Un avión de carga con 12 toneladas de materiales de ayuda llegó a la zona afectada por el seísmo. Los equipos de MSF en Pisco ya están prestando atención médica a los damnificados
Los equipos de la organización están trabajando en dos municipios al este de la localidad costera de Pisco, a 185 kilómetros al sur de Lima, la capital del país. El seísmo de 8 grados en la escala de Richter que asoló la costa peruana el pasado miércoles 15 de agosto, se ha saldado con más de 600 víctimas mortales y más de 2.000 heridos. Miles de personas han quedado sin hogar en Pisco y las localidades vecinas de Cañete, Chincha e Inca, las zonas más afectadas.
En Pisco, el hospital ha quedado seriamente afectado y el personal médico local está trabajando intensamente para atender a los heridos en el parque central de la ciudad. Mientras, MSF concentra sus esfuerzos en las localidades interiores de Humay e Independencia, de 6.000 y 12.000 habitantes respectivamente, donde las estructuras sanitarias han quedado destruidas y todavía no ha llegado la ayuda.
El cargo con 12 toneladas de material que llegó el domingo nos permite iniciar las actividades de atención primaria, atender a los heridos y realizar intervenciones de cirugía menor en hospitales de campaña, dice Luis Encinas, coordinador de emergencia de MSF en Perú. También distribuiremos kits de higiene, mantas y plástico para cobijo entre la población local que se ve obligada a vivir en la calle, con temperaturas nocturnas que no superan los seis u ocho grados Celsius.
Al mismo tiempo, expertos en salud mental están trabajando estrechamente con el resto del equipo médico. En primer lugar, desde las estructuras de salud primaria para ayudar a las personas que lo han perdido todo, principalmente sus familiares y amigos. Para este tipo de tareas, los psicólogos de MSF confían fuertemente en grupos y redes comunitarias. El equipo también proporcionará asistencia psicológica a los pacientes con heridas graves y traumatismos y los que son referidos a Lima y Pisco. La lecciones aprendidas tras la actuación en otras emergencias similares, como la del terremoto en Cachemira, permiten prever que este tipo de asistencia es crucial para ayudar a las personas a superar el doble impacto emocional y psicológico que suponen las heridas graves y el duelo que sigue a la pérdida y la destrucción.
Asimismo, MSF está enviando un miembro del Grupo de Trabajo para la Asistencia en Desastres Renales (RDRTF por sus siglas en inglés) con material nefrológico específico para tratar a las víctimas del síndrome de aplastamiento, una afección muy común tras los terremotos, por la cual los tejidos musculares dañados por una herida interna pueden liberar toxinas en el flujo sanguíneo y conducir a un fallo renal.
En Pisco, donde aún continúan encontrándose cuerpos de personas muertas bajo los edificios caídos, la mayoría de los 16.000 supervivientes sin vivienda han comenzado a irse de la ciudad para buscar refugio en localidades próximas o con otros familiares. Muchas de estas áreas no han recibido ayuda todavía, y carecen de agua potable o medicinas, explica el doctor Encinas.
Mientras las actividades médicas dan comienzo, otro equipo de MSF continúa evaluando las necesidades en localidades más remotas donde ninguna organización ha llegado todavía. Si se identifican más necesidades en los próximos días, MSF podría reforzar el equipo de intervención con personal y equipos adicionales.
El equipo de MSF actualmente se compone de 12 trabajadores internacionales: médicos, logistas, psicólogos y expertos en agua y saneamiento, que trabajan junto a colegas peruanos reclutados localmente.