Crisis en el Cuerno de África: MSF amplía su respuesta nutricional

La sequía que este año está haciendo estragos en Somalia ha puesto los programas nutricionales de Médicos Sin Fronteras (MSF) al límite de su capacidad. La organización está ampliando sus actividades en Kenia y Etiopía para dar asistencia a los somalíes que huyen del hambre y la falta de atención médica. El anuncio por parte […]

La sequía que este año está haciendo estragos en Somalia ha puesto los programas nutricionales de Médicos Sin Fronteras (MSF) al límite de su capacidad. La organización está ampliando sus actividades en Kenia y Etiopía para dar asistencia a los somalíes que huyen del hambre y la falta de atención médica.

El anuncio por parte de una de las principales facciones armadas en Somalia, Al-Shabaab, de que las organizaciones de ayuda internacionales serían bienvenidas en los territorios bajo su control, ha abierto una puerta a la esperanza para la ampliación de una ayuda que es desesperadamente necesaria. MSF ya ha anunciado que ampliará sus operaciones en el país.

“MSF ha trabajado ininterrumpidamente en Somalia durante más de dos décadas, gestionando programas médicos a gran escala”, explica Joe Belliveau, coordinador de operaciones de MSF. “Durante este periodo de dominio de Al-Shabaab, hemos conseguido mantener nuestros programas, pero las restricciones impuestas al aprovisionamiento y a la presencia de personal internacional nos han impedido ampliar más nuestra respuesta. Esperamos que tras este anuncio, las restricciones desaparezcan”.

Los equipos de MSF están trabajando al límite de sus posibilidades en varios emplazamientos dentro de Somalia y están asistiendo a refugiados exhaustos que cruzan las fronteras somalíes rumbo a Etiopía y Kenia.

“Actualmente tenemos a más de 3.400 niños registrados, y la mayor parte de nuestros programas de nutrición terapéutica en Somalia han superado su capacidad. Estamos gestionando proyectos nutricionales de emergencia en varias zonas de la región del valle de Lower Juba y en las regiones de Galgadud, Mudug, Lower Shabelle y Bay. Durante las últimas semanas, hemos visto un marcado aumento del número de casos y hemos comprobado que cada vez hay más personas que viajan cientos de kilómetros para conseguir atención sanitaria y tratamiento para sus hijos desnutridos”, añade Belliveau.

Una de las peores sequías en décadas

En muchas áreas de pastoreo de la parte oriental del Cuerno de África, este año pasado ha sido uno de los más secos de las últimas décadas. Durante las últimas dos estaciones de lluvias, la pluviosidad ha sido muy baja y el impacto de la sequía se ha visto acentuado por los elevados precios de los cereales, una alta mortalidad de cabezas de ganado, los diferentes conflictos armados y el restringido acceso a los servicios de salud y a la ayuda humanitaria en algunas zonas. Como ya es sabido, grandes partes de Somalia han vivido más de 20 años de una devastadora guerra civil, y la población desplazada tiene enormes dificultades para acceder a los pocos lugares donde llega la ayuda alimentaria y la atención sanitaria.

Ader Mohammud, de 19 años y madre de una niña, viajó unos 250 kilómetros para llevar a su hija en un estado muy débil al centro de tratamiento de MSF en Galcayo. Cuando llegaron al final de su penoso viaje, su hija Najmo, de 11 meses, estaba al borde de la muerte “No podía permitirme los gastos del transporte y no cuento con ningún apoyo en Galcayo. Sobrevivo con lo que otros pacientes y cuidadores me dan”. Ader no sabe cómo va a arreglárselas para regresar a su hogar y cree que la única solución para poder pagar el transporte hasta su casa será vender la ración de alimentos que le entregarán cuando su hija sea dada de alta.

La situación es también muy dramática en otras zonas de Somalia. “En la ciudad de Marere, al sur del país, hemos observado que los casos de desnutrición severa procedentes del valle de Juba se han disparado”, declara Joe Belliveau. “La mayor parte de las camas del hospital en Marere están actualmente ocupadas por niños desnutridos que necesitan cuidados intensivos, y ya hemos reclutado a personal adicional de refuerzo”.

Avalancha de refugiados en Dadaab, Kenia

Mientras tanto, decenas de miles de somalíes han tenido que huir a Kenia y Etiopía en busca de asistencia. Los campos de Dadaab, al este de Kenia, no dejan de crecer de forma descontrolada con la llegada masiva de nuevos refugiados. Una evaluación en la periferia de uno de los campos de Dadaab realizada por los equipos de MSF reveló elevadas tasas de desnutrición entre los recién llegados (una tasa del 37,7% de desnutrición aguda global y un 17,5% de desnutrición aguda severa). Como consecuencia de ello, solamente en el mes de junio, MSF admitió a 320 niños en su centro nutricional terapéutico intensivo, lo que supone tres veces más ingresos que en el mismo mes del año anterior. La encuesta también reveló que un 43,3% de los niños de edades comprendidas entre 5 y 10 años estaban desnutridos.

Además, MSF quiere insistir en la gravedad que suponen los retrasos a la hora de prestar asistencia a los refugiados recién llegados. Desde el 30 de junio, los refugiados reciben comida para 15 días a partir de su llegada, pero tienen que esperar hasta 40 días la distribución de una segunda ración. “Las familias que llegan a Dadaab lo hacen en busca de un refugio seguro, por lo que resulta totalmente inaceptable que tengan que esperar tanto tiempo para recibir comida y agua, la forma más básica de asistencia”, exclama Emilie Castaigner, coordinadora general en funciones de MSF en Kenia.

Situación límite en los campos de Dolo Ado, Etiopía

En la localidad de Dolo Ado, al sureste de Etiopía (zona de Liben, estado regional somalí), una media de 1.400 refugiados cruzan la frontera cada día. Sólo el pasado 28 de junio, llegaron a cruzar 2.700. Dolo Ado ya alberga a casi 100.000 refugiados en campos inicialmente diseñados para 45.000 personas. A su llegada al campo de tránsito, antes de llegar a los campos de reasentamiento, los equipos de MSF han comprobado que un 37% de los niños menores de 5 años presentan signos de desnutrición. Actualmente la organización está tratando a más de 6.800 niños en estos programas nutricionales.

“MSF está incrementando su capacidad en estos campos, pero ya hemos alcanzado nuestro límite operacional”, admite Alfonso Verdú, responsable de las operaciones de MSF en Etiopía. ”Es imprescindible que otras organizaciones se comprometan a combatir la crisis nutricional, y que las que actualmente están trabajando en la región asuman sus responsabilidades. Es la única manera de evitar la muerte de muchas personas vulnerables”.
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MSF ha trabajado ininterrumpidamente en Somalia desde 1991 y actualmente dispensa atención médica gratuita en ocho regiones del sur de Somalia. Más de 1.300 trabajadores somalíes, apoyados desde Nairobi otros 100 trabajadores internacionales, ofrecen atención primaria de salud gratuita, tratamiento nutricional, asistencia médica y apoyo a los desplazados, así como asistencia quirúrgica, agua y artículos de primera necesidad. MSF no acepta financiación de ningún gobierno para sus proyectos en Somalia. Todas sus operaciones en el país se financian con fondos privados.

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