Madagascar: entre ciclones y crisis climática

Dos ciclones azotaron el sur de Madagascar y dejaron a miles de personas sin hogar ni atención médica. Nuestros equipos asisten a las comunidades afectadas en medio de una crisis agravada por el cambio climático.

Madagascar vuelve a ser golpeada por una temporada de ciclones devastadora. En el sur del país, los ciclones Honde y Jude azotaron con fuerza zonas ya vulnerables, dejando comunidades enteras sin viviendas, alimentos ni acceso a servicios de salud.

En regiones como Atsimo Andrefana, donde la población depende casi exclusivamente de la agricultura, los daños fueron especialmente duros. Desplegamos equipos de emergencia para asistir a las poblaciones más afectadas, en medio de un escenario agravado por el cambio climático.

«El ciclón Honde ha dado un vuelco total a nuestras vidas. Apenas un mes antes, en febrero, ya habíamos sufrido una tormenta. Debo admitir que el futuro se presenta muy difícil», confiesa Jean Biscotin, vecino de Behompy. Este fue uno de los municipios rurales más afectados de la región malgache de Atsimo Andrefana. «Lo que más me asusta ahora es la posibilidad de que vuelvan a azotarnos más ciclones».

Dos semanas después, la tormenta Jude arrasó el sur del país.

Ciclones consecutivos arrasan el sur de Madagascar

la tierra inundada en madagascar luego del paso de los ciclones
La tierra sigue inundada tras el paso del ciclón Honde. © Nomena Tiavina Rajerison/MSF

El ciclón Honde azotó las regiones meridionales de Androy, Anosy, Ihorombe, Menabe y Atsimo Andrefana, con vientos de 120 km/h y rachas de hasta 165 km/h. Dos semanas después, la tormenta Jude arrasó tres de estas regiones y dejó cerca de 200.000 damnificados, desplazó a más de 46.000 y causó 13 muertos.

Las inundaciones y los violentos vientos dañaron infraestructuras críticas y sumergieron miles de hectáreas de cultivos.

«No puedo ni describir lo difícil que es y lo mucho que estamos sufriendo. Hoy no nos queda nada: ni comida, ni cobijo», dice Nordine, un agricultor de Behompy, en el distrito de Tuléar II. «Los ciclones han devastado nuestras tierras. Las cosechas que deberíamos haber comido ahora han sido destruidas o arrastradas por las aguas. Nuestras casas han quedado arrasadas».

Como ella, muchas familias lo perdieron todo tras los dos fenómenos meteorológicos extremos.

Acceder a las comunidades: un desafío logístico extremo

En colaboración con las autoridades locales, organizamos la distribución de kits de higiene y menaje para apoyar a las familias de las víctimas. © Nomena Tiavina Rajerison/MSF

A principios de marzo, nuestros equipos se desplazaron al suroeste de la isla, donde el impacto de los ciclones fue particularmente grave. Allí trabajamos para responder a las necesidades urgentes y evaluar el alcance del impacto sanitario.

El 5 de marzo, iniciamos actividades en el distrito de Tuléar II, en un primer momento como respuesta al ciclón Honde. Más adelante, ampliamos nuestros esfuerzos tras el paso del ciclón Jude.

Tuléar II, situado en la región de Atsimo Andrefana, es una zona muy aislada que sufrió graves daños tanto por Honde como por Jude. La subida de las aguas y el bloqueo de las carreteras dificultaron aún más el acceso, lo que retrasó considerablemente la entrega de ayuda, sobre todo a las poblaciones costeras. Nuestros equipos de emergencia tardaron casi tres días en transportar suministros desde la capital, Antananarivo, hasta el distrito.

A medida que avanzaban hacia las zonas afectadas por el desastre, nuestros equipos fueron testigos directos de la devastación.

«El estado de las carreteras empeoraba a medida que avanzábamos. Cuatro días después del paso del ciclón Honde, muchas carreteras seguían inundadas u obstruidas, lo que dificultaba la entrega de ayuda y el acceso a las zonas más afectadas. Después de Jude, nuestros equipos tuvieron que esperar varios días antes de hacerse a la mar para intervenir a lo largo de la costa suroeste porque la carretera estaba cortada. Con los fuertes vientos, la travesía era imposible. Mientras que algunos de los municipios más afectados se encontraban a 30 km de Tuléar, lo que requería unos 30 minutos en barco. »

Narcisse Wega, jefe de misión de MSF en Madagascar.

