Alrededor de 5.000 personas han tenido que refugiarse en el estadio Sotraki huyendo de los combates entre el grupo M23 y el ejército congoleño a finales de mayo. MSF ha puesto en marcha clínicas móviles para atender a la población en este campo de transición, situado a poco más de diez kilómetros de Goma, capital de Kivu Norte, en la República Democrática del Congo (RDC).
En los campos de Bulengo y Mugunga III, los equipos de MSF trabajan en hospitales a pesar de que la situación de seguridad en la zona sigue siendo muy volátil. Las necesidades de los refugiados siguen siendo extremas.
Los 5.000 desplazados huyeron de los pueblos situados cerca de los combates que estallaron la semana del 20 de mayo. Tras pasar algunas noches en escuelas e iglesias de Goma, decidieron trasladarse al estadio Sotraki, donde la recepción de ayuda humanitaria podía gestionarse con mayor facilidad.
Las bombas caían en las viviendas, mi casa quedó destruida, no pude rescatar nada, llevarme nada dice Gertrude, que llegó al estadio con sus cinco hijos y diez sobrinos. Si algunos desplazados consiguieron llevarse algo consigo, la gran mayoría huyó con lo puesto. Muchos de ellos pasaron hambre durante largos días y muchos se separaron de sus familias en la huida precipitada. Para muchos de ellos tampoco fue ésta la primera vez que se veían obligados a huir de la guerra: el pasado noviembre fue la ocasión más reciente, pero también recuerdan la escapada en 2008, algunos tienen en la memoria incluso salir precipitadamente de sus casas en 1994 para huir de la violencia.
Tan pronto como los desplazados se reunieron en el estadio, MSF desplegó clínicas móviles donde se tratan a más de cien personas al día, la mayoría por diarreas e infecciones respiratorias. Una cuarta parte de los enfermos son niños menores de cinco años, la mayor parte con diarreas, explica Carolina López, coordinadora de emergencias. 35% de nuestros pacientes padecen afecciones respiratorias que afectan por igual a niños y adultos. Muchas de estas enfermedades se originan porque la gente ha pasado mucho tiempo a la intemperie, hacinados, rodeados de polvo y suciedad, todo eso conduce a contraer enfermedades.
Además de estas actividades, MSF intenta prevenir que se desate un brote de cólera, tenemos pacientes sufriendo esta enfermedad en otros campos en la periferia de Goma y es por ello que tenemos que evitar que se disemine. MSF de hecho ha mantenido abierto un centro de tratamiento de cólera en el campo de refugiados de Buhimba durante meses.
En el campo de Bulengo, también en la periferia de Goma, capital de la región de Kivu Norte, RDC, los equipos de MSF ofrecen servicios básicos de salud, vacunaciones y atención prenatal. Las necesidades de los refugiados son extensas en el cambio, que se formó espontáneamente. Al no ser un campo oficial, recibe sólo ayuda esporádica de actores humanitarios. Desde noviembre de 2012 ha habido únicamente una distribución de productos esenciales. La seguridad es precaria, y la presencia de hombres armados en los bosques y campos aledaños al campo es fuente de preocupación constante. La gente evita salir del campo a buscar leña para cocinar y calentarse. Las mujeres temen ser violadas. Y es que, de hecho, desde diciembre de 2012 se han reportado 114 violaciones. Similares circunstancias se afrontan en el campo Mugunga III, donde los equipos médicos han sido testigos de un aumento masivo de agresiones sexuales justo después de los combates entre el M23 y el ejército. Se llegaron a tratar hasta a 28 mujeres por día.