Un nuevo informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) detalla el impacto que tienen las condiciones precarias de vida y la violencia criminal e institucional generalizada sobre la salud de los migrantes subsahariano en situación irregular que se encuentran atrapados en Marruecos en su viaje hacia Europa. Marruecos se ha convertido, fruto del endurecimiento de los controles fronterizos, ya no sólo en un país de tránsito, sino en un destino forzado, lo que aumenta la vulnerabilidad de los migrantes, de acuerdo con el informe. La aplicación de unas políticas migratorias que colisionan con el respeto a los derechos humanos tiene consecuencias en la salud de la población migrante, cuyos grupos más vulnerables, -como el de las víctimas de violencia sexual o de trata-, carecen de asistencia y protección especializada por parte de las administraciones.
Los renovados esfuerzos de cooperación entre Marruecos y España, según estos países, en la lucha contra el crimen transfronterizo, la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, están teniendo consecuencias graves sobre la salud física y mental de los migrantes subsaharianos, según explica David Cantero, coordinador general de MSF en Marruecos, las políticas migratorias privilegian criterios de seguridad interna por encima del respeto y las garantías de los derechos humanos fundamentales.
El informe, Atrapados a las puertas de Europa, denuncia el clima de violencia al que los migrantes están sujetos de forma cotidiana. Desde diciembre de 2011, los equipos de MSF han sido testigos del incremento de redadas policiales en las que se destruyen las pertenencias de los migrantes, mientras que, asimismo, han aumentado las expulsiones a Argelia de los detenidos, entre los que se han detectado grupos vulnerables como embarazadas, heridos y menores. A las redadas y deportaciones indiscriminadas se suma también la renovada violencia con la que se repele a los migrantes que intentan saltar la valla de Melilla por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas. Sólo en 2012, los equipos de MSF en la Región Oriental -que comprende Nador, vecina de Melilla-, han asistido a más de 1.100 personas por heridas.
Especialmente desde el mes de abril del pasado año, hemos visto, entre otras, fracturas de brazos, piernas, manos, mandíbulas, dientes rotos o conmociones cerebrales. Son heridas consistentes con los testimonios de los migrantes, de haber sido agredidos por las fuerzas de seguridad, dice Cantero.
Violencia Esperando Alas from Médicos Sin Fronteras on Vimeo
Uno de los problemas más acuciantes y destacados en el informe es el de la violencia sexual que sufren principalmente las mujeres y niñas migrantes. Aunque su número es imposible de determinar, los datos médicos de MSF revelan un problema alarmante (los equipos de MSF han tratado desde 2010 a 2012 a casi 700 pacientes) cuyas víctimas requieren atención especializada y mayor protección y asistencia que no reciben por parte de las administraciones.
El informe, además de detallar el aumento de la violencia en el último año, muestra las difíciles circunstancias en las que viven los migrantes subsaharianos, muchos de los cuales se ven obligados a vivir de forma precaria a la intemperie y forzados a mendigar para subsistir. De las 10.500 consultas médicas llevadas a cabo por los equipos de MSF entre 2010 y 2012, casi la mitad de las patologías presentadas guardan relación con las condiciones vida de la población migrante Su salud mental se ve también afectada y los migrantes atendidos presentan cuadros de ansiedad, depresión y problemas psicosomáticos entre otros.
Atrapados a las puertas de Europa recoge asimismo los avances en Marruecos en la garantía del acceso de los migrantes a los servicios sanitarios, obtenidos después del trabajo de asociaciones cívicas y ONG con el Ministerio de Sanidad. Esto ha supuesto una disminución paulatina de las actividades médicas directas de MSF en los últimos años. Aun así, las incógnitas sobre la aplicación de un nuevo régimen de seguro sanitario, la falta de servicios de salud mental o de atención integral a víctimas de violencia sexual (para migrantes y marroquíes a la par) y la existencia de zonas donde, por miedo a ser expulsados, los migrantes no acuden de forma voluntaria a los centros de salud, son escollos que el gobierno marroquí debe solucionar.
Los avances obtenidos hasta el momento, no obstante, se verán afectados negativamente si las políticas migratorias establecidas persisten en criminalizar y marginar a los migrantes subsaharianos y si continúan privilegiando enfoques de seguridad interna por encima del respeto a los derechos humanos. La protección de los migrantes, la defensa de sus derechos fundamentales, es un ámbito que queda fuera de la actuación de MSF como organización médico-humanitaria y es una de las razones por las que MSF ha decidido traspasar sus actividades en Marruecos este año.
MSF exhorta a los gobiernos marroquí y español a impedir los abusos de sus fuerzas de seguridad, al cumplimiento de los acuerdos internacionales y nacionales en materia de derechos humanos y a garantizar que los migrantes subsaharianos son tratados de forma humana, independientemente de su situación legal.
MSF ha trabajado en Marruecos desde 1997 y desde 2003 centró sus operaciones en garantizar el acceso médico a la población migrante. MSF traspasó sus actividades en Rabat a lo largo de 2012 y se encuentra en estos momentos trabajando en el relevo del resto de operaciones en Oujda y Nador.
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