Es muy peligroso moverse porque los bombardeos aéreos sigue sin cesar. Las ambulancias no han recibido autorización para pasar tras los tanques en busca de los heridos. La mayoría de los que llegan a un hospital están gravemente heridos. El resto siguen en casa esperando a que los enfrentamientos paren para ir a buscar tratamiento.
La tregua temporal de tres horas diarias no ha cambiado nada. Sólo afecta a la ciudad de Gaza, no a las zonas urbanas de las afueras. Los tanques han empezado a volver a estas zonas, incluyendo los barrios de Beit Lahia, Beit Hanoun, Sijaya, y Zeïtoun. Debido al alto número de civiles heridos, es necesario ir a buscarlos a sus barrios para encontrarlos. No nos engañemos, el alto al fuego no está ayudando a los trabajadores humanitarios a hacer su trabajo o a las personas a llegar a los hospitales. Estamos en Gaza, en medio de todo, pero no podemos acceder a los pacientes ni hacer nuestro trabajo en condiciones. Hay un problema grave. Necesitamos llegar a los heridos y éstos deben poder llegar a los hospitales. Tenemos que ser capaces de entrar materiales, que siguen siendo muy escasos ya que los camiones no pueden moverse.
Escasez de material médico
Estamos proporcionando suministros médicos a los hospitales. Nuestro personal medico está tratando a los heridos que están en las zonas cerca de los hospitales ya que es muy peligroso moverse. Las instalaciones hospitalarias funcionan con personal cualificado. Entre el 27 de diciembre y el 5 de enero, el hospital de Shifa hizo más de 300 cirugías mayores, principalmente amputaciones, traumas craneales, patologías traumáticas múltiples e intervenciones quirúrgicas para patologías abdominales, todo operaciones difíciles. Hay una falta de cirujanos especializados. Está prevista la llegada de un equipo de MSF con un cirujano vascular, falta ver si consiguen entrar. Es una especialidad crítica ya que los pacientes suelen sangrar abundantemente. Hay falta de espacio en cuidados intensivos, y estamos intentando organizar tiendas hinchables para poder montar una unidad de cuidados intensivos y dos salas de operaciones. Si tenemos acceso, tenemos los medios para ofrecer los cuidados médicos necesarios.
Una catástrofe humana
Estamos siendo testigos de una catástrofe humana. Normalmente, cuando un país está en guerra, la gente huye. Sin embargo, en Gaza, nadie está huyendo. Gaza tiene la densidad de población más alta del mundo y la gente no tiene a donde ir. Viven en un estado de constante terror, y sólo quieren una cosa: que acabe esta mala pesadilla. No pueden dormir. Cada vez que se van a la cama, no saben si su casa seguirá en pie al día siguiente. Muchas familias han dejado sus casas, o bien porque los tanques se acercan o porque se las han destrozado. Intentan refugiarse en colegios, como pueden, pero no hay lugar seguro en Gaza hoy en día. Los bombardeos son incesantes, no hay electricidad y los hospitales dependen de generadores.
Falta de comida y suministros básicos
También falta comida. Hay colas interminables en las panaderías. Antes de la guerra, un millón de personas, de un total de un millón y medio, recibían raciones de alimentos. Hoy, las necesidades probablemente han crecido pero el acceso ha disminuido. Los camiones no pueden viajar con seguridad y la gente no puede ir a los centros de distribución. Las personas desplazadas necesitan agua potable y material básico para sobrevivir como colchones y mantas. Lo peor es que los trabajadores humanitarios estamos ahí y no podemos hacer nada.