Siguen los cruentos enfrentamientos en Libia, con la parte este del país controlada por la insurgencia y las fuerzas de Gadafi controlando el oeste. Los combates continúan en torno a la asediada ciudad de Misrata y la situación de los civiles atrapados en el conflicto es cada vez más difícil. La situación de los trabajadores inmigrantes no es mejor: muchos se embarcan rumbo a Europa en condiciones muy inseguras o han huido a campos de refugiados en Túnez donde se enfrentan a más violencia e inseguridad. Médicos Sin Fronteras (MSF), presente en Libia desde el inicio del conflicto, está ampliando sus actividades para dar cobertura médica y humanitaria a una población duramente golpeada por la inseguridad y la violencia.
Difíciles condiciones en Misrata
Mientras continuan los combates en esta ciudad costera del noroeste de Libia, MSF realiza cirugía de guerra y posconflicto en el hospital Abbad, y ha abierto dos quirófanos en el hospital Kasr Ahmed para responder a otras necesidades médicas de la población. En el hospital Ras Tubah, el personal de MSF trabaja codo a codo con personal médico libio, asistiendo unos 15 partos diarios.
MSF ha formado a un equipo de 20 psicólogos que ahora prestan apoyo de salud mental a personal médico y pacientes en cuatro hospitales de Misrata. Aunque la línea del frente se ha trasladado fuera del centro de la ciudad, la gente todavía se enfrenta a condiciones muy difíciles. Padecen el trauma psicológico de haber vivido muy de cerca intensos enfrentamientos y se encuentran en una situación de asedio. Es inhumano obligar a alguien a vivir en estas condiciones, declara Renzo Fricke, coordinador de emergencias de MSF en Misrata.
Los cirujanos de MSF han formado al personal médico libio sin experiencia en cirugía de trauma. También se ha ofrecido formación básica a estudiantes de medicina que se han ofrecido voluntarios para trabajar como enfermeros, ya que la mayoría del personal de enfermería que había en la ciudad era de origen extranjero y ha abandonado el país.
Fuera de Misrata, MSF está prestando apoyo a puestos médicos en la línea del frente que ofrecen primeros auxilios a los heridos antes de referirlos en ambulancia a los hospitales de la ciudad. Este apoyo incluye formación del personal sanitario para aprender a estabilizar a los heridos y donación de materiales médicos y de comunicación.
Bombardeos en Zintan
En esta ciudad del oeste de Libia, un equipo de MSF ha estado prestando apoyo al hospital local y gestionando el flujo de heridos (más de 120 atendidos el mes pasado) tras los enfrentamientos en la región montañosa de Nafusa. La organización también brindó capacitación y material médico y medicamentos a dicho hospital.
El 27 de mayo, el equipo se vio obligado a evacuar tras repetidos bombardeos, con obuses que cayeron a pocos metros del hospital. Un equipo reducido de dos personas regresó a Zintan el 4 de junio para evaluar la situación y reanudar las actividades médicas. Las condiciones de seguridad siguen siendo muy precarias, con incesantes bombardeos sobre la ciudad y zonas de los alrededores. Los pacientes ingresados en el hospital actualmente están siendo referidos a estructuras médicas en Túnez o en la cercana ciudad libia de Jadu.
Atención psicológica, materna y pediátrica en Bengasi
En el antiguo campo de batalla de Bengasi, MSF se centra en la atención de salud mental para mujeres y niños, así como para el personal sanitario que estuvo trabajando durante los combates en la ciudad. Un psicólogo de MSF está formando a homólogos libios para ayudar a detectar a pacientes con traumas o síntomas asociados, especialmente de depresión.
MSF también está ayudando a la farmacia central a dispensar medicamentos, aunque ahora se necesita menos apoyo porque hay más organizaciones internacionales trabajando en el país.
Fuera de Bengasi, MSF da apoyo a los servicios de atención ginecológica y prenatal en tres puestos situados entre Bengasi y la ciudad de Ajdabiya.
Refugiados en Túnez e Italia
Miles de familias libias han huido de la región montañosa de Nafusa y han cruzado la frontera con Túnez. Desde principios de abril a principios de junio, más de 60.000 libios han buscado refugio a lo largo de la frontera entre Túnez y Libia.
MSF está prestando apoyo a infraestructuras de salud locales para que puedan hacer frente a las crecientes necesidades médicas. El equipo en Túnez también ha organizado clínicas móviles en campos de refugiados en las zonas de Remada y Dehibat, dispensando atención médica y psicológica a la población refugiada. La situación en Dehibat es tensa, con enfrentamientos y bombardeos en toda la frontera tunecina.
En los campos de tránsito de Ras Adjir, situados al norte de la frontera entre Túnez y Libia, casi 4.000 personas, principalmente de África subsahariana, no pueden ser repatriadas debido a la situación en sus países de origen y se enfrentan a un futuro incierto. Desde principios de marzo, MSF gestiona un programa de salud mental en los campos, puesto que muchas personas bien han sido testigos de actos de violencia durante su huida de Libia o los han sufrido en primera persona.
En Shousha, el mayor de los campos, esta prolongada situación ha conducido a un aumento de las tensiones. A finales de mayo, cuatro refugiados murieron cuando un incendio se propagó por el campo. Este incidente fue seguido de violentas protestas por las deficientes condiciones de vida en el campo. Al menos dos personas más murieron, muchas más resultaron heridas y dos terceras partes del campo quedaron reducidas a cenizas. El día después de los incidentes, MSF distribuyó alimentos, agua y artículos de primera necesidad a unas 4.000 personas, además de dispensar asistencia médica y psicológica.
Aunque la situación en el campo se ha normalizado, reina un clima de miedo y desconfianza, y muchas personas han cruzado la frontera de regreso a Libia arriesgando sus vidas. Desde finales de mayo, MSF está prestando atención primaria de salud a la población del campo de Shousha, concretamente a los refugiados que presentaban heridas asociadas a los recientes incidentes, mientras siguen las quejas debidas a las deficientes condiciones de vida y al hacinamiento en el campo.
En la isla de Lampedusa, MSF se ocupa del triaje de los pacientes en el puerto y de su seguimiento médico en los centros de detención y acogida de la isla. De febrero a mayo, el equipo asistió a casi 12.000 personas que habían huido del conflicto en Libia.
La organización también está prestando apoyo psicológico en el centro de acogida de Mineo, en la isla de Sicilia, adonde unos 3.500 migrantes de varias nacionalidades han sido trasladados desde marzo. Además, MSF ha asumido el rol de evaluar las condiciones de vida de los migrantes y el acceso a la atención médica en los centros de detención italianos.