Tenemos que hacer esfuerzos drásticos por adoptar estrategias y tácticas que estén a la altura de los desafíos complejos que limitan el acceso de las personas a los medicamentos vitales. La comunidad internacional en su totalidad debe exigir un cambio, voluntad política y medidas concretas para garantizar el acceso.
Necesitamos un cambio hoy. Para eso debemos:
- Aprovechar el impulso global por el cambio
Debemos canalizar la atrocidad mundial actual respecto de los medicamentos costosos y las muertes innecesarias, construir alianzas con la creciente cantidad de personas que demandan un cambio y convertir los éxitos del pasado y las oportunidades actuales en un cambio sostenible y sistémico que garantice el acceso.
- Poner un fin a los mitos farmacéuticos sobre los precios elevados
Las corporaciones farmacéuticas deben ser transparentes y responsables en términos de la fijación de precios de sus productos, los costos de investigación y desarrollo (I+D) y los datos de investigación. Debemos enterrar de una vez por todas el falso discurso de que los medicamentos deben ser costosos.
- Detener el abuso de las patentes
La industria farmacéutica ya no debe recibir nuevas patentes infundadas sobre medicamentos existentes, lo cual extiende sus monopolios y retrasa el acceso a los medicamentos genéricos asequibles.
- Rechazar la comercialización de la investigación médica
El modelo económico detrás del desarrollo y la distribución de los medicamentos y de otras tecnologías esenciales de la salud debe cambiar. Las estrategias comerciales de maximización de las ganancias son totalmente inadecuadas para producir los medicamentos que las personas enfermas necesitan. Debemos explorar modelos económicos alternativos y sustentables que se enfoquen en las necesidades de las personas.
- Apoyar y proteger a los países que toman medidas para el acceso
Se debe permitir a los países (como la India, Tailandia, Brasil, Colombia o Malasia, entre otros) que desean ejercer su derecho legal de priorizar a las personas sobre las patentes que produzcan u obtengan versiones asequibles de medicamentos y vacunas vitales, sin que las corporaciones farmacéuticas ni otros países los intimiden.
- Demandar justicia, no caridad
Las corporaciones farmacéuticas y sus aliados en los gobiernos de países ricos no deberían poder decidir cómo y cuándo los medicamentos, vacunas y diagnósticos vitales están disponibles para las personas que los necesitan. Es una responsabilidad pública colectiva garantizar que el derecho de las personas a la salud y a un acceso equitativo sea una prioridad.
- Promover y organizar la investigación y desarrollo (I+D) como una responsabilidad colectiva
Se debe promover la innovación médica como un ‘contrato social’, un esfuerzo abierto y colectivo entre los sectores públicos y privados, en función de las necesidades de salud de las personas y no en función del potencial de rentabilidad. Se deben desarrollar herramientas de salud pública beneficiosas, no bienes de lujo.
Debemos incorporar la investigación y desarrollo (I+D) abierta y colaborativa al interés público. El conocimiento y los nuevos tratamientos tienen que ser compartidos y no privatizados. La investigación y desarrollo (I+D) médica debe tratar las necesidades de salud de las personas sin importar en qué país vivan, y debe enfocarse en las áreas prioritarias de preocupación de salud pública como la tuberculosis resistente a los medicamentos (TB-DR), la resistencia a los antibióticos, los brotes de enfermedades y las enfermedades olvidadas.