Aunque el número de pacientes infectados por Ébola en Liberia ha ido disminuyendo de manera constante en las últimas semanas, MSF sigue dando apoyo al sistema sanitario local para ayudar a restaurar de forma segura los servicios médicos del país.
El 20 de marzo se confirmó un nuevo caso de Ébola en la unidad de tránsito para pacientes de Ébola que Médicos Sin Fronteras (MSF) gestiona en el hospital Redemption de Monrovia, capital de Liberia. La paciente, que falleció unos días más tarde, fue el primer caso de Ébola registrado en el país en más de dos semanas.
“Nuestro objetivo prioritario es identificar a los infectados por el virus tan pronto como sea posible”, explica la Dra Hanna Majanen, responsable del equipo médico de MSF en Monrovia. “Aunque la mayoría de los pacientes que nos derivan actualmente no padecen Ébola, todavía deben ser sometidos a pruebas antes de recibir cualquier tipo de asistencia médica. Desde el inicio del brote 372 profesionales sanitarios han contraído el virus, de los cuales 179 han fallecido, así que los temores del personal médico a contagiarse son comprensibles”.
Todavía no se dispone de ninguna prueba rápida para la detección del Ébola, y tener que esperar a los resultados del laboratorio para recibir cualquier tipo de asistencia médica siempre se traduce en la pérdida de un tiempo precioso. “Hemos visto a gente morir simplemente porque no podían recibir la atención médica oportuna. Y en muchos casos no tenían Ébola, sino cualquier otra enfermedad o necesidad médica que hubiera necesitado ser atendida de manera urgente”, afirma Philippe Le Vaillant, coordinador general de MSF en Liberia. “Por lo general eran casos graves de malaria o de fiebre tifoidea. Las mujeres embarazadas que presentaban complicaciones obstétricas también han corrido la misma suerte”.
Aunque actualmente Liberia cuenta con un número suficiente de centros de tratamiento de Ébola, la gente todavía tiene problemas para acceder a los servicios regulares de salud pública. La mayoría de los centros médicos ha vuelto a abrir sus puertas, aunque con un nivel de actividad inferior al que tenían antes de la epidemia. Además, muchos pacientes se muestran todavía reacios a acudir a ellos en busca de atención.
Después de consultar con el Ministerio de Salud de Liberia cuáles eran las necesidades más urgentes que quedaban por cubrir, MSF decidió abrir un nuevo hospital pediátrico que sirviera para aumentar la capacidad de tratamiento de emergencias médicas no relacionadas con el Ébola. Este hospital, que permanece abierto 24 horas al día los 7 días de la semana, dispone de 46 camas para niños menores de 5 años y puede ampliarse hasta alcanzar un total de 100 plazas. Se han implantado protocolos reforzados de prevención y de control de la infección destinados a proteger al personal y a los pacientes frente a cualquier posible contagio de Ébola.
“Por ejemplo, se han puesto en marcha unos procesos de clasificación más rigurosos, acompañados de equipos de protección adicionales, más espacio entre camas y unos procedimientos reforzados de descontaminación y gestión de residuos para mejorar la seguridad del personal y los pacientes”, expone la Dra. Myriam Deguillen, directora del Hospital de MSF. “Esto resulta esencial para restaurar la confianza en el sistema médico, tanto de los profesionales sanitarios como de los pacientes. Su seguridad es nuestra principal preocupación”.
En paralelo, MSF colabora con el hospital James David Júnior (JDJ) Memorial de Paynesville para la mejora de sus servicios pediátricos y de maternidad y con el objetivo de que éstos alcancen nuevos estándares de calidad y seguridad que tengan en cuenta la amenaza del Ébola. El otro objetivo de esta colaboración es que estos servicios puedan seguir siendo gratuitos. Muchos de los pacientes que ingresan en el JDJ son recién nacidos cuyas madres se vieron obligadas a dar a luz en sus hogares.
MSF también ha colaborado con 23 clínicas de salud en los condados de Montserrado y Grand Cape Mount con los que ha contribuido a la implantación de prácticas más seguras en los centros. Las actividades de formación contaron a menudo con la participación de miembros de la comunidad. “Quiero estar seguro de que puedo enviar a mis hijos al centro de salud cuando están enfermos, en lugar de comprar las pastillas en la farmacia y dárselas yo en casa. Sin embargo, en este hospital tengo garantías de que la amenaza del Ébola ser trata con mucha seriedad”, reconoce Morris Gibson en la clínica T.K.G., un centro médico ubicado en Clara Town, un suburbio de la capital de Liberia.
“Una de las razones por las que el Ébola ha hecho tanto daño en Liberia, Guinea y Sierra Leona ha sido por la debilidad de sus sistemas sanitarios”, añade Philippe Le Vaillant. “Es imprescindible lograr mejoras significativas, especialmente en términos de control de infecciones y vigilancia epidemiológica, para alcanzar y mantener los más exigentes estándares de calidad”.
“El virus nos ha enseñado a todos una dura lección”, relata Beatrice Jlaka, supervisora de enfermería en la unidad de cuidados intensivos del hospital JDJ. “Muchos de nuestros colegas han muerto luchando contra la enfermedad porque no tenían la formación o el equipo apropiado. La mejor manera de honrar su memoria es mantenernos alerta en todo momento. Ya no me da miedo trabajar; ahora me siento preparada.