Un convoy de evacuación de nuestra organización fue tiroteado en la ciudad de Gaza el pasado 18 de noviembre de 2023. Dos personas murieron en lo que pareció un ataque deliberado contra nuestros vehículos claramente identificados. Ambos eran familiares de nuestro personal, y uno de ellos era también un voluntario que apoyaba a nuestros equipos médicos en el hospital Al Shifa.
Dos semanas después, tras recoger los testimonios de nuestro personal presente ese día en el convoy, consideramos que todos los elementos apuntan a la responsabilidad del ejército israelí en este ataque.
También hemos recogido testimonios de la destrucción de cinco de nuestros vehículos y de los graves daños causados a nuestra clínica en la ciudad de Gaza, todos ellos claramente identificados con el logotipo de la organización, el pasado 20 de noviembre, que también pueden atribuirse a la intervención de una excavadora y un vehículo militar pesado israelíes. Los disparos se dirigieron contra las instalaciones de Médicos Sin Fronteras donde se refugiaban nuestros compañeros, los cuales dejaron agujeros de bala en las paredes interiores.
El 24 de noviembre, nuestro personal también fue testigo de la destrucción de un minibús, claramente identificado con el logotipo de nuestra organización, por un tanque israelí. Este minibús había sido enviado por nuestros equipos en el sur de Gaza, tras la destrucción de los vehículos unos días antes, para facilitar la evacuación de nuestros colegas en el norte.
Condenamos de nuevo en los términos más enérgicos el ataque contra nuestro convoy y presentamos de nuevo nuestras condolencias a las familias de las víctimas. Solicitamos a las autoridades israelíes una explicación formal sobre este ataque y pedimos una investigación independiente para establecer los hechos y las responsabilidades.
El personal y los familiares que pasaron por esta terrible experiencia llevaban casi dos semanas atrapados en nuestras instalaciones en medio de intensos combates, sin electricidad y con acceso limitado a alimentos y agua, antes de poder ser evacuados al sur de la Franja de Gaza el 24 de noviembre.
18 de noviembre: un voluntario de Médicos Sin Fronteras y un familiar de otro miembro del personal son asesinados
«Nuestra oficina en Jerusalén obtuvo la autorización el 18 de noviembre para que evacuáramos la oficina, la clínica y la casa de huéspedes de Gaza hacia el sur de la Franja de Gaza. Recogimos nuestras cosas y todos subimos a los coches, listos para ir hacia el sur por la calle Salah al Din». Miembro 1 del personal MSF.
«Llegamos al puesto de control de la calle Salah al Din. Yo iba en la cuarta furgoneta. Había tropas israelíes paradas allí y nos pidieron que volviéramos por donde habíamos venido, porque no había autorización». Miembro 2 del personal MSF.
El 18 de noviembre, un convoy de nuestra organización formado por cinco coches, todos ellos claramente identificados con logotipos, salió de nuestras instalaciones en dirección al sur de Gaza para llegar a un lugar más seguro. Desde el 11 de noviembre, estaban atrapados por los continuos combates a su alrededor y, desde entonces, habíamos pedido en repetidas ocasiones que nos evacuaran de forma segura.
Habíamos informado a las dos partes en conflicto de este movimiento de evacuación. El convoy siguió el itinerario indicado por el ejército israelí y llegó a la calle Salah Al-Deen, junto con otros civiles que intentaban abandonar la zona.
El convoy llegó al último puesto de control cerca de Wadi Gaza, que en ese momento estaba abarrotado debido al amplio control de palestinos por parte de las fuerzas israelíes. A pesar de la autorización previa de las autoridades israelíes, al convoy no se le permitió cruzar el puesto de control y se le dejó esperando durante horas. Más tarde, nuestro personal oyó disparos y, por miedo, decidió regresar a nuestras instalaciones, a unos 7 kilómetros al norte del puesto de control.
«Estuvimos allí unas tres horas, estaba anocheciendo. Había cientos de personas esperando y algunas decidieron volver al norte porque el puesto de control no les dejaba pasar. Mis colegas en los coches dijeron: «Volvamos, nuestro único refugio es la oficina de MSF en Gaza”. Nos pusimos en contacto con Paul [un compañero de MSF en Jerusalén] para informarle de que volveríamos porque no nos dejaban pasar por el puesto de control. Dijo que pediría autorización para que volviéramos». Miembro 1 del personal de MSF.
De regreso, entre las 15:30 y las 16:00 hora local, el convoy fue atacado en la calle Al Wahida, cerca del cruce con la calle Said Al-A’as, cerca de nuestra oficina. Dos de nuestros coches fueron alcanzados deliberadamente, lo que provocó la muerte de un enfermero voluntario de nuestros equipos e hirió al familiar de otro, que más tarde también murió a causa de la herida.
«Cuando llegamos a la calle Al Wahida, que está cerca de nuestra oficina, casa de huéspedes y clínica, vi tanques y francotiradores en lo alto de los edificios. Me aterroricé cuando vi que los francotiradores y los tanques nos apuntaban con sus armas, especialmente a la cuarta y la quinta furgoneta [del convoy]. Empezaron a abrir fuego contra nosotros y cuando una bala me rozó la frente, me hice una herida superficial. La bala alcanzó en la cabeza a mi compañero Alaa, que estaba sentado a mi lado. Sufrió una herida crítica en la cabeza y empezó a sangrar abundantemente. Su cabeza cayó sobre la dirección del auto e inmediatamente retomé el control de la dirección para desplazarme a la derecha en la calle». Miembro 2 del personal de MSF.
