En los últimos seis meses una epidemia de sarampión ha estado asolando la República Democrática del Congo. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha dado la voz de alarma y apela a una acción concertada para controlar la propagación de la enfermedad.
La epidemia de sarampión está fuera de control, declara Gaël Hankenne, coordinador general de MSF en la República Democrática del Congo (RDC). Desde septiembre de 2010 hemos vacunado a más de 1,5 millones de niños en respuesta a la crisis, pero la enfermedad se está extendiendo como un reguero de pólvora. Todos los organismos y demás actores implicados en el sector de la salud en la RDC deben ponerse manos a la obra y hacer de esta epidemia una prioridad nacional.
En los últimos meses, MSF ha estado tratando a los pacientes enfermos, vacunando a la población congoleña y haciendo estudios epidemiológicos en las provincias de Katanga, Kasaï Occidental y Kivu Sur, pero recientemente han estallado nuevos brotes en las provincias de Bandundu, Kasaï Oriental y Maniema, mientras la epidemia se propaga rápidamente hacia el norte.
Las necesidades en materia de tratamiento y vacunación son enormes, y las de recursos humanos, logísticos y financieros son demasiado grandes como para que MSF pueda asumirlas por sí sola. Por ello, los responsables de la organización médico-humanitaria insisten en que MSF no puede ser la única que proporcione una respuesta proactiva y efectiva en todo el país.
Urge una intervención masiva para frenar la epidemia
Desde MSF, pedimos al Ministerio de Salud que lance una respuesta de inmediato contra los brotes que se están produciendo en las provincias recientemente afectadas y que también responda a las nuevas alertas que se den en otras zonas, afirma Geza Harzi, coordinador general de MSF en la región de Katanga. Al mismo tiempo, pedimos a las instituciones y grandes donantes internacionales, así como a las ONG y organizaciones sanitarias con actividades en la RDC particularmente a las agencias de Naciones Unidas como Unicef y a la Organización Mundial de la Salud que actúen de inmediato. Tienen que empezar a destinar fondos de emergencia y emprender acciones efectivas como parte de la respuesta a la epidemia. Sin una respuesta internacional rápida, será imposible controlar la propagación del sarampión en Congo.
El sarampión es una enfermedad extremadamente contagiosa que puede causar complicaciones médicas como neumonía, desnutrición, deshidratación severa, infecciones del oído e infecciones oculares que pueden incluso llevar a la ceguera. Las tasas de mortalidad varían considerablemente en función del contexto, pero cuando una población no ha sido vacunada, el sarampión puede acabar con la vida de entre un 1 y un 15% de los niños afectados. Entre los grupos vulnerables (como las personas desplazadas o desnutridas) y en contextos donde la población tiene acceso limitado a la salud, la tasa de mortalidad puede alcanzar hasta el 25%.
MSF está ampliando su respuesta de emergencia en Tshikapa (provincia de Kasaï Occidental), en Fizi (provincia de Kivu Sur) y en Kolwezi y Likasi (provincia de Katanga), donde más de un millón de niños quedarán protegidos contra la enfermedad gracias a esta vacunación de emergencia.