Con el actual sistema de salud en Camboya al límite, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha puesto en marcha un proyecto piloto de detección activa de casos centrado en grupos de alto riesgo de contraer la tuberculosis.
«Camboya ocupa el segundo lugar del mundo en lo que se refiere a la prevalencia de TB, con 800 personas de cada 100.000 infectadas con TB activa,» afirma Jean Luc Lambert, Jefe de Misión en Camboya para Médicos Sin Fronteras.
Además, cada año se infectarán 60.000 personas aproximadamente. «El problema es que el sistema de salud existente sólo identificará a entre 25.000 y 30.000 personas, así que ya podéis ver el gran vacío al que nos enfrentamos,» declara.
La tuberculosis puede desarrollarse muy lentamente y una persona infectada puede no presentar ningún síntoma durante años. Cuando la enfermedad se convierte en activa y la persona infectada empieza a presentar síntomas, es probable que todavía pase algún tiempo antes de que sospeche que padece TB o decida acudir en busca de atención médica. Mientras tanto, dice Jean Luc, puede que contagies a tu familia y a cinco, diez, veinte o veinticinco personas más. Por esto es por lo que es tan importante desarrollar esta detección temprana y llevar a cabo actividades de detección de casos más agresivas, añade.
Para ello, Médicos Sin Fronteras decidió centrarse en grupos conocidos de alto riesgo tales como las personas mayores de 55 años.
«Sabemos que entre las personas de edad avanzada la prevalencia de la TB en Camboya es tres veces mayor que entre la población en general. Así que desarrollamos una detección sistemática entre todos los mayores de 55 años para poder identificar a tiempo a las personas infectadas e impedir así el contagio,» explica Jean Luc.
El proceso es bastante fácil pero requiere una logística especial. Kim Federici es la Gestora del Proyecto de Detección Activa de Casos en Tboung Khmum, una ciudad situada a 30 minutos fuera del radio donde Médicos Sin Fronteras efectúa sus operaciones principales en Kampong Cham.
«Tenemos dos trabajadores móviles que se desplazan a las comunidades y les explican en qué consiste la actividad, asegurándoles que no tiene coste alguno, contándoles cómo se va a llevar a cabo y cómo se trasladará a la gente y respondiendo a las preguntas que puedan tener,» explica Kim.
Una vez en el hospital, las personas mayores de 55 años de los pueblos se someten a rayos X del tórax y después pasan a ver al médico. Si el médico sospecha que puedan padecer TB les pide una muestra de esputos. «Es un proceso muy sencillo. Podemos atender a unas 100 personas en cuatro -cinco horas,» declara Kim.
En la aldea de Kien Romiet, Thea Tolus de 76 años espera a la enfermera de MSF a cargo del seguimiento de los pacientes, Hy Makara, que está pasando visita a los pacientes con TB identificados a través del programa de detección activa de casos.
«MSF vino a ver la aldea y el jefe de la misma pidió a la gente que fuese a ver al equipo de MSF encargado del ejercicio de detección,» cuenta Tolus. «Una mini furgoneta de MSF vino y se llevó al hospital a los que querían someterse al examen médico. Cuando llegué al hospital el médico me vio y tras el reconocimiento me confirmó que tenía TB.»
«No sabía que tenia TB, pero MSF lo sabía,» afirma.
De todas formas, aunque la respuesta a la Detección Activa de Casos, ha sido significativa en las aldeas, ha habido otros retos. «Llevar a cabo esta actividad en los pueblos es sencillo, pero nos cuesta mucho más en zonas urbanas porque tenemos que sacar a la gente de sus trabajos para que vengan a hacerse el examen. Esto probablemente constituye el mayor problema,» declara Kim Federici.
Así pues, para poder efectuar la detección activa de casos el personal de Médicos Sin Fronteras va de puesto en puesto recorriendo a pie el ajetreado mercado de Tboung Khmum, buscando a vendedores mayores de 55 años.
Aprovechan la oportunidad para hablar de la TB, explicar el programa de Detección Activa de Casos y repartir información sobre la campaña de detección de la TB esperando a que alguien que todavía no se haya examinado se anime y encuentre el tiempo para ello.
Pero a pesar de los retos, los números en relación a la Detección Activa de Casos hablan por sí solos sobre su potencial. «Con el sistema de salud actual, donde una persona desarrolla síntomas y va al hospital, tendríamos que examinar a 100 ó 150 personas para encontrar a una con TB,» reconoce Jean Luc Lambert. «Mediante la Detección Activa de Casos sólo hay que examinar a 40 personas para encontrar a una con TB.»
Médicos Sin Fronteras analizará ahora los datos para confirmar el éxito y la rentabilidad del programa piloto.
«Resumiremos los hallazgos para determinar si se trata de una herramienta efectiva,» aclara Kim. «Me gustaría que la Detección Activa de Casos siguiese, especialmente entre la población rural de Camboya. Me gustaría ver que se ampliase y llegase a otros pueblos; me gustaría ver que crece y se convierte en un programa normal destinado a las personas mayores. Si se pudiese seguir llevando a cabo entre la población que todavía no se ha sometido a los exámenes de detección de la TB se conseguiría reducir inmensamente esta enfermedad,» concluye Kim.