«Llegamos a la clínica y empezamos a intentar darle respiración asistida a Alaa, intentando detener la hemorragia de su cabeza. No pudimos hacer nada. Murió mientras intentábamos darle apoyo y salvarle la vida». Miembro 2 del personal de MSF.
«Me detuve a la entrada de la clínica y esperé a que llegaran las dos últimas furgonetas; la gente decía que habían matado a uno de nosotros y que se llamaba Alaa al Shawa». Miembro 1 del personal de MSF.
«Nos levantamos, conmocionados por su muerte y por todo lo que nos había ocurrido. Me quedé sin habla y no podía pensar. Mis hijos lloraban y la gente discutía cómo enterrar a nuestro colega. Y teníamos a otra persona herida en el abdomen». Miembro 2 del personal de MSF.
«Decidí refugiarme en la casa de huéspedes con otras 50 personas porque me parecía más seguro que la clínica. Mohammad- mi colega-, su familia y otras familias decidieron quedarse en la clínica. Los coches estaban aparacados fuera de la clínica. La mayoría de las pertenencias de la gente se quedaron en los coches. Conseguimos mantenernos en contacto con la gente de la clínica. Nos dijeron que habían enterrado a Alaa al Shawa». Miembro 1 del personal de MSF.
20 de noviembre: cinco vehículos de nuestra organización destruidos por las fuerzas israelíes
«Dos días después, tras el ataque al convoy, una excavadora que despejaba el camino para los tanques israelíes vino y dañó nuestros coches y los tiró a la derecha y a la izquierda de la calle. Fui testigo de esto desde la ventana del piso de arriba de la Clínica Gaza». Miembro 2 del personal de MSF.
«Por la ventana de la escalera vimos una excavadora israelí, un tanque al lado. Y detrás había cuatro o cinco vehículos, tanques y vehículos oruga. Se movían y disparaban y el tiroteo era intenso». Miembro 3 del personal de MSF.
«Oímos un ruido extraño, como de coches aplastados, y disparos. Miré por la ventana y lo ví. Los coches habían sido empujados hacia un lado y se había iniciado un incendio. Cuando los tanques se alejaron un poco, empecé a filmar, aunque tenía miedo. Era un espectáculo horrible y aterrador. Mis colegas estaban en la clínica y temía que el fuego pudiera alcanzarles. El fuego trepaba por los árboles- junto a la clínica-. También se incendió el cableado eléctrico, fue una escena horrible». Miembro 1 del personal de MSF.
“Cuando [la excavadora] apartó los coches, el muro oeste de la clínica se vino abajo. Entonces llegó el tanque y abrió fuego contra los coches y las furgonetas de MSF, que se incendiaron. Yo estaba en la clínica, el fuego y el humo entraron dentro. Nos quedamos allí, pensando en cómo detener el fuego. Así que trasladamos a los niños y las mujeres por las puertas traseras al otro edificio, donde MSF tenemos el área de fisioterapia”. Miembro 2 del personal de MSF.
“Cerramos las puertas, las de la clínica, y entramos. Entonces los tanques estaban en la calle, fuera de la clínica, iban y venían durante cuatro días”. Miembro 2 del personal de MSF.
“A la mañana siguiente, sobre las 10, empezamos a gritar para ver cómo estaban [nuestros compañeros], para saber si estaban vivos o muertos… Yo no lo sabía. Gracias a Dios, alguien respondió y dijo que estaban ilesos, y que también estaban preocupados por nosotros”. Miembro 1 del personal de MSF.
24 de noviembre: más vehículos de Médicos Sin Fronteras destruidos
“Solíamos tomar energía y electricidad de los generadores de la casa de huéspedes. Pero tras el incendio, las líneas quedaron dañadas y estuvimos tres días sin electricidad. Durante esos tres días, y antes de la tregua, no tuvimos electricidad, comida ni agua potable. El primer día de la tregua, a las 4.30 de la madrugada, un tanque israelí destruyó el minibús y los coches de MSF que nos habían enviado [desde el sur de Gaza] también para nuestra evacuación”. Miembro 2 del personal de MSF.
Como los únicos vehículos disponibles para el personal y sus familiares habían quedado destruidos, nuestros equipos con base en el sur de la Franja de Gaza enviaron más vehículos a la ciudad de Gaza para intentar otra evacuación. Sin embargo, también fueron alcanzados por las balas cuando se acercaban a nuestra clínica y se canceló el traslado.
Más tarde, también fueron destruidos por las fuerzas israelíes, en la madrugada del 24 de noviembre. Finalmente, nuestros colegas y sus familias pudieron llegar al sur una vez que la tregua entró en vigor en la mañana del 24 de noviembre, gracias a los vehículos de otros civiles evacuados.
Solicitamos a las autoridades israelíes una explicación formal sobre este ataque y pedimos una investigación independiente para establecer los hechos y las responsabilidades.
Expresamos de nuevo nuestro más sentido pésame a las familias de las víctimas.