El 58% de los migrantes centroamericanos atendidos por Médicos Sin Fronteras (MSF) en México ha sufrido uno o varios episodios de violencia a lo largo de su ruta, sobre todo robos, extorsiones y asaltos.
El 73% de ellos tiene la idea de llegar a Estados Unidos y la mayor parte, viaja en el tren de mercancías que atraviesa el país, conocido como La Bestia, según una encuesta de la organización médico-humanitaria elaborada entre julio de 2013 y febrero de este año entre la población atendida. Aproximadamente la mitad son hondureños, seguidos por guatemaltecos y salvadoreños
«En su tránsito, la población migrante está expuesta a situaciones de violencia como asaltos, robos, violencia sexual contra mujeres y menores, extorsiones y secuestros», denuncia Marc Bosch, coordinador de MSF en México. «Esta violencia tiene que ver básicamente con la presencia de organizaciones criminales a lo largo de la ruta», añade.
La violencia no solo es uno de los principales obstáculos que los migrantes hallan en su camino, sino que en muchos casos está en el origen de su decisión de migrar.
«Salí de mi país por amenazas de las pandillas. Yo no he salido por pobreza, sino por la seguridad de mi vida, y estoy pidiendo la condición de refugiado aquí en México», cuenta Miguel Ángel Reyes, un salvadoreño de 62 años.
El 42% de los migrantes atendidos por MSF provenientes de El Salvador y el 32% de los migrantes provenientes de Honduras expusieron algún motivo relacionado con la violencia como factor determinante para tomar la decisión de migrar. Se trata de una población vulnerable que necesita protección legal.
Además de la asistencia médica, que es lo que brinda MSF, es necesario articular otro tipo de respuestas, que pasan por buscar alternativas y medidas para garantizar la protección de la población migrante, expone Bosch. Hablamos de agilizar la concesión de visas humanitarias en México, lo cual reduciría la vulnerabilidad de la población en tránsito, así como garantizar la concesión del estatus de refugiado a través del debido proceso en México o Estados Unidos a la población migrante víctima de situaciones de violencia extrema en sus países de origen, propone.
Ambos mecanismos están ya contemplados en la legislación mexicana y los tratados internacionales, pero su aplicación en la práctica está lejos de cubrir las necesidades de la mayor parte de la población migrante afectada por la violencia, cuya prioridad es seguir adelante con el trayecto y en muchos casos alcanzar Estados Unidos.
Aunque el perfil predominante de los migrantes sigue siendo el de varón centroamericano de entre 18 y 25 años, MSF ha observado un aumento de mujeres, que suponen un 13% del total, y de menores (9%).
«A pie de vías, MSF hace intervenciones de salud primaria y salud mental, buscando tratar a los migrantes que han sido víctimas de violencia, con especial interés en los más vulnerables, en este caso menores, menores no acompañados y mujeres», explica Bosch.
MSF tiene proyectos en varios puntos del sur y el centro de México por los que pasan grandes flujos de población centroamericana, ya que en las rutas hacia el norte los migrantes se tienden a dispersar y es más difícil atenderlos. La encuesta fue elaborada a partir de 396 cuestionarios y se refiere a pacientes tratados en el centro y en el sur, por lo que las conclusiones no se pueden extrapolar al conjunto de la población migrante o a la situación en la frontera con Estados Unidos.
Médicos Sin Fronteras trabaja en México en el ámbito de la migración desde 2011, con la atención puesta en dar respuesta a la situación de violencia que sufren los centroamericanos en su tránsito por el país. En Ixtepec, la organización humanitaria tiene un consultorio y brinda atención psicológica. Los equipos de MSF también trabajan en Tierra Blanca y Huehuetoca (salud mental), y en Lechería y Bojay con clínicas móviles.
Durante el año 2013, los equipos realizaron 11.323 consultas médicas y de salud mental a la población migrante centroamericana en tránsito por México. 1.389 pacientes fueron atendidos por traumatismo y otros 837 fueron atendidos en las consultas individuales de salud mental.