Dos años después del éxodo masivo de la población Rohingya de Myanmar, su futuro parece ser más incierto que nunca. Desarraigados de su tierra natal por una campaña de violencia dirigida por el ejército de Myanmar en agosto de 2017, alrededor de 700.000 refugiados de la etnia rohingya buscaron seguridad justo al otro lado de la frontera, en Bangladesh. Se unieron a miles de personas de la comunidad que, anteriormente, habían huido de episodios previos de violencia y abusos. En la actualidad, hay más de 912.000 Rohingya viviendo en Bangladesh, muchos de ellos en el sobrepoblado campo de refugiados de Kutupalong, que ahora es el asentamiento de refugiados más grande del mundo.
Si bien la escala y la velocidad de este movimiento de población no tenían precedentes, esta no fue la primera vez que los rohingya habían sido expulsados de Myanmar. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha brindado asistencia médica a esta población en Myanmar y Bangladesh durante décadas. Las dificultades a las que se enfrentan por los sucesivos ciclos de violencia y persecución han sido durante mucho tiempo una crisis poco reportada.
- 1977
Myanmar, un país que en ese entonces era conocido como Birmania, lanza la Operación Rey Dragón (Naga Min) en el estado de Rakhine. A la minoría étnica rohingya se le considera como «ilegal» después de ser despojada de su ciudadanía, dando inicio a un ciclo de desplazamiento forzado.
©MSF
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1977-1978
La Operación Rey Dragón incluye arrestos masivos, persecuciones y actos violentos horribles, y conduce a unos 200.000 Rohingya a cruzar la frontera hacia Bangladesh. El país vecino abre campos de refugiados, en los que MSF brinda asistencia médica. Pero en 1979, la mayoría de los rohingya fueron repatriados a Birmania. De los que quedan en Bangladesh, mueren unas 10.000 personas, la mayoría niños, tras el recorte de las raciones de alimentos.
©John Vink/MAPS
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1989
Después de una ofensiva militar que sigue a la represión de un levantamiento popular, Birmania pasa a llamarse Myanmar. El Consejo Estatal de Restauración de la Ley y el Orden, gobernante en aquel momento, aumenta su presencia militar en el estado de Rakhine, al norte, y los rohingya son sujetos a trabajos forzados, reubicación forzada, violaciones, ejecuciones sumarias y tortura. Unos 250.000 rohingya huyen a Bangladesh.
©John Vink/MAPS
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1991-1992
MSF brinda servicios médicos en nueve de los 20 campos de refugiados establecidos para los Rohingya en el suroeste de Bangladesh. La comida, el agua y el saneamiento en estos son inadecuados.
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1992
La escena en el campo de Dumdumia (en la imagen de arriba), en Cox’s Bazar, Bangladesh, muestra la falta de refugios adecuados.
©Liba Taylor
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1992
Los refugiados rohingya llegan a Bangladesh, trayendo solo lo que pueden llevar consigo. Los gobiernos de Bangladesh y Myanmar firman un acuerdo para repatriar a los refugiados, y los campos son cerrados para los recién llegados en la primavera. En otoño, comienza la repatriación forzada, a pesar de las protestas de la comunidad internacional. En los años siguientes, cientos de miles de Rohingyas son enviados de regreso a Myanmar, y a los nuevos refugiados que intentan hacer el viaje se les niega la entrada a Bangladesh.
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2003
De los 20 campos que se construyeron en Bangladesh a principios de la década del 90′, quedan dos: el de Nayapara cerca de Teknaf (arriba), y el de Kutupalong, cerca de Ukhia. Las condiciones de vida siguen siendo extremas: un estudio revela que el 58 por ciento de los niños y el 53 por ciento de los adultos padecen desnutrición crónica.
