Médicos Sin Fronteras (MSF) se ha visto obligada a detener casi por completo su actividad en la ciudad de Batangafo, en el norte de la República Centroafricana (RCA), y a evacuar a la cuarentena de integrantes de su equipo a causa de la creciente tensión en esa localidad, que ha derivado en diversos incidentes violentos […]
Médicos Sin Fronteras (MSF) se ha visto obligada a detener casi por completo su actividad en la ciudad de Batangafo, en el norte de la República Centroafricana (RCA), y a evacuar a la cuarentena de integrantes de su equipo a causa de la creciente tensión en esa localidad, que ha derivado en diversos incidentes violentos y amenazas contra miembros de la organización.
MSF hace un llamamiento a las partes en conflicto en la RCA para que respeten las estructuras y los equipos de salud, que tienen por único objetivo responder a las necesidades médicas y humanitarias de la población a la que asiste. “Esperamos que la gente entienda que hace falta tranquilidad y espacio físico para poder trabajar. Y lo más importante, necesitamos respeto a la integridad física y psicológica de nuestros pacientes y trabajadores”, afirmó el jefe de misión de MSF en el país, Javier Eguren.
“Desde hace un mes el equipo trabaja con muchas dificultades debido a la falta de respeto hacia la estructura hospitalaria y a las amenazas contra nuestro personal”, explicó la responsable médica de MSF en la zona, Cecilia Greco.
La escalada de tensión ha provocado que miles de personas busquen refugio desde hace semanas en el recinto del hospital, que se ha convertido en lugar de pernoctación habitual para cientos de familias. Un tiroteo el pasado domingo 31 entre milicianos armados y las fuerzas de pacificación africanas (MISCA) provocó varios heridos.
“Tras el domingo han llegado aún más desplazados. Hay casi 3.000 personas en el interior del hospital”, afirmó Greco, quien denunció que “ciertos elementos intentaron apresar a pacientes y a miembros del equipo de confesión musulmana”.
La suspensión temporal de actividades de MSF en el hospital de Batangafo afecta esencialmente a los centenares de personas que son atendidas a diario en el servicio de consultas externas y también al centenar de pacientes ingresados en el centro, parte de los cuales serán llevados a la localidad de Kabo, a unos 50 kilómetros de distancia.
El personal sanitario del Ministerio de Salud y unos pocos miembros de MSF han quedado al cargo de los servicios de emergencias, maternidad y tratamiento a pacientes de tuberculosis y VIH. Los casos más graves o que requieren cirugía serán derivados a Kabo: los puestos de salud que reciben apoyo de MSF en la periferia de Batangafo continúan su actividad normal.
La tensión en la localidad ha ido en aumento tras los fuertes combates registrados hace un mes entre milicias armadas y las fuerzas de pacificación francesas a inicios de agosto. La situación se ha deteriorado gravemente: ha habido amenazas contra miembros de MSF y una casa de la organización fue asaltada por segunda vez en las últimas semanas. Estos hechos, junto a la falta de garantías de seguridad para el personal sanitario y los pacientes del hospital, han llevado a MSF a decidir la salida del grueso de su equipo en Batangafo.
MSF trabaja en República Centroafricana desde 1997. Actualmente, cuenta con más de 300 trabajadores internacionales y más de 2.000 trabajadores centroafricanos en el país. Desde diciembre de 2013, MSF ha duplicado su nivel de asistencia médica como respuesta a la crisis, pasando de 10 a 21 proyectos y llevando a cabo seis intervenciones para los refugiados centroafricanos en los países vecinos de Chad, Camerún y la República Democrática del Congo.
En Batangafo, MSF gestiona el hospital general, que cuenta con 165 camas y apoya 5 centros de salud en la periferia. En julio se realizaron casi 7.000 consultas, 3.000 de ellas a menores de 5 años.