Búsqueda y rescate en el Mediterráneo, todo lo que cambió en un año

Los traficantes empezaron a enviar a los botes de noche para evitar ser detectados y capturados. Por eso, los rescates nocturnos se hicieron más frecuentes y muchas veces los equipos de MSF debieron asistir un bote tras otro hasta el amanecer. © K. McElvaney

Durante 2016, todavía sin rutas regulares y seguras para que solicitantes de asilo y migrantes transiten o logren huir de Libia, por lo menos 4.579 personas perdieron la vida arriesgándolo todo intentando llegar a Europa.

Esta nota salió publicada en el Reporte Internacional de Actividades y en el Reporte Anual de Médicos Sin Fronteras de la oficina para América del Sur de habla hispanaDescargar el reporte haciendo clic acá. 

Durante 2016, todavía sin rutas regulares y seguras para que solicitantes de asilo y migrantes transiten o logren huir de Libia, por lo menos 4.579 personas (según la OIM) perdieron la vida arriesgándolo todo intentando llegar a Europa . La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) estima que más de 181.400 personas lograron llegar a las relativamente seguras costas italianas, pero todos y cada uno de ellos lo hizo cargando una historia de gran sufrimiento. El 60% de los que llegaron a Italia fueron menores de 18 años, de los cuales el 88% viajaba solo.

La ardua travesía de las 30.600 personas rescatadas y asistidas por MSF comenzó en países tan diversos como Bangladesh, Nigeria, Guinea, Costa de Marfil, Chad, Gambia, Eritrea, Siria y otros países de Medio Oriente. Hombres, mujeres y niños huían de guerras, torturas, reclutamiento militar obligatorio, trabajos forzados, violaciones masivas a los derechos humanos, discriminación por su orientación sexual, violencia, persecuciones, extrema pobreza e indigencia.

Pero la respuesta de Europa siguió siendo la de la disuasión: en lugar de concentrarse en salvar vidas y proporcionar a quienes huyen de rutas seguras y regulares hacia la Unión Europea, las autoridades decidieron poner el foco sólo en los contrabandistas, y trasladar la responsabilidad a países alejados de las costas europeas. Esto hizo que los traficantes cambiaran sus tácticas y operaran de forma aún más peligrosa, causando más muertes.

En 2016 las actividades de búsqueda y rescate desarrolladas por MSF fueron nuevamente nada más que un parche, no una solución al problema. Pero fueron también lo que permitió salvar a miles de personas de una muerte casi segura en el mar. 

En la siguiente fotogalería repasamos las grandes diferencias de los rescates durante 2016 en comparación con 2015:

  • Los traficantes empezaron a enviar a los botes de noche para evitar ser detectados y capturados. En los rescates nocturnos muchas veces los equipos de MSF debieron asistir un bote tras otro hasta el amanecer. 
  • En 2016, los grandes barcos de madera que se veían en 2014 y 2015 fueron casi completamente reemplazados por baratos botes de goma, cada vez más sobrecargados.
  •  La baja calidad de los botes generó muchas tragedias. Debimos recuperar cuerpos del fondo de las lanchas, personas que murieron aplastadas bajo el peso del resto de los pasajeros o ahogadas por la mezcla tóxica de agua y combustible.
  • A diferencia de años anteriores, muy pocos hombres, mujeres y niños tenían chalecos salvavidas o incluso comida, agua o combustible suficientes.
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