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2006
Alrededor del 79 por ciento de los refugios en los dos campos restantes en Bangladesh se inundan durante la temporada de lluvias. Las condiciones precarias contribuyen a la presencia de casos de diarrea, infecciones respiratorias y desnutrición. En el Centro de Alimentación Terapéutica que MSF gestiona en el campo improvisado cerca de Teknaf, el personal de MSF cuida a un promedio de 40 niños con desnutrición severa cada día.
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2009
MSF gestiona una instalación médica en el campo improvisado de Kutupalong en Bangladesh. Solo un pequeño porcentaje de los Rohingya que buscan refugio en Bangladesh son reconocidos oficialmente como refugiados. Los refugiados rohingya no reconocidos son vulnerables al acoso y la explotación.
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2016
La clínica de MSF en el campo improvisado de Kutupalong brinda atención médica integral a los refugiados rohingya y a la comunidad local en Bangladesh. Los ataques militantes de los rohingya del nueve de octubre, contra la policía fronteriza en el estado de Rakhine en Myanmar, desencadenaron represalias contra la comunidad rohingya, trayendo una nueva ola de refugiados a través de la frontera y una afluencia de pacientes a la clínica de MSF en noviembre y diciembre.
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2017
Una familia rohingya llega a la frontera con Bangladesh desde Myanmar. Después de los ataques de la milicia Rohingya contra varios puestos de la policía y el ejército en Myanmar el 25 de agosto, las fuerzas de seguridad del estado lanzan una campaña de violencia y terror contra la comunidad. Más de 530.000 rohingya son expulsados de Myanmar. El ciclo de desplazamiento masivo comienza nuevamente, esta vez en una escala sin precedentes.
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2017
Una familia rohingya recién llegada en su tienda (arriba) en el asentamiento de Unchiparang. La mayoría de los recién llegados se han mudado a asentamientos improvisados sin acceso adecuado a refugio, comida, agua limpia o letrinas.
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2017
Las instalaciones médicas en Bangladesh, incluidas las gestionadas por MSF, se ven rápidamente abrumadas. En septiembre, MSF pide que se escale inmediatamente la ayuda humanitaria a esta etnia en Bangladesh para evitar un desastre de salud pública. MSF también insta al gobierno de Myanmar a permitir que organizaciones humanitarias independientes accedan sin restricciones al norte del estado de Rakhine.
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2018
Un brote de difteria se desata en los campos de refugiados en Cox’s Bazar. Aunque la difteria está cubierta por los paquetes de vacunas más básicos, esta enfermedad infantil mortal se propaga rápidamente a través de los campos en Bangladesh, donde la mayoría de los niños no han sido inmunizados. MSF trata 6.442 casos de la enfermedad desde agosto de 2017 hasta junio de 2018.
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2018
La mayoría de los rohingya refugiados en Bangladesh han sufrido o presenciado violencia, han perdido familiares o amigos, o han sufrido persecución. Muchos dicen que les gustaría volver a casa, pero no hasta que se pueda garantizar su seguridad. Desde el comienzo de esta última crisis, MSF ha hecho de los servicios de salud mental una prioridad. Desde agosto de 2017 hasta septiembre de 2018, los equipos de MSF brindaron más de 16.000 consultas individuales de salud mental y 18.000 sesiones grupales de salud mental en Bangladesh.
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2019
Entre agosto de 2017 y febrero de 2019, los equipos de MSF brindaron más de un millón de consultas médicas a los refugiados Rohingya en Cox’s Bazar, Bangladesh. Nuestros equipos continúan tratando a decenas de miles de pacientes al mes. La emergencia se ha convertido en una crisis prolongada, sin fin a la vista.
En agosto de 2019, dos años después del último éxodo, más de 912.000 Rohingya en Bangladesh siguen viviendo en las mismas estructuras básicas de bambú que cuando llegaron por primera vez. Se enfrentan a restricciones de viaje y trabajo, y siguen dependiendo totalmente de la ayuda humanitaria. MSF continuará brindando atención a los Rohingya y abogando por mayores esfuerzos internacionales para garantizar que tengan la oportunidad de un futuro mejor.