El año 2013 marca un antes y un después en la caída de República Centroafricana hacia el caos. Primero, con la toma del gobierno por parte de la coalición armada Séléka entre marzo y abril, su ejercicio de poder despótico y los continuos abusos contra la población civil. Y después, con la consiguiente reacción de la población y la creación de los grupos de autodefensa denominados anti-Balaka, perpetradores también de terribles abusos, especialmente contra la comunidad musulmana, a la que acusan de ser cómplice de Séléka.
Miles de muertos y heridos, un millón de desplazados y refugiados, la actividad agrícola en suspenso, un país ahora partido en dos entre los anti-Balaka y Séléka, y una ciudadanía dividida y más polarizada entre musulmanes y cristianos, tal es el cómputo final de un año convulso y violento, cuyas gravísimas consecuencias para la población se están traduciendo en desplazamientos masivos, exilio y violencia extrema entre otras.
Con solo 4,5 millones de habitantes, es uno de los países más pobres del mundo con una esperanza de vida que ronda los 51 años, y unos indicadores de salud muy bajos: sólo hay un médico por cada 55.000 personas, o una comadrona para cada 7.000 mujeres. De cada 1.000 niños nacidos, unos 130 no llegarán a cumplir los 5 años siendo víctimas de la malaria, la meningitis o la desnutrición.
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha desarrollado el proyecto multimadia «República Centroafricana: el país perdido», mediante el cual pretende dar a conocer la situación de la población centroafricana. «El país perdido» narra la historia de un territorio ausente de las agencias internacionales y desconocido para casi todos.
La web incluye una cronología de la evolución del conflicto, una galería multimedia con vídeos, fotografías y testimonios que abordan diferentes aspectos del mismo, y un mapa donde comprobar cómo han variado los movimientos de población, los proyectos de MSF y los ataques de los grupos armados a lo largo de la crisis.
MSF trabaja en República Centroafricana desde 1997 y, actualmente, cuenta con más de 300 trabajadores internacionales y más de 2.000 trabajadores centroafricanos en el país. Desde diciembre de 2013, MSF ha duplicado su nivel de asistencia médica como respuesta a la crisis pasando de 10 a 21 proyectos y llevando a cabo seis intervenciones para los refugiados centroafricanos en los países vecinos de Chad, Camerún y la República Democrática del Congo.