (MSF) recibió con satisfacción el firme mensaje enviado por los gobiernos.
«Si bien es positivo ver que los países luchan por la salud de su pueblo, esta resolución también refleja una triste realidad en el sentido de unas vacunas que son cada vez más caras para una gran parte de la población mundial», afirmó el doctor Manica Balasegaram, director ejecutivo de la Campaña de Acceso de MSF. «Si los gobiernos no toman medidas concretas para hacer frente a los precios de las vacunas se verán obligados, cada vez más, a tomar decisiones difíciles sobre contra qué enfermedades pueden darse el lujo de proteger a sus hijos.», añadió.
En enero, MSF publicó su informe de precios de vacunas, La mejor vacuna: por un acceso sin barreras a vacunas asequibles y adaptadas, que mostró que en los países más pobres, el precio del paquete básico de vacunas recomendadas por la OMS para la inmunización de un niño es ahora 68 veces mayor que en el año 2001. Además, en muchas partes del mundo no pueden pagar las nuevas vacunas de precios tan elevados como la vacuna contra la enfermedad neumocócica, que mata a casi un millón de niños cada año.
Una de las razones por las que las vacunas son tan caras está vinculada al hecho de que la información pública sobre los precios es muy escasa, lo que obliga a muchos países en vías de desarrollo y a las agencias humanitarias a negociar a ciegas con las empresas farmacéuticas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado una mayor transparencia de los precios de la vacuna como paso clave hacia la mejora de la accesibilidad a las mismas.
Muchos países han expresado la necesidad urgente de una resolución como la adoptada, señalando que cualquier retraso en su aceptación provocará que mueran más niños por enfermedades prevenibles mediante la vacunación. MSF espera que los gobiernos utilicen este impulso para garantizar que los precios pagados se hagan públicos. Así mismo, la Organización también aspira a que las compañías farmacéuticas y los expertos mundiales de la salud en todo el mundo escuchen este llamamiento y éste lleve a un esfuerzo conjunto para reducir los precios.
«Los países se sienten frustrados porque son incapaces de proteger a sus hijos debido a los altos precios de las vacunas. Tienen en sus manos el poder para aumentar la accesibilidad mejorando colectivamente la transparencia sobre los precios que sufragan en el ámbito nacional. Con esta resolución, los países han lanzado un llamamiento claro sobre la necesidad de tomar más medidas. Tenemos que anteponer la salud pública al beneficio económico: las vacunas que salvan vidas de niños no deberían ser un gran negocio en los países pobres», manifiesta Balasegaram.
Campaña para vacunas más justas
Esta resolución forma parte de los esfuerzos de la Campaña de Acceso de Médicos Sin Fronteras para romper el silencio sobre los altos precios de las vacunas y conseguir vacunas más accesibles para los países en vías de desarrollo. Con este objetivo, MSF tiene en marcha desde abril una campaña mundial – ‘La vacuna más justa’ (A fair shot en inglés) para instar a las compañías farmacéuticas GlaxoSmithKline (GSK) y Pfizer a que reduzcan el precio de la vacuna neumocócica en países en desarrollo a 5 dólares (4,65 euros) por niño, para que más menores puedan ser protegidos frente ante esta mortífera bacteria. La campaña también reclama a las farmacéuticas que revelen lo que cobran a cada país por la vacuna.