República Democrática del Congo: La visita del ‘suluby’

Vacunación en los alrededores de Minova © MSFMSF

Ana de la Osada, referente médica de MSF para la campaña de vacunación de Minova, República Democrática del Congo, cuenta su experiencia. A finales de septiembre el suluby llegó a Karango, un pueblo de la región de Minova encaramado en las montañas que rodean el lago Kivu, en el este de la República Democrática del Congo (RDC). […]

Ana de la Osada, referente médica de MSF para la campaña de vacunación de Minova, República Democrática del Congo, cuenta su experiencia.

A finales de septiembre el suluby llegó a Karango, un pueblo de la región de Minova encaramado en las montañas que rodean el lago Kivu, en el este de la República Democrática del Congo (RDC).

El suluby, más conocido para nosotros como sarampión, bajó a Karango, siguiendo la ruta que baja desde los llamados Hauts Plateaux, la zona más alta del lugar. Aprovechó la pobre cobertura de vacunación que caracteriza esta zona del país para instalarse cómodamente y atacar, cómo no, a los más vulnerables. A principios de octubre, el visitante se cobró en una semana la vida de cuatro niños del pueblo, todos ellos menores de 5 años.

Miembros del equipo de urgencia de MSF en la provincia de Kivu del Sur (RUSK) nos desplazamos al lugar para responder a la epidemia que empezaba a extenderse por el litoral de Minova. El suluby no se había conformado con Karango y ya había aparecido en otros pueblos cercanos, como Ruhunde y Nyamasasa.

Nuestro objetivo era claro: hacerle frente. Era necesaria una vacunación masiva, pero a la vez había que asegurarse de que la población afectada por la epidemia tuviera acceso gratuito a los centros de salud y el hospital para prevenir y frenar las complicaciones que puede provocar el virus del sarampión. Se hicieron donaciones de medicamentos, se apoyó a los equipos de los centros sanitarios se estableció un sistema para referir los casos graves al hospital.

La diferencia entre la vida o la muerte para un pequeño con sarampión puede ser tan sencilla como que su madre tenga o no dinero para pagar la consulta y el tratamiento médico. En la mayoría de los centros sanitarios de esta zona el acceso a la salud no es gratuito y desgraciadamente no está al alcance de todos.

El primer día que fuimos a Karango nos acercamos al centro de salud para hablar con el equipo. Era sábado, día de consulta prenatal, y aprovechamos para hablar con las mamás que esperaban turno. Cuando les explicamos que se iba a organizar una campaña de vacunación masiva y que el tratamiento sería gratuito empezaron a aplaudirnos. Una madre nos explicó que había perdido a dos de sus tres hijos, los más pequeños. La falta de medios económicos le impidió llevarlos al centro de salud y murieron en casa sin que ella pudiera hacer nada por impedirlo. El suluby no tiene piedad de los que tienen menos recursos.

A finales de octubre empezamos a recorrer todo el litoral del lago en la zona Minova para asegurar el tratamiento gratuito de casos y animar a la comunidad para que participara en la campaña de vacunación, dirigida a todos los niños entre 6 meses y 15 años. El primero de diciembre se dio el pistoletazo de salida: comenzó la campaña con el objetivo de inmunizar a unos 75.000 niños durante algo más de dos semanas. Una buena cobertura de vacunación es la mejor arma contra la expansión del sarampión. Eso es precisamente lo que tenemos que conseguir.

Durante la primera mañana, aun con el sol saliendo, pensaba mientras subíamos hacia Karango en todas esas madres con las que habíamos hablado y de todos los niños de ese pueblo que habían recibido la visita del suluby, con mejor o peor suerte. Durante los tres primeros días vacunamos todo el área de Karango: un total de 5.200 niños. No fue nada fácil mantener el orden en los puntos de vacunación, pero las mamás tenían muy claro su objetivo y aguantaron de pie varias horas, algunas desde las 6 de la mañana, ansiosas por ver como sus hijos recibían la protección.

Mientras escribo esta historia hemos pasado el ecuador de la campaña. 66.250 niños han sido vacunados y aún nos quedan varios días de trabajo intenso. El cansancio se hace notar y cada madrugón pesa, pero ahí seguimos. Calculamos que al final de la campaña cubriremos con creces el objetivo, llegaremos a vacunar a unos 100.000 niños.

El suluby ya empieza a sentirse incómodo en la zona del litoral de Minova.

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En las dos primeras semanas de diciembre, un equipo de MSF realizó una campaña de vacunación contra el sarampión en el área de Minova (provincia de Kivu del Sur, en el este de la República Democrática del Congo) en la que fueron inmunizados 90.887 niños y jóvenes de entre 6 meses y 15 años, un 20 % más de los previstos inicialmente.

El sarampión puede ser mortal en los niños si no se trata, pero es muy fácil de evitar mediante la vacunación. Desde hace décadas, el país ha sufrido epidemias de sarampión con un resurgimiento importante de la enfermedad desde el año 2010. Un estudio realizado por Epicentre, el centro de investigación epidemiológica de MSF,  indica que entre 2010 y 2013 se registraron en el país casi 300.000 casos y que algo más de 5.000 pacientes (1,7% del total) fallecieron. Según el informe, el número de casos descendió más de un 20% tras las primeras campañas de vacunación.

 

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