Salud en riesgo: centros dañados y vacunaciones interrumpidas

un niño está siendo vacunado tras los ciclones en madagascar
Junto a las comunidades del suroeste de Madagascar, los equipos de MSF han realizado consultas médicas tras el ciclón Honde. Se instaló una clínica móvil en las comunas rurales de Belalanda y Behompy para dar apoyo y atención a las víctimas. © Nomena Tiavina Rajerison/MSF

Las consecuencias médicas de las inundaciones y la destrucción generalizada fueron crudas.

«Los ciclones dañaron el sistema de refrigeración solar que mantenía en funcionamiento la cadena de frío del distrito, lo que interrumpió las vacunaciones infantiles rutinarias y dejó a los niños en situación de riesgo. En Ankilimivony, una de las comunas más afectadas de Tuléar II, encontramos un centro de salud completamente destechado por los violentos vientos. Sin techo, era inutilizable. El personal sanitario local tuvo que utilizar sus propias casas para seguir atendiendo a los pacientes».

Narcisse Wega, jefe de misión de MSF en Madagascar.

En cuatro semanas de actividades:

  • Se instalaron ocho dispensarios móviles en siete de los municipios más afectados: Behompy, Belalanda, Miary, Betsinjaka, Anakao, Beheloka y Soalara Sud. A través de ellos, los equipos prestaron atención médica a 2.817 personas en coordinación con las autoridades locales.
  • Además, se distribuyeron alimentos y kits de higiene a 1.289 hogares. Cada familia recibió alimentos, jabón y una solución de purificación de agua.
  • Donamos suministros al distrito de salud de Tuléar II para garantizar el tratamiento de los casos de desnutrición aguda severa. Estos casos fueron identificados durante nuestras clínicas móviles.
  • También proporcionamos equipos para la rehabilitación del centro de salud de Ankilimivony, tras el paso del ciclón Jude.

Crisis climática: la amenaza que se repite cada año

Junto a las comunidades del suroeste de Madagascar, los equipos de MSF han realizado consultas médicas tras el ciclón Honde. Se instaló una clínica móvil en las comunas rurales de Belalanda y Behompy para dar apoyo y atención a las víctimas. © Nomena Tiavina Rajerison/MSF

Madagascar es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Cada año, de noviembre a abril, el país se enfrenta a una temporada de ciclones que debilita aún más a unas comunidades ya de por sí frágiles.

Situada en el océano Índico, la isla se ve afectada regularmente por fenómenos meteorológicos extremos, que se han intensificado debido al cambio climático.

Desde 2022, 12 tormentas tropicales y ciclones han azotado la isla durante la temporada de ciclones, afectando a más de dos millones de personas y causando importantes daños materiales.

En el sur de Madagascar, una región que ya sufre sequías recurrentes y un acceso limitado a las infraestructuras básicas, los ciclones perturban aún más un equilibrio ya frágil.

La mayoría de los habitantes de estas zonas rurales son agricultores, cuyos medios de subsistencia dependen en gran medida de las condiciones climáticas, lo que los hace especialmente vulnerables a las perturbaciones medioambientales. Esta vulnerabilidad también se ha observado en el distrito de Ikongo, en la región de Fitovinany, donde nuestros equipos operan desde 2022.

Una emergencia que se repite: responder y reconstruir una y otra vez

Hay que cargar alimentos terapéuticos en un helicóptero para trasladarlos a un remoto centro de salud en la costa este de Madagascar. Las deficientes infraestructuras y las fuertes lluvias empeoran el ya de por sí deficiente acceso de la población a la atención sanitaria y de MSF a los pacientes. Madagascar, 2023. © Mitsi Persani/MSF

Más allá de la emergencia inmediata, estos desastres sucesivos suscitan preocupación por la resiliencia de las comunidades ante el impacto del cambio climático en la salud y las condiciones de vida.

«Nos preocupa especialmente la creciente frecuencia de estos shocks climáticos. A este ritmo, a las comunidades les resulta cada vez más difícil recuperarse después de cada catástrofe».

Narcisse Wega, jefe de misión de MSF en Madagascar.

Desde principios de año, tras una estación de lluvias anormalmente seca, Madagascar se ha enfrentado ya a tres ciclones y múltiples episodios de lluvias torrenciales. Esto incluye las lluvias que provocaron las inundaciones en Antananarivo el 16 de febrero y el 22 de marzo, donde nuestros equipos distribuyeron kits de higiene y alimentos a las comunidades afectadas.

En Madagascar, nuestros equipos trabajan en estrecha colaboración con las autoridades locales para responder a emergencias epidemiológicas y desastres naturales. En 2022, nuestros equipos intervinieron tras los ciclones Batsirai y Emnati, inicialmente para apoyar a las comunidades afectadas y más tarde para tratar a personas con desnutrición. Hoy, seguimos trabajando en el distrito de Ikongo, prestando atención sanitaria básica y servicios pediátricos.

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