Violencia sexual: una emergencia médica que requiere atención rápida

Mujer trabajadora de ONG Médicos Sin Fronteras asiste a grupo de personas en zona rural de Colombia en salud primaria y asistencia en violencia sexual.

En todos los contextos en que trabaja Médicos Sin Fronteras, buscamos a los sobrevivientes de estas agresiones y les brindamos atención integral según protocolos internacionales.

Por: Altair Saavedra, coordinadora médica de Médicos Sin Fronteras para Panamá y Colombia

Si alguien viene a mi consultorio médico con una herida, dice que le duele el pecho y no puede respirar o manifiesta algún síntoma que considero urgente, inmediatamente lo atiendo. No pongo en duda los síntomas que describe. Lo examino, hago un diagnóstico y le doy tratamiento. Es mi labor como médica. Lo mismo debe suceder cuando una sobreviviente de violencia sexual busca atención.

La violencia sexual es una emergencia médica a la que debe prestarse una atención integral, en concordancia con los protocolos de la Organización Mundial de la Salud. Y con violencia sexual no nos referimos únicamente a situaciones con penetración; violencia sexual abarca todo acto sexual no consentido o deseado, como insinuaciones, tocamientos y desnudez forzada, entre otros. En todos estos casos, desde Médicos Sin Fronteras aplicamos tres componentes clave: búsqueda activa, atención rápida integral y confidencialidad.

Búsqueda activa de casos de violencia sexual

Sabemos que quien sufre violencia sexual no suele buscar atención médica por diversas razones, por lo que resulta clave ir a su encuentro. Dentro de las comunidades, campos de refugiados y otros lugares donde trabajamos, los equipos de promotoras de salud o de apoyo social conversan con las personas y buscan señales que apunten a una posible agresión sexual de acuerdo con los patrones violentos de cada contexto.

Un ejemplo claro es la selva del Darién, una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo, por la que cruzó más de medio millón de personas en 2023. De acuerdo con el testimonio de miles pacientes que atendimos allí durante tres años, sabemos que en el interior de la selva ocurren robos masivos en los que los criminales suelen ejercer distintas formas de violencia sexual contra migrantes. Entonces, en las estaciones migratorias los promotores, tras identificar a quienes habían sido víctimas de robo, añadían preguntas como ¿les han tocado sin consentimiento? ¿Ha sido revisada alguna de sus acompañantes? No nos quedamos exclusivamente con la primera historia, sino que eso nos da pistas para buscar más. Y, normalmente, un caso nos lleva al otro.

Admitir ser sobreviviente de violencia sexual es un ejercicio personal sumamente difícil. Entonces, es fundamental informarles sobre la importancia de recibir tratamiento en el menor tiempo posible para que tomen esa decisión de manera consciente.

Atención en las primeras 72 horas

Es clave que las personas sobrevivientes de violencia sexual reciban cuanto antes los tratamientos correspondientes para evitar afectaciones a largo plazo de tipo físico y psicológico. Hay algunos rangos de tiempo para tener en cuenta. Las primeras 72 horas después de un ataque son cruciales para reducir el riesgo de infección por VIH con medicamentos. La evidencia científica nos ha mostrado que, pasado este tiempo, la probabilidad de prevenirlo por medio del tratamiento es mínima.

Dentro de los primeros cinco días podemos ofrecer una pastilla anticonceptiva de emergencia para evitar un embarazo no deseado. Y luego tenemos hasta tres meses para dar tratamientos de profilaxis para infecciones de transmisión sexual como sífilis, gonorrea, clamidia, tricomoniasis, etcétera. Después de cinco días, hay que evaluar si hay alguna enfermedad de transmisión sexual en específico y tratarla directamente.

Confidencialidad

El secreto médico es parte fundamental de la ética médica, uno de los principios sobre los que se fundó nuestra organización. Toda la información que nos brinda un paciente, incluyendo a sobrevivientes de violencia sexual, es confidencial. Desde que llegan a nuestra consulta, se informa a los pacientes que su información solo será utilizada con fines médicos; esto permite que se sientan más cómodos y acepten el tratamiento. No sé si alguien accedería a tratarse sin esa garantía. Como organización médica no podemos nunca dar a terceros datos de un paciente sin su consentimiento. Luego, si la persona sobreviviente de violencia sexual decide interponer una denuncia y con ello permitir la revisión de su expediente por parte de la justicia, éste será entregado.

Nuestros equipos permanecen actualizados sobre los contextos legales en los lugares en que trabajamos y explican a los pacientes sobre otros derechos que tienen, como el acceso a servicios de protección y de justicia. Pero siempre es decisión de ellos acudir o no a la justicia. Nuestra labor es médica.

Por eso, insistimos en que es prioritario identificar a sobrevivientes de violencia sexual, brindarles atención en el menor tiempo posible y de manera confidencial. Esta necesidad es imperante en múltiples contextos migratorios y de conflicto en el mundo y debe ser atendida.

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