Médicos Sin Fronteras (MSF), que trabaja en Carnot desde 2010, es testigo directo de la violencia y las atrocidades contra la población desplazada musulmana de la ciudad a quienes proporciona asistencia.
Desde hace unas semanas, numerosas ciudades situadas al oeste de la República Centroafricana (RCA) han sido escenario de ataques contra sus comunidades musulmanas. Por temor a padecer la misma suerte, una gran mayoría de miembros de la comunidad musulmana de Carnot también han huido. Al mismo tiempo, numerosos pastores musulmanes -Fulani, Fula o Peuls- tienen que hacer un alto en Carnot en su ruta hacia Camerún. Esta ciudad, de unos 8.000 habitantes, se ha convertido en una zona de tránsito para estas poblaciones nómadas. Ahora, con la partida de los ex-Séléka y la toma del control de la ciudad el día 1 de febrero por parte de los anti-Balaka, más de mil personas, refugiadas en el recinto de la parroquia de la ciudad, se ven atrapadas allí.
La retirada de los Séléka supone la llegada de más grupos anti-Balaka y el aumento paulatino de la tensión. El abad de la parroquia ha sido objeto de amenazas en numerosas ocasiones porque proclama la paz entre las dos comunidades religiosas. Se han producido secuestros con exigencia de rescate y hombres armados, cada vez más violentos, circulan pistola en mano por las calles de la ciudad y afirman que quieren eliminar a todos los musulmanes de Carnot.
Con este objetivo, intentan localizarlos con batidas casa por casa, llegando a entrar incluso en los hogares de cristianos para impedirles que ayuden a sus vecinos musulmanes. El 7 de febrero un grupo de hombres armados irrumpió en una casa en la que se habían escondido 86 desplazados – hombres, mujeres y niños, todos musulmanes: siete hombres fueron ejecutados y hubo tres personas heridas, una de ellas, un niño de 12 años con heridas de machete. Al cabo de unas dos horas de negociaciones muy tensas, MSF consiguió llevarse a los heridos y a quienes necesitaban atención médica urgente.
Los hospitales y centros de salud no se salvan y han sido objeto de irrupciones de individuos armados para buscar a hombres musulmanes, especialmente Peuls. Un grupo de desplazados que buscaba refugio en el hospital ha sido agredido. Los equipos del hospital han tenido que interponerse entre las armas y los pacientes para evitar agresiones y muertes.
El 9 de febrero, cuando MSF organizaba el traslado en avión de tres heridos graves, fuerzas anti-Balaka bloquearon la pista de aterrizaje impidiendo cualquier despegue o aterrizaje. Tras una nueva ronda de negociaciones, MSF pudo liberar la pista del aeropuerto. Sin embargo, sólo dos pacientes pudieron ser traslados a Bangui. El tercero tuvo que permanecer en Carnot porque no se podía garantizar su integridad física durante el trayecto al aeropuerto.
La unidad camerunesa de la MISCA (Misión Internacional de Apoyo para República Centroafricana, por sus siglas en francés) presente en Carnot no dispone de soldados suficientes para desplegarse por toda la ciudad por lo que ha reagrupado a los desplazados en el recinto de la parroquia bajo su protección. El número de personas procedentes de Carnot y sus alrededores que ha encontrado refugio allí -y entre ellos cada vez más cristianos- no deja de aumentar. MSF facilita asistencia a estos desplazados en forma de atención primaria, agua, alimentos, construcción de letrinas y de duchas.
En solo diez días, entre el 21 de enero y el 1 de febrero, el hospital de la ciudad apoyado por MSF recibió a 34 heridos de bala procedentes de la región. La semana siguiente, del 1 al 8 de febrero, 35 heridos recibieron tratamiento y se registraron más de 18 muertos. Desde principios de febrero, los equipos de MSF de Carnot son testigos directos de esta violencia. La tensión que prevalece en la ciudad resulta muy inquietante. En un contexto cada vez más agresivo, volátil e imprevisible, nuestros equipos intentan proporcionar apoyo médico a los heridos y asistir a las poblaciones desplazadas.