Tras el terremoto del pasado domingo en el este de Turquía, con un balance de al menos 500 personas muertas y 2.500 heridas, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha enviado un equipo de emergencia a Van y Ercis, las ciudades más afectadas por el sismo. Tras una primera fase de evaluación para identificar las necesidades más importantes, MSF se centrará, en colaboración con organizaciones no gubernamentales turcas, en la distribución de artículos de socorro en zonas rurales donde el despliegue de la ayuda ha sido más dificultoso.
Los principales hospitales no han quedado afectados por el desastre. El sistema de salud es sólido y está respondiendo adecuadamente a las necesidades médicas. En Van y en Ercis, las dos ciudades más grandes, la respuesta de las autoridades turcas ha sido buena, declara Jérôme Souquet, responsable de la Unidad de Emergencias de MSF. Sin embargo, nuestro equipo ha encontrado varias poblaciones, más allá de esas dos ciudades, donde la gente vive en condiciones muy duras, con temperaturas bajo cero por las noches. Algunos han perdido sus casas, otros temen que haya réplicas del sismo y no quieren volver a sus casas. Hay personas durmiendo en coches, en condiciones muy precarias, y necesitan ayuda.
En colaboración con otras organizaciones del país, MSF va a distribuir tiendas de campaña especiales para climas fríos, mantas y artículos de cocina para unas 10.000 personas. La organización ha enviado dos aviones con 140 toneladas de materiales de ayuda desde su base logística en Dubai, al tiempo que el equipo de emergencia sobre el terreno está siendo reforzado para organizar la distribución.
MSF también está buscando soluciones temporales para restablecer el suministro de agua potable en las poblaciones rurales, cuyos sistemas de canalización quedaron dañados por el desastre. En paralelo, el equipo está en contacto con organizaciones de psicólogos locales para empezar a dar asistencia de salud mental a los damnificados, una necesidad importante en la fase posterior a un terremoto.