Con el resurgimiento de la violencia en Irak entre los grupos de oposición y el ejército iraquí, en el último mes cientos de miles de personas han huido de las principales ciudades como Mosul, Fallujah y Tikrit.
Los civiles han dejado sus casas en las ciudades de las gobernaciones de Anbar central y Salah ad Din presas del pánico y de la incertidumbre por el rápido avance de los grupos armados. La mayoría han huido al Kurdistán iraquí, la gobernación de Al Tameem y otras ciudades consideradas relativamente seguras. Sin embargo, algunos civiles siguen atrapados en medio de fuertes combates en las gobernaciones de Anbar, Salah ad Din y Al Tameem.
Intervención de MSF
El pasado 11 de junio un equipo de MSF tuvo que abandonar la clínica que estaba a punto de abrir en Tikrit por la situación de seguridad, dos días más tarde fue dañada por bombardeos aéreos.
En las últimas semanas, MSF ha proporcionado apoyo a varios hospitales en Tikrit, Hawija, y Heet con recursos humanos, medicinas y equipos médicos. En estos hospitales se mantienen servicios de urgencia y quirúrgicos pese a las dificultades para trabajar y sin el apoyo continuado de las autoridades centrales de salud.
El nivel de dedicación del personal iraquí es impresionante, dice Fabio Forgione, coordinador general en Irak. Doctores, enfermeras y personal de apoyo siguen trabajando pese a las duras condiciones. Es una situación desesperada. El número de pacientes que requieren atención de urgencia aumenta y cada vez hay menos suministros. Faltan medicamentos y suministros médicos, hay cortes de agua y luz y los altos niveles de inseguridad que no les permiten moverse.
En la ciudad de Heet, donde 82.000 desplazados se han instalado tras huir de los enfrentamientos en Fallujah, se siguen haciendo cirugías ginecológicas y ortopédicas. Esta semana se empezó a ofrecer atención maternal y cuidados para enfermedades crónicas con el apoyo de MSF.
Además, los equipos de MSF están evaluando las necesidades médicas de personas desplazadas y haciendo clínicas móviles en zonas del sur de Kirkuk y en la región de entre Dohuk y Erbil, donde están la mayoría de desplazados. MSF hace unas 50 consultas al día en cada sitio, principalmente por enfermedades contagiosas en niños como diarrea y la varicela y por enfermedades crónicas en adultos como hipertensión y diabetes.
Inseguridad y difícil acceso
Hoy en día, el principal reto para MSF es la situación de seguridad en las zonas disputadas y las que están bajo control de grupos armados. Proporcionar la asistencia médica más básica es muy difícil para las organizaciones humanitarias en el terreno, dice Forgione. Las necesidades médicas siguen estando en las zonas más peligrosas y de difícil acceso. Las personas que huyen o están atrapadas por la violencia están expuestas a situaciones de salud cada vez más arriesgadas y toda la ayuda que podamos darles sigue siendo insuficiente.
MSF ha trabajado sin interrupción en Irak desde 2006. Para mantener su independencia, MSF no acepta fondos de ningún gobierno, comité religioso o agencia internacional para sus programas en el país. Para llevar a cabo sus actividades en Irak, trabaja tan solo con las donaciones privadas de sus socios. Actualmente, MSF tiene más de 300 trabajadores sobre el terreno en el país.